Por Saúl Martínez/Corresponsal/ Chinandega.- Al menos veinte jóvenes, que los vecinos de Corinto denominan “Los Petrobaldes”, esperan a diario los camiones cisternas que ingresan a la zona industrial (sitio de los muelles de 87 tanques con derivados del petróleo) para abrir las válvulas, cuyas tapas quedan colgadas y extraen el combustible restante.
El combustible es ofrecido a dueños de camiones, buses o taxis a precios bajos (entre 60 y 70 córdobas el galón).
Asimismo durante el ingreso de granos o la salida desde el principal puerto del país hacia el interior los robos se incrementan.
Los jóvenes corren y evaden las llantas, se cuelgan de las pipas, se sostienen casi en el aire mientras tiran de las válvulas para colocar el balde y extraer el botín.
Según los vecinos del barrio conocido como Base Naval y sector del desvío La Virgen, el grupo aprovecha esos sitios por los reductores de velocidad, también el alto y la breve pendiente del desvío La Virgen.
Sin embargo, el subcomisionado Gerardo Méndez, jefe interino de la unidad policial de Corinto, sostiene que los conductores se prestan al juego.
“Les hacen señas a los muchachos que llevan algún combustible en la manguera, en el trayecto completan el negocio; por ejemplo el galón de diesel o gasolina lo venden en 40 córdobas y el que lo extrae lo vende a 70 córdobas”, refirió el jefe policial.
MODUS OPERANDI
“Ramón”, un corinteño que omitió el apellido, dijo que los conductores bajan la velocidad de los pesados camiones para que los jóvenes y adolescentes extraigan residuos de combustible a cambio de marisco.
El reporte de los dos años anteriores es de dos muertos bajo las llantas de cabezales que halan cisternas, la última víctima fue José Mariano Láinez, de 22 años, quien además era inhalante de gasolina e integrante de los “Petrobaldes”.
Láinez murió asido de su balde a las 10: 25 a. m. del pasado 9 de mayo.
La familia de Láinez se cansó de llamarle la atención para que dejara ese sistema de vida junto al resto del grupo, pero hizo caso omiso a la sugerencia.
“Lo que ganaba de la venta del combustible lo jugaba en máquinas tragamonedas”, señaló Silvia Hernández, su madrastra.
El comandante Edwin Alemán, jefe de los bomberos de Corinto, dijo que la acción es conocida por autoridades del Instituto Nicaragüense de Energía (INE) y ya se expuso al Consejo de Seguridad de la Portuaria y a la Comisión de Seguridad para el Manejo de las Mercancías Peligrosas en Corinto.
“Esto nos ha provocado varios accidentes, estamos en la acción de contrarrestar esta actividad entre policías, bomberos, Fiscalía, Comisión Municipal de la Niñez y el Ministerio de la Familia”, dijo el jefe bombero.
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