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Con el tiempo verán que ese hijo es una bendición

Querido padre Alberto: Le escribo desde mi desesperación, tengo un niño que ha nacido con retraso mental y mi suegra me culpa a mí por lo que ha sucedido, aunque murió al poco tiempo de nacido. Éste ha sido el único caso, pero mi suegra insiste en que yo tengo una tara familiar. Las cosas […]

Querido padre Alberto:

Le escribo desde mi desesperación, tengo un niño que ha nacido con retraso mental y mi suegra me culpa a mí por lo que ha sucedido,

aunque murió al poco tiempo de nacido. Éste ha sido el único caso, pero mi suegra insiste en que yo tengo una tara familiar.

Las cosas anduvieron mal desde el principio de mi embarazo, se supo desde los tres primeros meses que el bebé venía con un problema. Mi esposo, animado por su madre, me sugirió un aborto, al cual yo me negué, por supuesto.

En mi familia todos somos católicos y estamos en contra del aborto. En cambio mi suegra es una mujer sin sentimientos, a la que sólo le interesan el dinero y la vida social, de la cual es esclava.

Mi esposo y yo hemos tenido muchos problemas en nuestra vida matrimonial desde que nació nuestro hijo. Yo creo que él rechaza al niño, al igual que su madre, que ni siquiera ha querido conocerlo.

Estoy destrozada, éste es nuestro primer hijo, lo habíamos esperado con mucha ilusión. Estoy segura de que si no fuese por la actitud de mi suegra, mi esposo hubiese tolerado mejor la tragedia que tenemos con el niño.

Yo quisiera desaparecer con mi hijo, irme lejos de la influencia de esa mujer, que es un monstruo. Mi familia me apoya mucho y esto me hace más llevadera esta cruz que cargo.

¿Qué puedo hacer?

Marianela, con la cruz de mi hijo anormal

Estimada Marianela:

En nuestra comunidad latina, tenemos una tendencia a echarle la culpa a alguien —incluso a los antepasados— por cualquier problema o comportamiento inexplicable que surja en la vida de un familiar. Incluso decimos que esa persona “salió a fulanito o fulanita”, y no aceptamos fácilmente que las personas son como son y que cada uno es un ser único y especial. A mi parecer, este tipo de conclusión es resultado de nuestra frustración, cuando no sabemos enfrentar las dificultades que se presentan en la vida.

Tu suegra te está haciendo mucho daño emocional y ha puesto una carga sobre tus hombros que no te pertenece, ya que nadie tiene la culpa por el retraso de tu hijo. En esta vida quisiéramos controlar y cambiar muchas cosas, pero no podemos; sólo Dios sabe por qué tu hijo nació con esa condición.

No me gusta que les digan “anormal” a las personas. El decirle “anormal” a un niño (o cualquier persona) con una discapacidad mental, significa que todos nosotros que no sufrimos de lo mismo, pero sí tenemos todas las limitaciones del mundo, somos muy normales. Todos nos comportamos con muchas “anormalidades”, especialmente cuando somos tan inhumanos, maltratándonos y despreciando a personas como tu hijo con nuestras crueldades, palabras ignorantes y estupideces.

Creo que tu esposo debe asumir la realidad de que su hijo sufre un retraso mental y él es quien tiene que ponerle un freno a su madre. Tu esposo y tú son los padres de esa criatura, y deben luchar juntos por él. Si tu esposo no responde a la realidad de que ése es su hijo y que tienen que unirse para darle una vida digna y buena, me parece que él es quien va a necesitar mucha terapia emocional.

Nunca consideres a ese hijo una maldición; verás con el tiempo que es todo lo contrario, una bendición que les puede enseñar mucho y recibirán de él mucho amor.

Un abrazo,

Padre Alberto

Envíe sus cartas a:

[email protected]

Rev. Padre Alberto Cutié

Radio Paz 830 AM

PO BOX 421500

Miami, Fl 33142

www.padrealberto.com

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