Al menos 45 personas murieron como consecuencia de la violencia ayer en Irak, entre ellas 23 trabajadores de una minoría religiosa que fueron ejecutados cerca de Mosul (norte), mientras los soldados estadounidenses construyen polémicos muros de aislamiento en Bagdad.
En la región de Al-Nur, al este de Mosul, hombres armados tendieron una emboscada a un grupo de una minoría religiosa y mataron a 23 de ellos.
“Varios vehículos detuvieron a los minibuses y hombres armados hicieron bajar a los pasajeros, eligieron a los yazidi y los asesinaron al borde de la ruta”, precisó el general de la policía Mohamed el Wakaa.
Mientras, en Bagdad, 16 personas murieron y otras 95 quedaron heridas tras la explosión casi simultánea de dos cochesbomba cerca de una comisaría de Al Bayaa, en un barrio mixto al suroeste de la ciudad.
También en el suroeste de la capital, la explosión de otro cochebomba que estaba estacionado causó cinco muertos y 25 heridos. Además, cuando la policía llegó al lugar, explotó otro artefacto que mató a un agente e hirió a otros dos.
Estos nuevos atentados y la oleada de cochesbomba que el miércoles dejaron 190 muertos en la ciudad se producen pese al imponente dispositivo del plan de seguridad para Bagdad puesto en marcha el 14 de febrero por las tropas iraquíes y estadounidenses, que prevé el despliegue de 80,000 efectivos antes de julio.