- Sobreviviendo a errores y tobillo averiado
Edgard Tijerino M.
¿Qué hemos visto? Un equipo con una defensa agujereada que sin necesidad de inspirarse ha conseguido con la sencillez de Pitágoras resolviendo ecuaciones, ganar los dos primeros juegos “rasurando” la tan promocionada agresividad sin pausa de los Cardenales.
Ahí está Boston adelante con dos victorias al imponerse anoche 6 por 2, mientras la Serie Mundial se traslada a San Luis, envuelta en la expectativa de ver el resurgimiento de un equipo, que fue el mejor de todos los 30 en el transcurso de la temporada.
No es todavía una escena de caos absoluto para los Cardenales, pero es evidente que regresan a casa con sus pies tan hinchados que podrían solicitar autorización para jugar descalzos mañana.
Boston volvió a pegar primero, como lo hacía el fiero Carlos Monzón para imponer respeto lo más pronto posible. Súbitamente con dos outs y bases limpias en el cierre del primer inning, el abridor de San Luis, Matt Morris, prefirió bolear a los temibles Manny Ramírez y David Ortiz. Claro, había que tirarle strikes a Jason Varitek, y el receptor que ha construido una buena reputación por su bateo oportuno, colocó la píldora en lo profundo del right center para apuntarse un triple, limpiar las bases y facilitarle a los Medias Rojas ventaja de 2-0.
Schilling, ignorando la molestia de su tobillo, trabajó con brazo, corazón y cerebro los tres primeros episodios dibujando ceros, pero en el cuarto, el implacable Alberto Pujols le conectó un segundo doblete sin out, fabricando una excelente posibilidad para los Cardenales.
Una gran atrapada de Trot Nixon en la pradera derecha decapitando un peligrosísimo batazo de Scott Rolen, fue un gran soporte para Schilling, que ponchó a Jim Edmonds con Pujols en tercera en lo que pareció ser el out clave. Pero no fue así. Bill Mueller en tercera no pudo controlar un roletazo frontal aunque humeante de Reggie Sanders. Ese error, el segundo de tres cometidos por Mueller, metió el partido en una burbuja de suspenso 2-1.
El equipo que trata de sacudirse “la maldición” del Bambino, respondió de inmediato. Golpe a Kevin Millar y dobletes consecutivos de Mueller y Mark Bellhorn, movieron las cifras 4-1.
Con Schilling bañándose en las duchas después de un esforzado cero en el inicio del sexto, obviando errores consecutivos de Mueller y Bellhorn, los Medias Rojas continuaron su agresión, ahora contra Cal Eldred, con cuatro cohetes, uno abridor de Nixon, y después de dos outs, la arremetida de Johnny Damon, Orlando Cabrera y Manny Ramírez para otras dos carreras y agrandar la diferencia 6 por 1.
Sangrando, los Cardenales se levantaron ligeramente de la lona en el octavo con su segunda y última carrera, producto de una base a Rentería por Mike Timlin, el tercer hit de Pujols y fly de sacrificio de Scott Rolen. Pero eso fue todo. Muchos no se percataron de esa carrera.
“Todavía hay mucho que discutir”, dijo Tony LaRussa, y podría ser cierto, pero ¿qué es lo previsible actualmente en las mayores?
Frente a los Yanquis, los Medias Rojas nos enseñaron cómo se puede cargar una sentencia de muerte en el bolsillo, y sobrevivir a base de agallas y clase.
¿Podrán lograrlo los Cardenales?
ANULADOS
Albert Pujols, Scott Rolen y Jim Edmonds no han sido el soporte ofensivo que todos imaginaban para el pitcheo de San Luis.
Pujols, Rolen y Edmonds apenas acumulan cuatro hits en 23 turnos, sin jonrones y limitados a una empujada.
De esta forma los Cardenales no pueden pelear frente a la inspirada batería de los Medias Rojas.
La serie se traslada a San Luis para los juegos 4, 5 y 6, si es necesario.
El cuarto juego es mañana. Pedro Martínez intentará de poner a Boston a un paso del título, mientras que Jeff Suplan busca el primer éxito de San Luis.