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Sólo comparten pobreza Honduras y Nicaragua

La inseguridad está afectando mucho a los hondureños, algunas empresas maquiladoras están cerrando operaciones, y unos 47 mil jóvenes están organizados en pandillas. Las poblaciones de los dos países se lamentan por lo mismo: el desempleo; mientras, los empresarios quieren que caigan de una vez las restricciones para operar en un mercado más amplio Douglas […]

  • La inseguridad está afectando mucho a los hondureños, algunas empresas maquiladoras están cerrando operaciones, y unos 47 mil jóvenes están organizados en pandillas. Las poblaciones de los dos países se lamentan por lo mismo: el desempleo; mientras, los empresarios quieren que caigan de una vez las restricciones para operar en un mercado más amplio

Douglas Carcache [email protected]

TEGUCIGALPA.- Cruzar de Nicaragua hacia Honduras, por cualquiera de los puestos fronterizos, tarda menos de quince minutos, y basta la cédula de identidad, pero a pesar del sistema de “paso fácil” las poblaciones aledañas a la guardarraya, en ambos países, tienen cada vez menos que compartir para su sobrevivencia.

Hasta el año 2000, cientos de nicaragüenses emigraban por temporadas a la zona cafetalera de Honduras, para trabajar como peones, mientras los hondureños venían a comerciar a Nicaragua con mercancías variadas, desde naranjas hasta alimentos industrializados.

En los dos países se percibe la crisis económica, por razones externas como la caída de los precios del café, y por otras circunstancias internas. Una de las principales fuentes de empleo en Honduras, las maquiladoras, tiene problemas. Han cerrado 18 empresas y despedido a 13 mil empleados.

Pero la pobreza va más allá, porque hay 16 mil jubilados que reciben pensiones de 250 lempiras (16 dólares) por mes y han pedido apoyo a las cámaras empresariales para presionar por una mejora en sus ingresos.

SALEN INVERSIONES

La inseguridad está afectando mucho a los hondureños, comentó Juliette Handal, presidenta del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), quien no descarta que algunas empresas de maquila se hayan trasladado a Nicaragua, considerando que aquí tienen ventajas.

Los registros policiales indican que al menos 47 mil jóvenes hondureños están organizados en pandillas, y en Tegucigalpa son temidas las pandillas “18” y “13”. A diferencia de Nicaragua, donde suelen ponerse nombres grotescos como “Los Come Muertos”, en Honduras se identifican por números, sin dejar las alusiones diabólicas porque la 18 es la “tres veces seis”.

Un médico norteamericano, John Quinn, fue asesinado por delincuentes en Puerto Cortés hace una semana. Otro norteamericano, Thomas Giblin, también había sido asesinado dos semanas antes en la misma ciudad.

Además de la inseguridad, que ha tratado de ser frenada por el Ejército que ahora patrulla las calles, la empresa privada hondureña todavía está débil por el golpe que le propinó el huracán Mitch en octubre de 1998, al arrasar con las plantaciones bananeras, la ganadería y las granjas de camarón.

“Nos estamos recuperando y todavía tenemos muchas quiebras de instituciones financieras, a las únicas áreas que les ha ido bien es a las de maquilas, donde ha habido bastante inversión, pero con la recesión de los Estados Unidos también hay problemas”, explicó Adolfo Facussé, presidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI).

POBLACION DESINTERESADA

Si uno pregunta a los transeúntes en las calles de Tegucigalpa, qué piensan del problema territorial con Nicaragua, se muestran un poco desconcertados, como si lo desconocen o no les interesa, y concluyen haciendo chistes o recordando amistades nicaragüenses.

“A la gente de aquí no le interesa, ni siquiera lo toman como un problema porque hay muchos problemas internos en Honduras como para preocuparse de algo que se nota como artificial”, confirmó Cristiana Nufio, presidenta del Colegio Hondureño de Economistas.

El mayor problema de la población hondureña es el desempleo, como sucede en Nicaragua. Nufio piensa que “a ninguno de los dos países nos está beneficiando esta situación, y posiblemente está favoreciendo a terceros países que no tienen nada que ver con la situación de nuestros pueblos”.

Honduras ha dejado de vender más de cien millones de dólares en productos en a Nicaragua desde que surgió la diferencia por la delimitación territorial, según el COHEP, aunque otros empresarios estiman que la pérdida resultará mayor cuando cuantifiquen la cuota de un mercado que les costó conseguir.

Tras perder el mercado nicaragüense, muchas empresas e industrias hondureñas han tenido que reducir operaciones, despedir empleados y buscar otros compradores, que no son tan rentables como el más cercano, dijo Juliette Handal.

EMPRESARIOS RESIENTEN

La integración de Centroamérica, acordada por los presidentes de la región desde los años 60, sólo se ha expresado en el comercio libre, una relación obstruida después que Honduras ratificó el Tratado Ramírez López, en noviembre de 1999, que le quita a Nicaragua 130 mil kilómetros cuadrados de su mar territorial.

El gobierno nicaragüense reaccionó imponiéndole un gravamen del 35 por ciento a las importaciones desde Honduras y Colombia, lo que hasta hoy ha puesto en crisis ese proceso de integración que, tras el comercio libre, avanzaría eliminando restricciones para los “ciudadanos centroamericanos”, como se califica al viajero en el formulario migratorio de los puestos fronterizos.

Los empresarios de Honduras resienten el impuesto que les aplica Nicaragua, debido al diferendo limítrofe. “Eso no lo pueden hacer los países por las reglas de comercio internacional, si nos van a poner un impuesto no pueden ser discriminatorios, tiene que ser para las importaciones de todo el mundo”, comentó Adolfo Facussé.

Añadió que “si Nicaragua ya está ventilando ese problema (limítrofe) en la Corte de l La Haya, la presión (el impuesto) no es con base en la ley, sino por la presión que quiere ejercer Nicaragua haciéndole un daño a los empresarios de un país hermano”.

Mientras Nicaragua y Honduras esperan que la Corte Internacional de Justicia emita el veredicto definitivo sobre la frontera, Honduras y El Salvador han avanzado en la integración, después de superar algunos problemas comerciales.

Facussé afirma que ya funcionan bien las aduanas conjuntas con El Salvador, y los transportistas hacen un sólo tramite en un tiempo menor.

A El Salvador también le permitieron abrir aduanas en Puerto Cortés, en el Caribe hondureño, para que la carga pase con un solo trámite, al bajar del barco, sin detenerse después en la frontera.

Sin embargo, en Honduras existen obstáculos a la inversión y “hay mucha injusticia social, que es de donde nacen todos los problemas”, dijo la presidenta del COHEP.

LOS MAS POBRES

Nicaragua y Honduras son los países que muestran los indicadores más bajos en las áreas social y económica, según estudios en poder del Colegio Hondureño de Economistas. “No tendríamos por qué tener diferendos, sino aunar esfuerzos para ver cómo, de manera conjunta, vamos superando la pobreza”, comentó Cristiana Nufio.

ALARGAN VISION

“No puede ser que uno pueda comerciar más fácilmente con Estados Unidos que entre nosotros (los países del istmo)”, se lamentó Antonio Tavel, el presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Tegucigalpa.

Él está convencido de que la planificación económica de la región centroamericana la deben hacer los empresarios, porque los gobiernos sólo piensan en plazos cortos, cuatro o cinco años, que es lo que duran sus gobiernos.

“¿Cuántos puertos necesita Centroamérica en el Mar Caribe? —se preguntó— .Tal vez dos, pero en el Golfo de Honduras están el puerto de Belice, el de Guatemala y Puerto Cortés de Honduras, a 40 kilómetros de distancia el uno del otro… No tiene sentido tener tres puertos en esa zona”, explicó.

Los empresarios sólo piensan en ganar dinero. “Claro —responde Tavel—, pero ganamos dinero en la medida en que la gente sea más rica, en que los países son menos pobres y cualquier cosa que favorece el desarrollo de los países es buena para los empresarios y así lo deberíamos entender”.

Igual que en Nicaragua, en Honduras también existen planes de hacer un canal seco interoceánico, sólo que de acuerdo con El Salvador.

“Un tío mío anda proponiendo la construcción de un canal seco —dijo Adolfo Facussé—, una carretera con muchas vías de tránsito rápido, para ir del Atlántico al Pacífico, un proyecto enfocado con visión centroamericana que una a Puerto Cortés con el Puerto de Cutuco en El Salvador.

Los economistas colegiados de Honduras proponen que Honduras y Nicaragua hagan planes de superación de largo plazo, porque “no podemos vivir con lo que propone el presidente (de la República) a cuatro o cinco años, ya que los problemas no se resuelven en períodos cortos”, dijo Cristiana Nufio.

Explica que los centroamericanos “necesitamos abrir caminos a un plazo largo, sabiendo a dónde debemos ir, independientemente de gobernantes y partidos políticos”.

El ex presidente hondureño Rafael Leonardo Callejas, sostiene que “entre más amplia es la economía de una nación, en este caso la economía centroamericana, mejor serían las condiciones de los pueblos, pero nos cuesta entender y dejar a un lado ese nacionalismo mal entendido, que debe abrir el corazón y el sentimiento a una Centroamérica única”.

Según el COHEP, la Unión Europea, Canadá y China están muy interesados en hacer negocios con Centroamérica, pero si esta región se une.

Centroamérica está perdiendo “una oportunidad extraordinaria” para su unión”, afirmó el ex presidente de Honduras Rafael Leonardo Callejas. “Estamos en crisis todos los países (del istmo), hay problemas económicos graves, y en la medida en que uno es más débil, más se magnifican los problemas”, comentó.

SIN NACIONALISMO

Los empresarios hondureños, en el contexto del problema limítrofe, tienen una posición clara: “La misión nuestra es centroamericanista, no andamos con posiciones nacionalistas en cuestión del interés de la región —dijo Adolfo Facussé—. Puerto Cortés es el mayor puerto que sirve a Nicaragua para el ingreso (de mercancías); a nosotros nos conviene el mayor uso del puerto y a Nicaragua también le evita un gasto enorme”.

LOS PRIMEROS EN SALTAR

– “Yo soy directamente el culpable de que se haya abolido el Servicio Militar Obligatorio en Honduras”, enfatizó el industrial Adolfo Facussé, cuando LA PRENSA lo entrevistó en sus oficinas de Tegucigalpa.

– Se mostró muy interesado en transmitir que los empresarios hondureños no permitirán ningún conflicto militar entre su país y Nicaragua.

– “Yo fui el presidente del Frente Cívico —explicó— que se formó con la empresa privada y cientos de organizaciones de civiles, y en parte dirigí las luchas en contra de los militares de Honduras”.

– Recuerda que fue “una gran lucha en contra de los militares, y al fin logramos ponerlos bajo el mando de los civiles, se les quitó la policía que ahora es civil”.

– Según Facussé, continúa el proceso de la sociedad civil hondureña para “quitarle poder y fuerza a los militares”, y “estamos muy atentos, muy conscientes, muy al tanto de lo que hacen los señores militares”.

– “Seríamos los primeros en oponernos” a un enfrentamiento bélico entre Honduras y Nicaragua, dijo Facussé, quien es presidente de la Asociación Nacional de Industriales. “Yo le puedo decir con conocimiento de causa que nosotros no hemos ni detectado (señas de enfrentamiento), pero a la menor intención de buscar conflictos, los primeros que saltaríamos seríamos nosotros”, afirmó.

EMPRESARIOS TOMAN LA INICIATIVA

El proceso de integración de Centroamérica se ha deteriorado porque había quedado en manos de los gobiernos y los políticos, sin la participación directa de los empresarios de la región, comentó Juliette Handal, presidenta del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP).

Ahora los empresarios, de Nicaragua, Honduras y resto de países del istmo, están trabajando en función del proyecto Puebla-Panamá, que podría convertirse en la columna vertebral de la integración regional, que coordina el presidente mexicano Vicente Fox.

Pero las diferencias entre los gobiernos de Honduras y Nicaragua trajeron nuevos obstáculos para la integración, y los empresarios tratan de convencer a los gobiernos de que resuelvan cuanto antes las controversias.

“El conflicto con Nicaragua es de origen limítrofe, es un problema político que fue mezclado con un problema comercial”, dijo Handal, reprochando el impuesto del 35 por ciento que Nicaragua le aplica a los productos hondureños desde diciembre de 1999.

“No queremos que exista la integración sólo en la lírica —explicó—, sino que sea una integración real, y el resto de los países deberían de velar por la solución de estos conflictos. Siento que eso no lo han hecho el resto de los gobernantes y se lo han dejado sólo a Nicaragua y Honduras”.

El COHEP dice que los empresarios hondureños han perdido más de 100 millones de dólares por el impuesto que les aplicó Nicaragua, aunque Handal dice que falta cuantificar la cuota de mercado que habían logrado sus productos en el mercado nicaragüense, lo que vendían a nivel de frontera y lo que trasladaba la gente que vive cerca de la frontera y negociaban entre vecinos.  

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