14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Seres. Omar D´León. LA PRENSA/Archivo.

Cuando éramos niños

Cuando éramos niños los viejos tenían como treinta un charco era un océano la muerte lisa y llana no existía. Luego cuando muchachos los viejos eran gente de cuarenta un estanque era un océano la muerte solamente una palabra ya cuando nos casamos los ancianos estaban en los cincuenta un lago era un océano la […]

Cuando éramos niños

los viejos tenían como treinta

un charco era un océano

la muerte lisa y llana

no existía.

Luego cuando muchachos

los viejos eran gente de cuarenta

un estanque era un océano

la muerte solamente

una palabra

ya cuando nos casamos

los ancianos estaban en los cincuenta

un lago era un océano

la muerte era la muerte

de los otros.

Ahora veteranos

ya le dimos alcance a la verdad

el océano es por fin el océano

pero la muerte empieza a ser

la nuestra.

Como árboles

Quién hubiera dicho

que estos poemas de otros

iban a ser

míos

después de todo hay hombres que no fui

y sin embargo quise ser

si no por una vida al menos por un rato

o por un parpadeo

en cambio hay hombres que fui

y ya no soy ni puedo ser

y esto no siempre es un avance

a veces es una tristeza

hay deseos profundos y nonatos

que prolongué como coordenadas

hay fantasías que me prometí

y desgraciadamente no he cumplido

y otras que me cumplí sin prometérmelas

hay rostros de verdad

que alumbraron mis fábulas

rostros que no vi más pero siguieron

vigilándome desde

la letra en que los puse

hay fantasmas de carne, otros de hueso

también hay los de lumbre y corazón

o sea cuerpos en pena almas en júbilo

que vi o toqué o simplemente puse

a secar

a vivir

a gozar

a morirse

pero además está lo que advertí de lejos

yo también escuché una paloma

que era de otros diluvios

yo también destrocé un paraíso

que era de otras infancias

yo también gemí un sueño

que era de otros amores

así pues

desde este misterioso confín de la existencia

los otros me ampararon como árboles

con nidos o sin nidos

poco importa

no me dieron envidia sino frutos

esos otros están

aquí

sus poemas

son mentiras de a puño

son verdades piadosas

están aquí

rodeándome

juzgándome

con las pobres palabras que les di

hombres que miran tierra y cielo

a través de la niebla

o sin sus anteojos

también a mí me miran

con la pobre mirada que les di

son otros que están fuera de mi reino

claro

pero además

estoy en ellos

a veces tienen lo que nunca tuve

a veces aman lo que quise amar

a veces odian lo que estoy odiando

de pronto me parecen lejanos

tan remotos

que me dan vértigo y melancolía

y los veo minados por un duelo sin llanto

y otras veces en cambio

los presiento tan cerca

que miro por sus ojos

y toco por sus manos

y cuando odian me alegro de su rencor

y cuando aman me arrimo a su alegría

quién hubiera dicho

que estos poemas míos

iban a ser

de otros.

La Prensa Literaria

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí