Lucydalia Baca Castellón
Parecía un sueño, pero finalmente se hizo realidad. Tras dos generaciones de espera las rosquillas somoteñas de la familia Ortiz estaban a las puertas de los supermercados, antesala para cruzar las fronteras. Pero faltaba un detalle primordial, la bolsa para empacarlas.
“Las necesitábamos rápido y en Nicaragua en ese tiempo (2010) nadie hacía ese tipo de bolsas. Las comenzamos a comprar en Costa Rica, pero se pusieron muy caras. Ahora las compramos en Honduras”, detalla Flora Ortiz, propietaria de la empresa Delicias del Norte, cuyas rosquillas llegan a Europa y Estados Unidos empacadas en bolsas laminadas de polipropileno hechas en Honduras.
El problema del empaque es uno de los principales retos que enfrentan la mayoría de pequeñas y medianas empresas (pymes) que comercializan sus productos a nivel nacional e internacional, porque compiten con productos similares de la región que tienen un excelente empaque y etiquetado y en el país aún se tienen grandes deficiencias en este aspecto, explica el gerente general del Centro de Exportaciones e Inversiones (CEI), Roberto Brenes.
“Por asuntos culturales los productores todavía tienen alguna deficiencia a invertir en el empaque… nuestra meta es concienciar a los productores para que hagan la inversión necesaria, ya que la entrada de los productos al mercado nacional e internacional dependen en gran medida de la calidad del empaque. Un empaque adecuado puede hacer la diferencia”, afirma Brenes.
“En el país solo existe un proveedor de envases de vidrio con cierre twist off, que evita el derrame y garantiza la inocuidad de las mermeladas y encurtidos que producimos, es la empresa Provinco, cuenta Dominique Ruegsegger, gerente de Finca Santa Clara.
Provinco es parte del grupo guatemalteco Vical, que fabrica envases de vidrio y tapones. Ofrecen seis tamaños de envases y dos tipos de tapones, que se usan en dependencia de la técnica de llenado, explica Marjorie Briones, asistente de la gerencia general de la empresa.
Los precios de los envases con el tapón incluido varía entre 5 y 13 córdobas y se venden por cajas de 12, 24 o 48 unidades, a los que el cliente tiene que adherir la etiqueta.
[/doap_box][doap_box title=”En sacos hindúes” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]
[/doap_box][doap_box title=”El costo de importar empaques” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]
1.87 millones de dólares fue el precio de las importaciones de sacos de yute y bolsas de mercado.
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El gerente del CEI informa que Guatemala y Costa Rica son los principales proveedores de empaques de calidad, sin embargo, representantes de empresas que fabrican y distribuyen empaques de plástico, cartón y vidrio, niegan la falta de oferta. “Lo que no hay es conocimiento”, aseguran.
TODO EN PLÁSTICO Y CARTÓN
“No existen limitaciones, ofrecemos todo lo que la industria del empaque flexible puede ofrecer. Productos monocapas, coextruidos y laminados. También contamos con impresión fotográfica para las bolsas hasta en ocho colores y un departamento de arte y diseño que está a disposición de los clientes que no poseen imagen para desarrollarles el diseño de la etiqueta, que es un complemento importante del empaque”, detalla Sergio Sánchez, gerente de ventas de Plásticos Modernos.
Según Sánchez, en el mercado nacional del empaque flexible hay dos segmentos grandes que son: el popular, es decir la bolsa corriente en que se empaca cualquier producto, y el específico o industrial. En esa rama, la empresa fabrica bolsas para la industria láctea (coextruido), mataderos, camaroneras, embotelladores, panificadoras, para snacks (laminado), café molido, cereales, jabones, granos, frijol cocido y otros productos.
Para los mataderos y las camaroneras se fabrican bolsas de lainer, que llevan una bolsa de polietileno (de alta o baja intensidad), para que el producto no esté en contacto con la caja de cartón en que se exporta.
A partir del año pasado, cuando adquirió los activos de Plastinic, —en ese momento su competencia—, Plásticos Modernos es la mayor productora de plástico del país. Produce 650 toneladas mensuales, pero su capacidad instalada es de mil toneladas. Sus planes son expandir su oferta a la industria nacional que aún compra sus empaques flexibles en el exterior, señala Sánchez.
En el caso del empaque secundario, que es la caja de cartón, Empaques Santo Domingo produce aproximadamente 1.5 millones de cajas mensuales. Los clientes pueden escoger entre más de 900 modelos de los siguientes tipos de cajas que se ofertan: regular o normal de solapa (para dulces, leche, velas, galletas y otros productos); troquelada o de armado automático, y cuando se requiera la caja para exportar productos congelados, frutas, legumbres o vegetales, se le adiciona un recubrimiento de polímero para repeler la humedad, detalla Gustavo Pocasangre, gerente de planta de Empaques Santo Domingo.
FALTA TETRA PAK
Entre las carencias del mercado nacional está la falta de oferta de algunos empaques laminados y de tetra pak, que se usan para empacar leche blanca y saborizada que no necesita refrigeración. Jorge González, gerente general de Parmalat y Alfredo Lacayo, director ejecutivo de Centrolac, confirmaron que importan estos empaques desde México.
NO ES CUESTIÓN DE PRECIOS
Como Ortiz, muchas de las empresas que exportan sus productos compran los empaques en el exterior, alegando falta de oferta local, calidad y mejores precios.
Sin embargo, Sergio Sánchez, gerente de ventas de Plásticos Modernos, sostiene que “los precios dependen de las necesidades del cliente”; a las pymes tratan de satisfacerlas de acuerdo con su presupuesto. “Con la gran industria ya es un asunto de competencia con el resto de Centroamérica”, asegura.
En el mercado nacional el empaque flexible se vende por millar, en el resto de Centroamérica se vende en kilo. Su costo depende del tamaño, el grosor y la estructura del producto.
Pocasangre, en cambio, considera que difícilmente en el exterior puede haber precios más bajos, porque a nivel centroamericano se manejan rangos de precios. “En el caso de las cajas, el precio se rige por el precio internacional de la materia prima, que es el papel, no es un precio antojadizo”, enfatiza.
Efectivamente, muchas veces aunque el empaque se compre más barato en los países cercanos, por los volúmenes de compra, es necesario pagar los impuestos de introducción o tramitar la respectiva exoneración del producto. En el caso de bolsa plástica el pedido menor que aceptan las empresas hondureñas es de mil libras, reconoce Ortiz.
Para Pocasangre, en el caso de las pymes las “cosas se complican un poco” porque los bajos presupuestos que manejan, les impiden costear el precio de una caja. Estas también se venden por millar y su costo depende de la resistencia que requiere el producto que se va a empacar, y oscilan entre 50 centavos y un dólar. Se entregan impresas con la información que demandan los mercados.
Entre los clientes de Empaques Santo domingo figuran los mataderos, Nabisco, Parmalat, Industrias Fátima, Conipisos, Pinturas Modelo, Compañía Cervecera, Compañía Licorera, Incesa Standard y otras. Se estima que pese a las mejoras en la oferta local, al menos un ocho por ciento de las empresas nacionales continúan importando cajas de cartón.
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