- Su historia, su naturaleza y proyección turística son razones suficientes para atraer a miles de turistas que encuentran en este coloso una impresionante vista hacia Masaya, Granada y Managua. Los visitantes se ponen frente a frente con la magia de la naturaleza e imponente furia volcánica
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Corresponsal/ Masaya
Largas caminatas, ciclismo, campamentos nocturnos, paisajes hermosos y una aventura única es lo que ofrece la visita al Volcán Masaya, con una altura de 635 metros, un área de 54 Km2, más de 20 kilómetros de senderos y situado a 23 kilómetros al suroeste de Managua.
El Volcán Masaya también conocido como el Popogatepe, que en chorotega significa “Montaña que Arde”, es para sus visitantes un sitio enigmático que alberga grandes historias que van desde la época precolombina y la llegada de los conquistadores españoles hasta su actual explotación turística al ser declarado Parque Nacional el 24 de mayo de 1979.
Según datos históricos, en la época precolombina los aborígenes ubicados en las cercanías de este sitio realizaban rituales a orillas de la inmensa boca del volcán, pues creían que las erupciones significaban que los dioses estaban furiosos. Por lo que realizaban sacrificios humanos que consistían en lanzar a niños y doncellas a la lava incandescente, para congraciarse con las deidades y recibir sus bendiciones.
A la llegada de los conquistadores españoles el volcán “eternamente” activo fue bautizado como “La Boca del Infierno”. Posteriormente en el siglo XVI, con el fin de conjurar al demonio, los conquistadores, colocaron a la orilla del cráter la llamada Cruz de Bobadilla, en honor al Padre Francisco de Bobadilla.
Durante este tiempo el volcán fue visitado por varios españoles buscadores de oro, pues se creía que en su interior había grandes cantidades de esta piedra preciosa. Entre los excavadores sobresalieron Gonzalo Fernández de Oviedo, en 1529, y el Fraile de Castillo, en 1538, quienes fracasaron en su búsqueda.
Por su parte, Oviedo exploró la zona y escribió acerca de ella, concluyendo que para su visita el volcán había erupcionado al menos unas 19 veces.
Posteriormente en 1772 el volcán erupcionó y la lava avanzó como un río de fuego hasta el lugar conocido actualmente como Piedra Quemada.
En el año de 1852 se formó un nuevo cráter, quizás el más conocido, el Santiago, formado entre el Volcán Masaya y el de Nindirí. También en esa época se creó el cráter San Pedro, actualmente apagado.
Pese a la desolación que caracteriza algunas áreas del volcán, cubiertas de un paisaje pedregoso, es asombroso encontrar un sinfín de especies de plantas y animales que se han adaptado a un sitio tan inhóspito.
Oviedo destacó en una de sus crónicas sobre el Popogatepe: “Lo que allí hay es una sierra muy áspera de dobladas montañas, en la cual hay muchos tigres, leones y otros diversos animales”. Destacando la adaptación de estas especies al ambiente del volcán.
LEYENDA
Entre las muchas leyendas que encierra este imponente volcán sobresale la de una princesa muy bella, pero con un corazón lleno de maldad y odio. Ella gustaba de torturar a otras personas, por lo que un día un hechicero la convirtió en el volcán. Lo malo es que su furia continuó y ella encolerizada hizo erupción destruyendo todos los poblados cercanos al volcán. Así que un día el brujo decidió echarle un encantamiento que consistía en que cada vez que ella hiciera erupción alrededor del volcán brotarían hermosas flores.
Algunas comunidades indígenas del poblado de Monimbó comparten esta y otra leyendas con sus amigos y familiares, pues la vegetación que rodea al volcán es de inigualable belleza y fortaleza.
FLORA Y FAUNA
La flora y la fauna que ha habitado en los alrededores del volcán por muchos siglos y que aún lo bordea son únicas en la región del Pacífico.
Según el ecólogo Jaime Cárdenas Ortega, encargado del Parque Nacional Volcán Masaya, el área del parque presenta uno de los últimos reductos de Bosque Seco Tropical del Pacífico de Nicaragua, con más de 135 especies de plantas.
Aquí se ha identificado una comunidad de arbustos esparcidos de menos de tres metros de altura, con hierbas y gramíneas asentados sobre superficies planas de lava donde se han acumulado cenizas volcánicas y suelo.
Entre las especies que predominan están el nancite (Byrsonimia classifolia), la flor de sacuanjoche (Plumeria rubra), sardinillo (Tecota stans), poro-poro (Cochospermiun vitifolium) y como componente herbáceo predomina el zacate jaragua (Hyparremia rufa), entre otros.
Cárdenas señala que la diversidad vegetal de flores, en el área del Parque Nacional, abarca 10 especies de bromelias, 20 especies de orquídeas, 20 especies de poaceaes y 30 especies de leguminosas.
También enfatizó sobre el uso potencial de las plantas existentes en la zona. Donde se identifican 48 medicinales, 54 ornamentales, 58 maderables (leña, postes), 64 alimenticias (para humanos y animales), 12 para artesanías, 8 para fibras y 4 para colorantes.
Y en lo que respecta a la fauna en este sitio, con un clima típicamente seco-tropical, encontramos ambientes que albergan una gran cantidad y diversidad de mamíferos, aves y reptiles, que aprovechan el refugio ofrecido por árboles como el jiñocuabo (Bursera simaruba), tempisque, pochote (Bombacopsis quinata), y madero negro (Gliricidia sepium)
Entre las aves destacan una especie de loros verdes de la especie Aratinga holochlora (mejor conocidos como los chocoyos del volcán), que habitan en las paredes del cráter Santiago. Adaptándose a un ambiente de extremo calor y de irritantes gases que invaden su hábitat.
Muchos visitantes extranjeros y nacionales se asombran al observar a estos loros volar en bandadas bulliciosas entre los humos tóxicos, sin experimentar ninguna molestia y salir al atardecer fuera del cráter sólo para alimentarse de nancites y otras bayas de los bosques vecinos.
El encargado del Parque Nacional Volcán Masaya, que a su vez comprende la laguna de la ciudad, señaló que actualmente el depredador más importante que aún subsiste es el coyote.
“Manadas de estos carnívoros deambulan por las lavas y cavernas naturales, especialmente al amanecer. Se alimentan de pequeños mamíferos, entre los que figuran el conejo silvestre, el zorro cola pelada, la comadreja, el cusuco, las mofetas y algunos roedores”, afirmó Cárdenas Ortega.
La fauna del volcán es representada por aproximadamente 149 especies (83 especies de aves, 29 especies de mamíferos, 11 especies de peces, 21 especies de reptiles y 5 especies de anfibios) en las que sobresalen los murciélagos, que se encuentran en el interior de las cuevas, el mono cara blanca, la boa, el oso real, el perico, el ratón silvestre, la iguana verde, el venado cola blanca, el león, el sapo amarillo, entre otras.
PROYECCIÓN TURÍSTICA
El ecólogo Cárdenas dijo a LA PRENSA que la variedad de vegetación, animales y sitios espectaculares que se pueden observar en este lugar fue uno de los motivos por los que en el año de 1979 decidieron convertirlo en Parque Nacional junto con la reserva natural de la Laguna de Masaya.
Uno de los principales objetivos de declararlo Parque Nacional era establecer en el Volcán Masaya y la laguna de esta ciudad el decreto de área protegida (Decreto 14-99) que demanda: Conservar las áreas naturales y escénicas de importancia nacional con fines científicos, educativos, recreativos y turísticos; y mantener en estado natural las áreas representativas de las regiones, recursos naturales y especies del país para conservar la diversidad ecológica nacional.
Como también, brindar oportunidades de promover la investigación, la educación, la interpretación y la apreciación del público de un área en su estado natural o casi natural. Y finalmente impulsar el respeto por las especies de animales y plantas que habitan la zona.
Esta reserva natural es visitada por unas 300 personas a la semana entre turistas nacionales y extranjeros. Incrementándose en los meses de noviembre, diciembre y enero, según nos comentó Carlos García, técnico en áreas protegidas y empleado del Parque Nacional.
García enfatizó en los proyectos que esperan realizar en este 2007 como modernizar la infraestructura de los miradores, mejorar el camino de los senderos, hacer más accesible la visita a las cuevas y lo más importante ofrecer a los empresarios la posibilidad de construir un restaurante o sitios de comida rápida.
Con respecto a este tema la delegada del Instituto de Turismo (Intur) en Masaya se mostró muy interesada en apoyar el progreso del Parque Nacional. “Pienso que es sumamente importante colaborar con el mejoramiento de la infraestructura del volcán, pues esto vendrá a incrementar el número de visitas tanto de los nicaragüenses como de los extranjeros”.
“Espero si me toca seguir ejerciendo mi cargo poder formar parte de estos proyectos y verlos realizados, pues el Volcán Masaya es pura naturaleza. Exquisita naturaleza para los ojos de quienes vienen a formar parte de la historia de nuestro país”, expreso Daysi Madrigal, delegada del Intur.
En la actualidad el Volcán Masaya representa en el continente americano un sitio espectacular donde sus visitantes pueden observar la actividad del magma agitándose como un corazón que late y arde con pasión desde las entrañas de nuestro planeta, para dar vida a una imponente montaña que en cualquier momento puede despertar y mostrar su furia.