Arnulfo Agüero
Naturaleza apasionada de Rosario Ortiz de Chamorro, una muestra de sus pinturas fue exhibida recientemente en la sede de la Unesco, en Fontenoy París.
Su mundo de flores y frutas tropicales, que han evolucionado del clásico bodegón decorativo a un nuevo ambiente de realidades y sensualidades del paisaje interior, conformó el inventario de su paraíso visual.
Ortiz se inició en el dibujo de escalas grises formales y academistas, pasando por la pintura del bodegón clásico. Su apreciación artística la llevó a renovar el concepto plástico de naturaleza muerta, por “naturaleza viva”, concepto redefinido en una de sus críticas por el escritor Sergio Ramírez Mercado.
Su inventario del paraíso de flores silvestres y frutales reúne, orquídeas rojas en tronco, flores de avispa en dístico, flores de sacuanjoches, y en frutas, sus series de naranjas, mangos, zapotes, así como manzanas, ciruelas y peras.
Sus pinturas y dibujos en diversos cromatismos, soportes y formatos ahora cuelgan en las paredes de salones de arte de importantes museos de Europa, Estados Unidos y Centroamérica, incluyendo nuestro país.
Sobre sus pinturas el escritor Ramírez ha dicho que su arte “es carne que tienta, suntuosidad y sinuosidad, jugo vital y pulpa carnal, frutas tropicales y solares de llamarada”.
Para la pintora esta muestra de frutas y flores son parte de sus “naturalezas vivas”, sus temas favoritos. “Mi pintura invita a ver, no solo a Nicaragua, sino el planeta con los ojos del amor, haciendo de el un lugar que produzca y reproduzca vida”, expresa Ortiz.
Otra de sus razones, para continuar pintando estos temas que le siguen produciendo grandes satisfacciones artísticas y emotivas, es su admiración y respeto por el medioambiente y la paz, conceptos que van a la par de sus pinturas, llenas de color y sensualidad que anima a vivir en armonías.
Ver en la versión impresa las páginas: 6 B