CORRESPONSAL/NUEVA SEGOVIA
Luego de dos meses de ocurrido el incendio forestal en San Fernando —localidad de Nueva Segovia— que se estima arrasó 6 mil 200 manzanas de bosques de pinos, los productores se declaran “manos arriba”: sin recursos para proteger bosques y sin apoyo del Estado para volver a regenerar esa zona que anteriormente había sido golpeada por el accionar del gorgojo descortezador, en el 2000.
- La Reserva Natural Serranía de Dipilto-Jalapa fue declarada como área protegida de interés nacional, con categoría de manejo “Reserva Natural” en noviembre de 1991. Se ubica en la zona central norte de Nicaragua, dentro de la cuenca binacional del río Coco.
Posee las crestas más elevadas y continuadas de Nicaragua. En sus zonas más altas se encuentran cascadas, cuevas y formaciones geológicas únicas, las cuales son refugio de felinos. La zona ocupada por la Reserva es también llamada el Macizo Segoviano, la formación geológica más antigua de Nicaragua, caracterizado por una composición geominerológica particular, con montañas de gran pendiente, llanos cuarzosos blancos y mesetas que se han visto rejuvenecidas por levantamientos posteriores.
La Reserva Natural Serranía de Dipilto y Jalapa comprende uno de los territorios más atractivos del país, caracterizado por paisajes montañosos de pinares y latifoliadas y agradable clima. La Reserva constituye también un potencial forestal e hidrológico de gran valor para los habitantes del departamento de Nueva Segovia en particular y el país en general.
Es necesario aprovechar de manera sostenida los recursos naturales que esta zona ofrece, asegurando la creación de riqueza y el disfrute por parte de las futuras generaciones.
10 millones de córdobas aproximadamente se calculan fueron las pérdidas en bosques de regeneración natural.
10 millones de córdobas se estima se necesitan para la recuperación del bosque joven (que quedó en pie), solo en San Fernando.
7 millones de kilogramos de mantillo (vegetación que cubría el suelo) del bosque natural afectados.
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- Algunas instituciones que pertenecen a la Comisión Departamental Forestal (Codefor) hicieron planteamientos serios alrededor del tema de incendios forestales en la zona de Nueva Segovia, que ya fueron presentados ante las instancias nacionales del Gobierno de Nicaragua.
Asimismo propusieron el fortalecimiento de la delegación del Marena de Nueva Segovia en medios, equipos, personal y recursos económicos, para dar mejor atención a las áreas protegidas y garantizar mayor equipamiento para las brigadas voluntarias.
Exigieron una reunión con dueños de bosque, regentes forestales y dueños de industria de estas áreas para analizar en conjunto esta situación y exigirles el cumplimiento de lo establecido en la legislación, ya que comprobaron que hubo poca prevención y poca participación de parte de ellos en las labores de control del incendio ocurrido en San Fernando el pasado primero de abril.
Finalmente los miembros de la Codefor demandaron de la Policía que proceda a investigar y sancionar a los responsables de este acto criminal.
No obstante, la autoridad se ha visto imposibilitada de proceder porque de acuerdo a la Ley necesita al menos tres testigos para acusar a alguien por los daños causados al bosque.
Un equipo policial de Managua investigó el hecho, pero no ha informado en cuanto a si hay detenidos ni de procesados.
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La zona donde ocurrió este incendio forma parte del área protegida Dipilto-Jalapa.
Para Alcides Centeno Medina, propietario de la finca forestal San Nicolás ubicada en el kilómetro 267 de la carretera Ocotal-Jalapa, los planes de prevención de incendios forestales no se habían articulado con las unidades ejecutoras, es decir, las fincas y si bien, las brigadas disponen de capacitación, no tienen más instrumentos que la bomba de mochila, capote, la pala, el machete y la piocha.
En su caso, producto del incendio, Centeno perdió 220 manzanas, de las 266 tiene. “Somos todos responsables, unos callamos, otros tienen la responsabilidad de hacer algo y no hacen lo que tienen que hacer. Las alcaldías juegan un papel importante y no han dado una explicación de qué fue lo que ocurrió. Los dueños de bosque, qué tanto evitamos que ocurriera, interesados en convertir el área en pastizales para las vacas o para la siembra de café, más bien aprovecharon el fuego”.
DESPROTEGIDOS
Silvia Castellanos, jefa de operaciones forestales de la Empresa Maderas Segovianas, dijo: “Llegamos a como nunca antes, a niveles de megaincendios” y en esta situación tuvo que ver las altas densidades de bosques, mucho material combustible y la falta de recursos económicos del productor que desde el 2006 se le está impidiendo manejar su finca (por encontrarse dentro de la zona protegida).
La Ley de veda aprobada en el 2006 prohíbe el manejo en las áreas protegidas y el productor no tiene recursos para las rondas, chapias, vigilancia, activación de los caminos de penetración y “cuando a los productores nos dan permisos de aprovechamiento percibimos ingresos, hay motivación, hay inversión, no queremos tener el bosque de adorno”, indicó.
Para Castellanos, el área protegida no está siendo manejada, y prácticamente no dejan trabajar desde que se aprobó el 21 de junio 2006 la Ley de Veda para 10 años, y aunque Nueva Segovia estaba fuera de ella, el artículo de la Ley que se refería a las prohibiciones en los 15 kilómetros de la frontera con Honduras, imposibilitaba aprovechar y manejar esas áreas.
Las cosas se empeoran, dice, cuando posteriormente emiten un decreto ministerial del Marena en el 2007, que reformó la Ley 217 y dice que la veda será indefinida en todas las áreas protegidas. “En principio fue inconsulto y segundo lugar, estoy de acuerdo que debemos de conservar y proteger, pero a diferencia de otras, por su categoría de Reserva Natural puede manejarse, con el apoyo mismo de los dueños de la propiedad.
“Todos los que estamos ahí nos sentimos desprotegidos en principio, no te dan ningún incentivo y aunque diga que le corresponde a Marena proteger y conservar con estos incendios no vimos nada semejante… nosotros (productores) no tenemos plata para prevenir y proteger, mucho menos para recuperar las áreas devastadas por el megaincendio reciente”, reiteró.
La Empresa Maderas Segovianas, instalada en Nueva Segovia como industria desde 1991, tiene un mil 200 hectáreas de bosques, al igual otras empresas que están instaladas en el territorio. “Nosotros pensamos a largo plazo, la actividad forestal es un rubro a largo plazo de 20 a 30 años, y todos los años realizamos las actividades de prevención con las rondas cortafuego, la chapia y la vigilancia permanente que implica de 10 mil a 12 mil dólares al año en prevención, generando empleo para unas 50 personas”, dijo.
LO QUE OCURRIÓ EL 1 DE ABRIL PASADO
Las altas temperaturas, la gran cantidad de combustible, la falta de manejo forestal, pero sobre todo la falta de recursos económicos para hacer las acciones que los productores dueños de bosques, las instituciones del Estado y las alcaldías debieron y deben hacer, son factores que se han juntado para superar la cantidad de bosques quemados en Nueva Segovia.
Las cifras superaron las máximas históricas casi en un ciento por ciento, constituyéndose el municipio de San Fernando, incrustado en el Área Protegida Reserva Natural de la Cordillera Dipilto-Jalapa, como el más afectado, con 6 mil 200 manzanas de bosques de regeneración natural, plantaciones jóvenes y en desarrollo totalmente quemadas por el fuego.
El 1 de abril, como a las 8:00 de la mañana, la Alcaldía de San Fernando recibió la alerta de un incendio forestal en la comunidad de Las Tapias, inmediatamente después se conoció que de manera simultánea había otros puntos de incidencia de fuego en los sectores Río Arriba , propiedad del señor Hugo Paredes, Reynaldo Sandoval, Fernando Ortez y Enoc Rodríguez,
DESGASTE ECONÓMICO
El alcalde de San Fernando, Melvin Ortez, quien estuvo día y noche con los brigadistas comunitarios en la labor de apagar el fuego, reveló que la emergencia le costó a la municipalidad un millón 700 mil córdobas.
Paralelamente, con las lluvias iniciaron los procesos erosivos por la pérdida de cobertura vegetal, que a su vez ha incrementado las amenazas y vulnerabilidad de derrumbes y daños serios en las vías de acceso y fuentes de agua.
El incendio se dio en la zona de recarga de los ríos de San Fernando y Santa Clara dejando los suelos en procesos de degradación y riesgos.
Ortez insistió en que por las condiciones en que se inició el fuego (diferentes puntos al mismo tiempo), hubo mano criminal, pero hasta el momento desconoce el avance de las investigaciones.
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