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“Como asistente de Cardenal viajé a muchos países, conocí otras culturas, poetas reconocidos mundialmente, museos históricos y aprendí sobre arte. Cuando ingresé a la carrera todo lo que salía en los libros yo ya lo conocía”.

Luz Marina Acosta

La belleza y calidez, el caudal y la sencillez de las personas de Río San Juan siempre han estado presentes en la vida de Luz Marina Acosta.

Elba Cristina Parrales


La belleza y calidez, el caudal y la sencillez de las personas de Río San Juan siempre han estado presentes en la vida de Luz Marina Acosta.

Está presente, por ejemplo, en su primer poema Estar con vos , en el cual recuerda sus vacaciones de infancia, una de sus épocas más felices.

En Río San Juan fue donde conoció, siendo una niña, a grandes poetas como Pablo Antonio Cuadra y José Coronel Urtecho, con quienes tuvo el honor de compartir con sus respectivas familias cada vez que llegaban al negocio de los padres de Acosta.

Recuerda cuando gustosamente asistía a las misas en Solentiname con el sacerdote y poeta Ernesto Cardenal. En aquel entonces, no imaginó que él formaría parte fundamental en su trabajo como promotora cultural, ni que siempre la alentaría para que siguiera escribiendo poesía.

Río San Juan también forma parte de su inspiración para pintar los raudales, la luz y la brisa que cae sobre las piedras. También estaría presente para hacer travesuras, como cuando en segundo año del bachillerato, en su natal Granada, con ayuda de una de sus compañera dibujó con tiza en toda la pizarra a la Inmaculada Concepción y a Rafaela Herrera, esto con el fin de no recibir clases. Logró su cometido, pues su profesora veía como herejía borrar tan excelente dibujo.

Desde siempre, Luz Marina Acosta ha tenido inclinación por el dibujo.

POETA

Asimismo, tuvo atracción por la música y el baile. Desde la edad de 6 años hasta que culminó el bachillerato bailó ballet. En León impartió clases por dos años en un estudio que formó cuando estaba en la Universidad. Aún siendo niña, aprendió a tocar el piano con una tía, pero por su metodología desmesurada terminó por repudiarlo.

“Luego aprendí a tocar acordeón. Recuerdo que una vez a mis papás se les olvidó mi cumpleaños y me encerré en mi cuarto con mi acordeón a cantarme el feliz cumpleaños. Hasta ese momento me felicitaron”, recuerda.

Pero tanto el acordeón como el ballet quedaron a un lado. Pese a que nunca tuvo la inquietud por escribir, fue adquiriendo el gusto por la poesía.

Recuerda que luego del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, en 1979, buscó al sacerdote Ernesto Cardenal para ver la posibilidad de ayudarle y trabajar en lo que se necesitara. Desde entonces es su asistente.

“Como lo acompañaba a talleres y proyectos culturales. Me empezó a interesar. Leí sobre poesía y el mundo de las letras y realicé mis primeros ensayos”, comenta.

Sus primeros escritos se los mostró al ya consagrado poeta y escritor Ernesto Cardenal y se sintió acuerpada y con entusiasmo para aprender y escribir más. “Me sentí realmente poeta”, confiesa.

Poco a poco fue ganando terreno y hoy por hoy es reconocida como una de las mejores poetas del país.

En los años noventa, ya en edad adulta, decidió estudiar Ciencias de la Cultura en la Universidad Centroamericana.

“Yo lo hice al revés. Como asistente de Cardenal viajé a muchos países, conocí otras culturas, poetas reconocidos mundialmente, museos históricos y aprendí sobre arte. Cuando ingresé a la carrera todo lo que salía en los libros yo ya lo conocía”, comparte Luz Marina Acosta, quien agrega que también la criticaron de pedante y presumida con sus compañeros porque ella siempre contaba sus experiencias.

No obstante, a pesar de escribir poesía, nunca ha publicado un libro. Asegura que el trabajo que realiza en el Centro Nicaragüense de Escritores desde hace 18 años, en el fondo editorial y publicar títulos de escritores nacionales “es para mí mejor que mil libros que hubiera escrito. Es una labor meritoria, porque disfruto ser promotora cultural y la promoción del arte nicaragüense”.

Ahora escribe más prosa que poesía. “Lo hago como una disciplina y escribo memorias, como por ejemplo: cómo se hizo el Cántico Cósmico de Ernesto Cardenal”.

“PINTORA EN CONSTRUCCIÓN”

Luz Marina Acosta dice vivir una nueva etapa en su vida como pintora, la cual sigue aprendiendo en técnicas y composición.   Pasión que fue adquiriendo poco a poco, consciente de que siempre ha tenido talento.

“Recuerdo una época en que vivía clandestina y alquilaba cuartos en Managua. Me hacía pasar por pintora y hacía cuadros”, afirma.

Esta nueva etapa dice que la vive desde el año 2006, cuando cambia domicilio y sufre del “nido vacío” porque sus hijos se han ido a vivir a otros países. Su esposo le fue regalando los materiales y metió la mesa a su habitación para que empezara a pintar.

“Pinto entre tres y cinco cuadros a la vez. Siempre trabajo en óleo. Descanso de uno y continúo con el otro. Me interesan mucho las sombras que produce la luz. Me encanta pintar movimientos de las cosas, más realismo”, comparte.

Cada lienzo blanco es un reto y cada cuadro vendido es un incentivo para continuar y realizar nuevos proyectos.

Afirma ser muy perfeccionista con sus pinturas, por eso cada cuadro lleva un proceso de mucho tiempo. Hasta que decide enmarcarlo es señal de que finalizó.

El próximo 12 de marzo parte de sus pinturas serán exhibidas en la exposición Mujer y Arte, junto con otras 25 pintoras. Se llevará a cabo en el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica.

“Me siento muy afortunada de compartir con otras pintoras la pasión por la pintura. Esto forma parte de nuestra expresión y arte”, finaliza.

Nosotras Chartla entrevista archivo

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