Aceptó una invitación de su excompañera de vida para celebrar el Día del Padre en el centro recreativo El Trapiche, pero en un bus de la ruta Iván-Tipitapa tres delincuentes lo asaltaron y uno de ellos le propinó un disparo mortal en el abdomen.
Silvio Enrique Gómez Narváez, de 30 años, falleció ayer en horas de la tarde al ser trasladado al hospital Yolanda Mayorga, ubicado en el municipio de Tipitapa.
Las autoridades de Tipitapa indicaron que el actuar de la comunidad en casos como estos es vital, así como la intervención policial.
El cadáver de Silvio Enrique Gómez Narváez, fue remitido al Instituto de Medicina Legal (IML) y hoy será la vela en la comunidad de Tisma, en Masaya.
Las honras fúnebres serán mañana.
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La adolescente y madre de uno de sus hijos, que acompañaba a Silvio, indicó que los tres ladrones lo despojaron de un teléfono celular y se bajaron de la unidad de transporte en una parada de buses en el barrio San Jorge, del municipio de Tipitapa.
“Silvio se dejó robar porque vio que andaban una pistola, pero después se asomó por la puerta para ver dónde huían los ladrones y uno de ellos se regresó para matarlo”, expresó A.P.A.L, de 17 años, quien convivió con la víctima por casi dos años.
DETENIDOS
Los pasajeros y pobladores del barrio San Jorge lograron capturar a los presuntos ladrones, quienes fueron remitidos a la Delegación Ocho de la Policía Nacional.
Jader José López, de 23 años, M.A.C.G, de 17 años, y Edwin Rafael García Oporta, de 18 años, están siendo investigados por la Policía y son acusados por los testigos como los autores del homicidio.
La Policía del Distrito Ocho investigará la verdadera edad de uno de los implicados en el caso y lo remitirá al Instituto de Medicina Legal (IML).
Silvio habitaba con una tía en el municipio de Tisma, en Masaya, y deja en la orfandad a dos niños, de ocho y un año de edad.
Mariana Narváez, madre del fallecido, lloraba desconsolada por la muerte del tercero de los nueve hijos que trajo al mundo.
“Tenía días de no ver a mi hijo, pero nunca pensé que lo volvería a tocar muerto”, expresó la señora Narváez, con visible dolor en su rostro.
Silvio trabajaba como cobrador en una unidad de transporte colectivo y todos sus amigos lo conocían como “La Vaisa”.
“No se metía con nadie, No creo que haya sido pasada de cuenta ni venganza. Él era un hombre trabajador, su vicio eran las mujeres”, comentó la madre del fallecido.
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