Octubre de 1989. Vuelo 414. El avión número 727 de la línea aérea hondureña SAHSA se estrelló cuando se dirigía a Miami, Florida. En el accidente, 149 personas fallecieron. Y sólo 15 sobrevivieron, entre ellos Vivian Pellas, presidenta de Aproquen, y Carlos Pellas.
Ambos sufrieron quemaduras desde segundo hasta cuarto grados en los brazos, rostro y las piernas.
Todo parecía no dar tregua. Las súplicas tanto de la pareja que figura como una de las más millonarias de Nicaragua y de sus familiares no cesaban.
Este fue el inicio de una historia de terror que poco después se convirtió en una historia de amor en la que el único propósito ahora es “convertir lágrimas en sonrisas”.
A 20 exactos años de la Fundación Pro Niños Quemados de Nicaragua (Aproquen), su fundadora, Vivian Pellas, afirmó que esta obra la conduce Dios.
En este tiempo han atendido a 350,000 niños y han practicado 49,000 cirugías reconstructivas a niños quemados de todo el país, principalmente de la zona norte del país, de donde proviene la mayor cantidad de niños con quemaduras graves.
Aproquen es la única Unidad de Quemados que ofrece una atención integral a la niñez que sufre quemaduras graves en su cuerpo.
En 800 metros cuadrados decorados con juguetes para niños y con un personal integrado por 32 trabajadores de la salud es donde se garantiza una reconstrucción y rehabilitación especializada y gratuita a los niños quemados no solo de Nicaragua, sino de otros países como El Salvador y Guatemala.
¿Cuándo y por qué surge Aproquen?
Iniciamos las atenciones en 1991, en la Unidad de Quemados del Hospital Materno Infantil Fernando Vélez Paiz. Pero luego decidimos que teníamos que hacer una Unidad de Quemados privada para poder llegar a la excelencia y atender a los niños como nosotros queríamos hacerlo.
Mi esposo y yo tuvimos un accidente aéreo. Y estando muy mal, yo decidí que cuando caminara y bailara iba a hacerlo por los niños de Nicaragua. Esta fue la razón por la que pensé en impulsar un esfuerzo que beneficiara a la niñez nicaragüense.
Aproquen es una obra nicaragüense. Ahora estamos empezando a salir fuera de Nicaragua. Desde hace tres o cuatro años estamos regionalizándonos y estamos capacitando a todos nuestros homólogos en la materia desde República Dominicana y Centroamérica.
Su principal meta es convertir lágrimas en sonrisas. ¿A cuántos niños han ayudado en estos 20 años?
La familia entera de Aproquen está formada por 32 personas que laboran en la Unidad de Quemados, es un equipo multidisciplinario. Aproquen es la única organización del mundo que tiene un programa de atención integral, donde en 800 metros cuadrados se le brinda al paciente todo lo que necesita.
En 20 años hemos dado más 350,000 servicios de salud totalmente gratuitos y más de 29,000 cirugías. No solo atendemos en la Unidad de Quemados sino que atendemos a nivel nacional en jornadas médicas.
¿Cuáles fueron las barreras que han tenido que superar en todo este tiempo?
- Esta iniciativa humanitaria, según Vivian Pellas, presidenta de Aproquen fue porque Dios así lo quiso.
La Unidad de Quemados, en el Hospital Vivian Pellas, en Managua, fue inaugurada en abril del 2004, distribuida primeramente en un espacio de 800 metros cuadrados y en 2010 fue ampliado a 890 metros cuadrados.
Actualmente cuenta con un equipo interdisciplinario dedicado a la atención y manejo integral del niño quemado, según Vivian Pellas.
Desde su fundación han practicado 49,000 cirugías reconstructivas.
Detrás de cada sonrisa hay un gran esfuerzo enorme de los médicos, los colaboradores y los padres de familia, destacó Pellas.
En Aproquen, de acuerdo con Pellas, las sonrisas de los niños rehabilitados curan cualquier herida.
Pellas reiteró que los niños quemados, además de las cirugías, deben someterse a un proceso de rehabilitación que, dependiendo de cada caso, puede tomar varios años.
La rehabilitación es un proceso largo. Yo tengo varios años de terapia y cada semana tengo que darme terapias. Mi cara se golpeó en 62 partes, usé una máscara por dos años y medio. Tuve 28 cirugías y mi esposo tuvo como 10 cirugías, dijo Pellas.
Me decía mi madre (q. e. p. d) que cuando yo entraba al quirófano de día, se hacía de noche y luego de día y yo no salía del quirófano. Así que yo espero que lo único que me haga falta, por ahora, es la cirugía plástica, añadió Pellas.
Anoche Aproquen se vistió de gala y festejó sus 20 años de existencia, junto a sus colaboradores.
No obstante, Pellas dijo que este es el inicio de una nueva etapa de continuar convirtiendo lágrimas en sonrisas.
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Esto empezó de la nada. Al comienzo fue muy duro. Yo me enfermé muchas veces, pero cada año fuimos teniendo más ayuda, nos fuimos levantando y ahora estamos satisfechos de lo que Aproquen representa para la niñez de Nicaragua. Esta es una obra que no tiene tiempo definido. Todos trabajamos el tiempo que sea necesario. No hay horarios. El único objetivo es la atención y bienestar de los niños. Nuestra prioridad es atender al prójimo.
Muchas veces es muy difícil que las personas se comprometan a donar.
Primero recaudar el dinero. A no todo el mundo le gusta mucho donar. La atención del quemado es cara, pero a medida que pasa el tiempo la gente se ha ido abriendo a esta iniciativa.
¿Siente que lo que han hecho hasta el momento es suficiente?
Nosotros hemos hecho bastante porque atendemos a los niños quemados, a niños con deformaciones congénitas y adquiridas, atendemos a adultos por misiones en todo el país. Atendemos a niños con problemas de labio y paladar hendido de forma integral. Los niños de paladar hendido no es solamente cerrarles la abertura, sino que hay que darles terapia de lenguaje y garantizarles el tratamiento dental.
¿Eso es suficiente?
Definitivamente no hemos terminado. Tenemos personas muy nobles que nos permiten a Aproquen cumplir la misión de convertir lágrimas en sonrisas. Cada día más personas creen en esta obra. Aproquen se va a seguir extendiendo. Aproquen cada dos o tres meses es una nueva historia porque no dejamos de trabajar para superarnos cada día más. Pienso que esto es el inicio de una nueva etapa.
Actualmente tienen una Unidad de Quemados con atención nacional, pero ¿aparte de esto tienen otras metas en los territorios?
Atender a los quemados es muy caro. Aquí hay que ser prácticos y eficientes. Aquí tenemos una unidad de calidad mundial. La unidad de niños quemados que es totalmente gratuita. En esta unidad, que está en Managua, nosotros podemos atender a los niños y cubrir las necesidades a nivel nacional. También hemos atendido a niños de Guatemala y El Salvador. Lo que nosotros hacemos es que nuestro personal médico sale a misiones a nivel nacional. Salimos para ir a buscar a los pacientes en los territorios.
Nuestro equipo médico visita los diferentes pueblos y se imparten cursos sobre cómo atender a los niños quemados durante las primeras ocho horas. Ahora recibimos a niños de la RAAN (Región Autónoma Atlántico Norte), de la zona Norte y de todo el país.
Además tenemos una campaña que busca hacer conciencia entre los padres de familia para garantizar el cuido de los niños y así evitar que nuestros niños sufran quemaduras.
¿Ha visto casos de niños que le hayan trasladado al momento en que sufrió el accidente?
Sí. Hay momentos, por ejemplo hoy (el viernes) estuve con unas personalidades norteamericanas que visitaron la Unidad de Quemados y había una niña de un añito que tenía sus manitas totalmente quemadas, negras. Cuando la vi me recordó mucho a mis manos y las de mi esposo.
Cuando uno se quema es horrible verse porque el cuerpo te rechaza. Yo me miraba mis manos como cocodrilo. Cuando yo miraba mis manos, yo decía: Dios mío ¿qué es esto? Esto no es mi cuerpo. Aquí es donde vienen los traumas sicológicos.
¿La labor que desempeña desde Aproquen le han ayudado a superar esos traumas? ¿A curar esas heridas?
Las sonrisas curan las heridas. El quemado tienen un olor peculiar y cuando yo entro a la Unidad de Quemados, sobre todo a la del Vélez Paiz, yo siento ese olor e inmediatamente me traslada al momento en que yo estaba en cama y me sentía ese olor. Yo pasé en cama durante dos meses. En ese tiempo me enseñaron a caminar, a comer, a escribir y a todo.
Definitivamente hay que levantarse los más pronto posible de la cama porque si no te quedas en ella. La rehabilitación es lo que te saca adelante. Yo siempre creo que la moción es la loción. Cuando uno se mueve está aceitando su cuerpo, pero la persona que no se mueve se queda pegada. Las quemaduras requieren una rehabilitación constante.
En Aproquen se ofrece una atención integral de parte de ustedes y el personal médico. Pero ¿de qué manera se involucra al padre de familia también?
Nosotros tenemos un programa integral que es único en el mundo. Tenemos cirujanos plásticos, reconstructores, rehabilitadores, sicólogos, nutricionistas, enfermeras, cuidados intensivos, labio y paladar hendidos, terapia de lenguaje. Estamos completos gracias a Dios. Pero el padre de familia siempre tiene que estar al lado del niño.
A ellos también se les atiende en la casa albergue. Ahí se les da todo. En el día ellos pasan cuidando a su niño y en las noches se van a la casa albergue a descansar. También se les lleva a las terapias de rehabilitación, se les entrena sobre cómo rehabilitar al niño cuando se vaya a su casa. El niño quemado es muy delicado porque todo lo que se quema se encoje, por eso es importante que el niño cuando se vaya a su casa continúe con la rehabilitación porque si no, cuando regrese a la unidad, regresará tieso y encogido y de nada valió la operación. El padre de familia tiene que seguir haciéndole la rehabilitación del niño, por eso nosotros les damos seguimiento porque hay niños que pasan hasta dos años en rehabilitación.
¿Aproquen es un ejemplo a nivel mundial entonces?
Sí. Aproquen es nuestro orgullo. Fijate que uno de los sobrevivientes de aquel accidente, el señor Ramón Sánchez, supo de Aproquen y nos buscó. Nosotros le capacitamos a su personal y en Honduras ya tienen su Unidad de Quemados también.
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