Por Doctora Carla Fjeld
Cualquier alimento hecho de trigo, arroz, cebada, avena, maíz u otro cereal es un producto de grano y hay dos tipos que son: enteros o “integrales” y refinados. Los granos enteros contienen el salvado, el germen y el endospermo. Ejemplos incluyen la harina de trigo integral, avena, harina de maíz integral, la cebada integral, el arroz integral y el bulgur. Los granos refinados han sido molidos, y en el proceso se le quita el salvado y el germen. Este proceso elimina la mayor parte de las vitaminas B, hierro, magnesio, selenio, y fibra dietética.
Algunos ejemplos de los granos refinados son harina blanca, pan blanco (aún cuando se llama “enriquecido”), y el arroz blanco. Comer granos enteros aporta beneficios para su salud porque son generalmente una buena fuente de fibra dietética. En cambio, aquellos refinados contienen poca fibra. La fibra dietética de cereales integrales, como parte de una dieta saludable, ayuda a reducir el colesterol en la sangre y puede reducir el riesgo de enfermedades del corazón. Alimentos que contienen fibra como cereales integrales ayudan a sentirse satisfecho con menos calorías y así puede ayudar a controlar el peso.
Los granos son también fuente importante de nutrientes como las vitaminas del complejo B (tiamina, riboflavina, niacina y ácido fólico) que desempeñan un papel clave en el metabolismo, y a formar las células rojas de la sangre. El hierro se utiliza para transportar oxígeno en la sangre. El magnesio es un mineral utilizado en la construcción de los huesos y liberar energía de los músculos.
El selenio es importante para un sistema inmunológico saludable. Los granos enteros no pueden ser identificados por el color de los alimentos. El pan puede ser de color marrón debido a la melaza u otros ingredientes, no necesariamente porque contiene granos enteros. Por eso es importante leer la etiqueta de los alimentos.
Restaurante Ola Verde
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