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La relación Alemán – Bolaños, del disimulo a las trompadas

En los primeros cien días de gobierno ha quedado claro que dentro del PLC, o se está con el diputado Alemán o con el presidente Bolaños, las diferencias entre ambos son irreconciliables. Roberto Orozco B. [email protected] Los primeros cien días de la gestión del presidente Enrique Bolaños han constituido el período de un marcado deterioro […]

  • En los primeros cien días de gobierno ha quedado claro que dentro del PLC, o se está con el diputado Alemán o con el presidente Bolaños, las diferencias entre ambos son irreconciliables.

Roberto Orozco B. [email protected]

Los primeros cien días de la gestión del presidente Enrique Bolaños han constituido el período de un marcado deterioro de la relación entre el mandatario y el titular de la Asamblea Nacional, Arnoldo Alemán, cuyas tensiones han afectado a las mismas estructuras del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y la coordinación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.

Así lo demuestran los hechos. Uno de los más sentidos es la división interna de las estructuras del PLC, donde no se ha demarcado una línea, sino que se ha levantado una muralla que hoy divide a los fieles de Alemán y a la cada vez más beligerante corriente que apoya al presidente Bolaños y su gestión.

Otro hecho obvio, quizás en segundo lugar, es que en cien días la Asamblea Nacional haya aprobado sólo un proyecto de ley del paquete de seis que Bolaños envió al Parlamento para su aprobación urgente. Se trata de la Ley de Reforma y Adición al Código Penal, aprobada a principios de marzo, pero vetada por el presidente el 25 del mismo mes por haberse aprobado con “algunos errores”.

Las diferencias entre Bolaños y Alemán fueron el secreto mejor guardado de la Administración anterior, de la que el primero fue vicepresidente, pero resultaron evidentes un día después que Bolaños fue electo presidente de la República, cuando públicamente reconoció que “no le gustaría” que Alemán fuera presidente de la Asamblea Nacional.

Esto cambiaría el rumbo de la política interna del PLC, pues Alemán estaba empeñado en lograr la presidencia del Legislativo, más aún cuando se conoció que el PLC había derrotado a su contrincante FSLN con el alto margen del 14 por ciento de los votos por encima de los obtenidos por los sandinistas.

EMPIEZAN A QUITARSE LOS GUANTES

Un hecho que auguró la profundización de la crisis en estas relaciones, ocurrió el 9 de enero, cuando se eligió la Junta Directiva del Parlamento y se impuso la voluntad de Alemán, cuando los 48 diputados leales al todavía presidente de la República, eligieron a Oscar Moncada como “titular temporal” de la Asamblea Nacional.

Moncada se encargó de terminar de develar las intenciones de Alemán cuando admitió públicamente que “con gusto le guardaba la silla”. Algo que sucedió algunos días después.

Para muchos, ésta fue la primera derrota política de Enrique Bolaños frente Alemán. Sin embargo, esto era apenas el inicio de “tempestades” por venir, tal como el propio Alemán se encargaría después de augurar.

Enrique Bolaños fue electo presidente de la República como candidato del PLC, y, además, había sido electo como candidato presidencial del PLC bajo fuertes influencias de Arnoldo Alemán. Este hecho provocaría un sismo político en el PLC, cuando Bolaños alzó su voz en el podium para afirmar con aplomo que su gobierno “rompería con el pasado”, habría una renovación moral y vencería los vicios que históricamente afligen a nuestra sociedad: la corrupción, la perversión en el uso del poder y el caudillismo.

Los políticos interpretaron, sin duda, que eso significaba un distanciamiento claro del nuevo gobierno con Alemán. Muchos se atrevieron a decir que lo rígido del rostro del presidente saliente, ese 10 de enero, día de la toma de posesión de Bolaños, resumía un claro desacuerdo con el discurso del nuevo presidente.

PRIMER RECLAMO PÚBLICO

Pero aún la crisis no explotaba. Sin embargo, un 23 de enero, durante su comparecencia en su acostumbrado programa radial, Alemán arremete contra los funcionarios del gobierno de Bolaños, a quienes acusa de despedir a liberales que habían “colaborado de corazón” con la campaña electoral del PLC.

En ese discurso, Alemán hace su primer reclamo directo a Bolaños, a quien directamente llamó “oligarca”. A los ministros les recuerda la “ley del gallinero” y, por vez primera, usa el término “arnoldista” para definir a sus seguidores y a quienes supuestamente los nuevos ministros despedían durante los primeros días de gobierno Bolaños.

Para entonces, la tensión ya había subido de tono y comenzaba a afectar la coordinación de los poderes Ejecutivo-Legislativo, algo que la comunidad internacional demandaba para la bienandanza de la gobernabilidad en nuestro país.

El 31 de enero, Bolaños comparece ante el plenario de la Asamblea Nacional y pide a los diputados que aprueben de urgencia los proyectos de Ley de Servicio Civil y Ley de Reforma y Adición al Código Penal. Además, les anuncia un paquete de otras cuatro leyes que son de interés para el Ejecutivo: Ley de Probidad de los Servidores Públicos del Estado, Ley de Participación Educativa, Ley General de Salud y Ley de Carrera Administrativa.

Ocho días después, el diputado Arnoldo Alemán —ya en ese momento presidente de la Asamblea Nacional— “engaveta temporalmente” las dos primeras leyes. Ambas fueron pasadas a comisión para su dictamen en 15 días, y luego la discusión en el plenario.

Sólo la reforma al Código Penal mal cumplió el proceso, lo que contravenía la disposición de Bolaños.

LAS TROMPADAS

Aunque Bolaños en alguna ocasión dijo que jamás lo verían agarrarse a trompadas con Arnoldo Alemán, como, según él, muchos deseaban, la realidad es que los últimos acontecimientos tienen a ambos líderes en esa situación, al menos en el plano figurativo.

El punto cúspide de la tensión Bolaños-Alemán, ocurrió el sábado 2 de marzo, durante una marcha de apoyo al titular del Parlamento, convocada por sus allegados.

Alemán pronuncia su discurso más virulento contra Bolaños y sus ministros, a quienes llama “ingratos y traidores, peores que asesinos y ladrones”.

Con ello, ya era evidente el distanciamiento entre ambos. Alemán auguró en esa ocasión que vendrían fuertes vientos y hasta tempestades. Para entonces seguramente se refería al resultado de la investigación del fraude en perjuicio del Estado con el caso del Canal 6, que por esa fecha ya había comenzado. Esa investigación y el proceso que ha iniciado marcó en definitiva la ruptura entre ambos líderes, y ahora no queda espacio para especulaciones cuando los “arnoldistas” preparan para fin de mes una “gran marcha de apoyo a su líder”, que pretende demostrar a Bolaños quién tiene verdaderamente el apoyo popular.

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