La Iglesia católica está vigilante de la situación de derechos humanos de los nicaragüenses.
Para ello en cada una de las Diócesis hay Casas de Justicia y Paz.
El padre Elías Barrera expresó que a través de estas oficinas han detectado trabajo infantil como resultado de la pobreza existente y que impide que los niños acudan a las escuelas o mujeres que son víctimas de trata de personas.
Las zonas fronterizas es donde se considera que la población ve más afectados sus derechos.
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