Cuando terminó la campaña del 2012, parecía lógico pensar que Erasmo Ramírez tenía puesto fijo en la rotación de Seattle para este 2013.
Sus cifras no eran de impacto (1-3 y 3.36), pero se le vio lanzar con tanto dominio y madurez que dio la impresión que estaba seguro.
Nuestro entusiasmo subió cuando Seattle canjeó a los Ángeles a Jason Vargas, quien funcionaba como número dos en la rotación.
Félix Hernández siempre es primero, ahora Hisashi Iwakuma vendrá de segundo y Erasmo hasta podría colarse de tercero o de cuarto.
Esa fue la valoración que se hizo aquí, movida más por el deseo de verlo establecido, que como consecuencia de un análisis serio y objetivo.
Pero el propio Erasmo hizo una advertencia. “Yo no estoy fijo. Debo ir a pelear mi lugar. La batalla no es fácil. Ahí hay que luchar duro”.
El panorama comenzó a complicarse cuando Seattle adquirió a Joe Saunders desde Arizona, y luego, agregó a Jon Garland. Ahí se puso feo.
Y si se agrega que Blake Beaven sigue aferrado a su puesto y que Brandon Maurer al fin mostró madurez, la dificultad se incrementa.
Para remate, el contrato de Garland tiene una cláusula que dice que si no hace el equipo, es agente libre. Y en Seattle, no lo quieren perder.
Y mientras eso pasa Erasmo toleraba seis hits y cuatro carreras en dos innings ante Chicago. Esa no es una buena coincidencia en realidad.
Buena parte del periodismo de Seattle ya lo ubica en Tacoma (AAA), sin embargo la última palabra la tiene el mánager Eric Wedge, pero el panorama no es muy claro.
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