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El lugar más pequeño

Escribir sobre El lugar más pequeño (Tatiana Huezo, 2011) es pensar la vida. Pensar que es posible más allá del horror; como un temple, una fuerza que puede disminuirse pero no agotarse por completo. La vida renace, siempre. Parece ser imborrable. Incluso cuando una voluntad arrasadora trata de eliminarla.

 

Juan Pablo Gómez

Escribir sobre El lugar más pequeño (Tatiana Huezo, 2011) es pensar la vida. Pensar que es posible más allá del horror; como un temple, una fuerza que puede disminuirse pero no agotarse por completo. La vida renace, siempre. Parece ser imborrable. Incluso cuando una voluntad arrasadora trata de eliminarla.

Narrada por dos generaciones sobrevivientes de la guerra en El Salvador —padres e hijos—, El lugar más pequeño se distancia del documental clásico para narrar la pérdida y el retorno a Cinquera, un municipio salvadoreño prácticamente borrado por la embestida del ejército durante la guerra. La primera escena del documental nos conduce a sus efectos inmediatos, el “huesamental” de miembros de la guerrilla y del ejército que encuentran los sobrevivientes, complemento de la imagen del pueblo borrado, donde lo único en pie fue el campanario de la iglesia. La imagen principal aquí es el inicio de la vida. Quien da la pauta para pensarlo así es la voz que recordando dice: “ese fue el principio. Cuando venimos nosotros a repoblar”.

En las siguientes líneas deseo centrarme en dos aspectos de la película. El primero tiene que ver con la narración de la dimensión traumática y dolorosa de la guerra en Cinquera. El segundo trata de la resistencia y la fuerza; la capacidad de escapar a la muerte, sobrevivir, y refundar un pueblo que había prácticamente desaparecido.

Los testimonios

A partir de sus propios testimonios organizo la historia de los sobrevivientes en dos momentos. El primero corresponde a la larga vida marcada por la pobreza y el trabajo de una comunidad campesina de El Salvador, que subsiste de trabajar la tierra sin ser su propietaria. El segundo inicia en la década del 70 del siglo XX y, según los testimonios, queda marcado por la presencia de un nuevo sacerdote en el municipio. Podemos pensar que este sacerdote representa la presencia de la teología de la liberación en los pequeños lugares de El Salvador y Centroamérica. Prueba de ello es la manera en que lo recuerdan: hombre cercano a la comunidad, que en lenguaje del pueblo señalaba que el estado y la iglesia salvadoreña estaba patas arriba y que era necesario cambiar dicha situación.

El pasado

Los sobrevivientes que eran niños durante la guerra son sujetos de memoria que transmiten el pasado a sus hijos. En ese sentido, sus memorias son muy importantes porque representan el vínculo de la experiencia a una tercera generación que no vivió este pasado.

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Cultura El Salvador lugar repoblar archivo

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