- Debate entre gobierno y analistas toma auge
Mayra PertossiAP
BUENOS AIRES.- Aunque el presidente Eduardo Duhalde ha asegurado en incontables ocasiones que Argentina festejará en julio el fin de la recesión, los economistas creen que sus palabras son más una expresión de deseo que un dato de la realidad.
Días atrás, Duhalde dijo con un fuerte convencimiento que el 9 de julio próximo los argentinos no sólo festejarían un nuevo aniversario de la declaración de independencia nacional, sino también la salida de la crisis económica que ya lleva casi cuatro años.
Y hasta sostuvo que “a quienes no lo crean, no los invitaré a la fiesta”.
Sin embargo, para los economistas faltan mucho más de cuatro meses para los festejos.
“Todavía no se ve ninguna señal en los indicadores industriales, incluso en las exportaciones”, dijo el economista José Luis Blanco. “No hay ningún indicio de recuperación de la industria en los próximos meses”.
Según datos oficiales, casi el 44% de la población nacional vive en la pobreza en tanto que el desempleo rondaría el 22%, unos 3.3 millones de trabajadores.
Por su parte, durante enero los precios minoristas subieron 2,3%, la actividad de la construcción —que emplea gran cantidad de mano de obra—, cayó 44,2%, la producción industrial se desmoronó un 18%, la recaudación de impuestos se precipitó 20,3% y desde la liberación del cambio el peso se ha depreciado casi diariamente.
“Los actuales números económicos están en un récord histórico… todavía no pasó lo peor, la economía está en caída libre, hay una parálisis total”, dijo el economista Juan Manuel Jorrat.
Para el analista Pedro Rabasa, de Scotiabank Quilmes, deben cumplirse varios requisitos para que la economía comience a reactivarse en julio.
“La política tributaria debería ser clara, debe alcanzarse un acuerdo con el Fondo Monetario, frenar el temor de la gente a que el dólar seguirá subiendo eternamente y eliminar el corralito (limitaciones al retiro de dinero depositado en bancos), con la seguridad de que la gente no va a salir corriendo a comprar dólares”, dijo Rabasa a la AP.
“Es cierto que el gobierno está delineando una solución, pero no va a llegar tan pronto”, agregó.
Argentina necesita desesperadamente la asistencia del FMI para salir de crisis económica y paliar los efectos de la devaluación del peso. También precisa ayuda para reestructurar el sistema financiero y comenzar a renegociar los pagos de su deuda de 141,000 millones de dólares, que suspendió en diciembre.
Pero el jefe de la misión del FMI en Argentina, Anoop Singh —quien desde la semana pasada analiza los números del país— advirtió sobre el peligro de un desborde inflacionario, criticó la proliferación de bonos provinciales y pidió más recortes en el gasto para considerar una ayuda al país.
“Gran parte del éxito depende del acuerdo con el Fondo —porque es el Fondo el que pide se cumplan un montón de requisitos que garanticen el crecimiento— y ese acuerdo no va estar ni en marzo ni en abril”, dijo Rabasa.