Aunque hay muchísimas otras cosas que son más divertidas, estudiar es un deber inaplazable. En los años escolares nos estamos jugando el futuro pues en esta corta época decidimos lo que vamos a ser el resto de la vida. Se debe tener un motivo para estudiar. Y ese motivo deberá salir de uno mismo. Los premios y los castigos pueden ser eficaces, pero a la larga no son lo decisivo. Es una tontería perder el tiempo en clase. Si aprovecha ese rato, tendrá mucho adelantado. Si, por alguna razón, le dejan tiempo libre de estudio, adelante tareas. Puede que el profesor siga el libro: en ese caso tome notas de lo que dice, de aquello en lo que insiste. Si da apuntes, siga atento y tome nota en todo lo que pueda, con sentido común. Subraye aquello que repita, pues es lo que considera básico.
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