- El líder católico considera que el Día de Lucha contra el Sida debió celebrarse con una marcha de dignidad por respeto a los enfermos y no como se hizo
Carol MunguíaCorresponsal/[email protected]
Pese a que Chinandega fue “distinguida” como sede de la celebración nacional de la lucha contra el VIH-SIDA, se registró un acto insípido al que ni siquiera asistió la ministra de Salud, licenciada Mariángeles Argüello.
En la Plaza “Salomón Ibarra Mayorga” se encontraban concentrados cuatro bandas musicales de colegios de primaria y secundaria para participar en el carnaval, que tendría como objetivo llamar a la población a protegerse de la letal enfermedad, que cobra más víctimas en el departamento.
No obstante, ni el representante de la Organización Panamericana de la Salud, ni el organismo Nimethuanzin tuvieron palabras de conscientización para el grupo de jóvenes en edades de riesgo. Simplemente fueron espectadores del carnaval.
FUERTES CRÍTICAS
“Para mí que hubiese sido mejor una marcha de dignidad por respeto a los enfermos”, dijo el cura párroco de la iglesia Santa Ana, monseñor Guillermo Berríos, al protestar por el desorden de la actividad, la cual, según su apreciación, invitaba a la promiscuidad.
“Primero las carrozas no llevaban mensajes de sensibilidad ni a los infectados ni a sus familias, sino que en alguna de ellas, se abusó de la libertad y repartían condones vencidos que inducen a practicar el placer, expresó en la homilía del domingo el padre Berríos.
Algunos de los pobladores que opinaron sobre la actividad, dijeron a noticieros locales que siendo que Chinandega tiene en sus registros más de 126 enfermos y otra cantidad de seropositivos, los planes del Ministerio de Salud deberían ser más serios y dirigidos por gente responsable.
“Para mí que se debería pedir ayuda a los maestros, visitar los colegios, aprovechar el compromiso de los sacerdotes de Chinandega que desde el púlpito nos sumamos a la campaña de información para lograr sensibilizar a la gente sobre el problema que nos amenaza”, opinó el religioso.
El padre Berríos participó en la planificación de la jornada, y aseguró que desde el nombre de la campaña es poco serio, y que el carnaval dejó mucho qué desear pese a la convocatoria juvenil que llenó la plaza municipal.