Edgard Rodríguez [email protected]
Nunca antes, un Juego de Estrellas pudo haber resultado tan atractivo para los aficionados como en esta ocasión. Pero como siempre ocurre, el tiempo tomó fuera de base a nuestros dirigentes y tal asunto no se contempló.
¿Dígame usted si no se sentiría tentado de ir al estadio para ver en un mismo juego a big leaguers como Marvin Benard y Oswaldo Mairena, más figuras de la envergadura de Juan Muñoz, Jimmy González y Nemesio Porras?
Incluso no habría que descartar que Vicente Padilla lanzara un inning ahí mismo para ir entrando en calor, mientras viaja a Clearwater, Florida, en los primeros días de febrero. Sería un asunto de carácter especial y podría hacerlo.
Es más, el propio Denis Martínez, quien está siendo esperado por los Tiburones, no resistiría esa idea de lanzar si llegara a darse el juego.
La semana pasada, corrió el rumor que habría Juego de Estrellas el próximo sábado 25 de enero, pero de acuerdo a Noel Urcuyo Báez, secretario ejecutivo de Feniba, no se ha vuelto a tratar el tema en las reuniones de directivos.
En las Grandes Ligas, los Juegos de Estrellas surgieron en 1933, por una iniciativa del periodista Arch Ward, del Chicago Tribune, como una forma de atraer a los aficionados que se habían alejado del juego tras la época de la Gran Depresión en 1929.
En nuestro medio, los aficionados siguen distantes de los parques, excepto el día que llega el Bóer, que ha revitalizado su atractivo con la presencia de Benard.