La suavidad y la belleza de sus manos hablan bien de usted. Cabe señalar que sus cuidados especiales nunca están de más, ya que son agredidas por el sol, el frío, así como algunos productos como jabones y detergentes.
Para que estén muy suavecitas puede cocer una papa y cuando se haya enfriado, aplástela y añada dos cucharadas de leche fría y otras dos de miel. Haga una pasta homogénea y aplíquela, dejándola actuar unos quince minutos, y luego retírela con agua.
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