- Múltiples peregrinaciones de distintos puntos de la geografía nacional se volcaron ayer a participar en la fiesta religiosa más importante del Occidente del país: la Lavada de la Plata, donde los fieles limpian los más de 200 objetos sagrados que pertenecen a la imagen
Carol MunguíaCORRESPONSAL/[email protected]
Desde hace nueve días una gran cantidad de caminantes de las parroquias de Chinandega se concentraron para rendir alabanzas a la milenaria imagen de la Virgen de Concepción del Trono, convertida oficialmente en la Patrona de Nicaragua.
La devoción que se le procesa a la milagrosa imagen data desde hace 400 años. Es quizás el símbolo religioso más antiguo del país, y a sus fiestas concurren delegaciones religiosas de toda Centroamérica y de nicaragüenses que viven ahora en el extranjero.
La Camerata Bach y grupos folclóricos nacionales auspiciados por el Ministerio de Turismo animaron la víspera de la celebración. En la madrugada, filarmónicos de León, Chinandega y El Viejo se dieron cita para cantar “Las mañanitas” a la Virgen, actividad que antecede a las celebraciones religiosas, una a las seis de la mañana en el Santuario Nacional y Basílica Menor, y la oficiada por el Obispo de la Diócesis de Occidente, monseñor Bosco Vivas Robelo.
Los fieles seguidamente limpian los más de 200 objetos sagrados que pertenecen a la imagen y ofrendan su humilde contribución en la limpieza, atenciones a los peregrinos y pagan promesas en el templo.
LAVAR LAS IMPUREZAS DEL CORAZÓN
“Cómo me gustaría que al contemplar la pureza de la Virgen, que al mirarnos en ese espejo de justicia, no nos conformemos con asistir a lavar la plata, el incensario, el candelabro, la gaveta o el Cáliz… María nos pide que limpiemos de impureza nuestro corazón y nuestra vida, dijo en la homilía el sacerdote jesuita Raúl Henríquez, cura párroco de la Iglesia Xalteva de Granada, quien compartió reflexiones con los centenares de peregrinos.
NO ES UNA FIESTA FLOCLÓRICA
Para el cura párroco del Santuario Nacional, monseñor Rodrigo Urbina Vivas, la fiesta de la Lavada de la Plata es la más importante de todo Occidente, y en ese sentido lamentó que se confunda como una actividad folclórica.
La fiesta de la Lavada de la Plata, las griterías menor y mayor, es propiedad de los católicos, y de ninguna manera se puede admitir que es una fiesta que nos representa folclóricamente, sino que es una carta de presentación ante el mundo de que Nicaragua es un pueblo mariano y creyente, comentó.
La Purísima no es una fiesta terrenal, es un don que Dios nos ha regalado a todos los católicos y especialmente a nosotros, los nicaragüenses, expresó el religioso.
La repartición de golosinas y ahora productos comestibles es una característica de la caridad y la generosidad de los nicaragüenses. Compartir lo poco o mucho que tenemos, son obras de misericordia que dice mucho del pueblo devoto y mariano de León y Chinandega.
La caridad es un patrimonio católico que se refleja en los novenarios de la Virgen, la Lavada de la Plata, la Gritería y la del propio día de precepto. Se empuja a practicar la providencia con los más necesitados, y dentro de la pobreza que se vive en el país, se aprovecha estos días para compartir con aquellos que lo necesitan.