- En la Isla de Ometepe se desarrolla un interesante proyecto mediante el cual los jóvenes que han cometido algún delito menor son trasladados a una especie de hogar, donde obtienen una educación integral que les permite reinsertarse a la sociedad
Noelia Sánchez RicarteCORRESPONSAL/RIVAS [email protected]
En la Isla de Ometepe la organización “Nuestros Pequeños Hermanos” (NPH) ha iniciado un importante proyecto mediante el cual los jóvenes que han cometido delitos menores tienen la posibilidad de ser trasladados a una especie de “Casa-Hogar”, donde se integran a actividades propias de una finca, ubicada en San Marcos.
El psicólogo Marlon Velázquez, encargado de este proyecto, relata que a la finca San Marcos llegan los jóvenes que ellos seleccionan, luego que la juez les pasa una lista de los menores con su respectiva falta.
Según Velázquez, la idea es que los menores “tengan una segunda oportunidad” y que se les proporcione un trato digno; hasta el momento hay cuatro jóvenes en esta finca que ya se han reintegrado a labores de campo y educativas.
El proyecto inició este año con jóvenes de la Cuarta Región que ya han sido sentenciados y a diferencia de una cárcel común, en el lugar no hay vigilancia policial.
Pero a los jóvenes se les advierte que de escaparse, cuando sean capturados no volverán a ser recibidos en este lugar y regresarán a las cárceles comunes.
VARIOS PROYECTOS EN UN SOLO COMPLEJO
Otra parte importante del proyecto de NPH, es Casa Santiago, un inmenso complejo donde se articulan varios componentes, todos encaminados a beneficiar a los niños o jóvenes que llegan a este lugar.
La misión de NPH es tratar de heredar a los jóvenes una educación sana integral, brindándoles amor incondicional; no hay una edad establecida en la que el niño o joven pueda salir de este Complejo, todo depende de lo que éste logre forjar para su futuro.
El director general de NPH en Nicaragua, Mark Shepler, explicó que los niños en este hogar son recibidos “con amor incondicional”. Y destacó que cuando los jóvenes están aptos para ir a la Universidad ellos les otorgan becas, a fin de que puedan continuar sus estudios, siempre y cuando hayan tenido buen desempeño y comportamiento en su estadía en Casa Santiago.
Señaló que un buen porcentaje de los niños que ingresan a Casa Santiago vienen sin educación y la labor es aún más difícil. Destacó que al grupo de trabajo de Casa Santiago se une un gran número de voluntarios extranjeros.
La encomiable labor que realizan en este centro sigue su curso gracias a la colaboración de personas que aportan su grano de arena para no dejarlo caer.
UNA CLÍNICA DE SALUD
El complejo también tiene una clínica de salud que atiende a los niños y jóvenes de Casa Santiago, pero que ademeas presta servicios gratuitos a las comunidades cercanas.
La doctora Vanesa Arcia, encargada de esta clínica, manifestó que a diario, por las mañanas se abre el servicio para las comunidades, se estima que atienden a unas veinte personas.
Por la tarde son vistos los niños y jóvenes de Casa Santiago y en la clínica hay personal listo para cualquier eventualidad durante las 24 horas del día.
CASA SANTIAGO: UN HOGAR
Centenares de jóvenes convergen en Casa Santiago, un hogar al que han sido llevados por diferentes razones: algunos fueron abandonados por sus padres, otros porque la pobreza de sus familias no les permite vivir dignamente.
UNA EDUCACIÓN INTEGRAL
Aproximadamente hay unos 270 niños en la Isla de Ometepe que se benefician de este proyecto. El complejo se denomina Casa Santiago y se encuentra en San Lázaro.
Aquí reciben educación integral y sobre todo el amor que no pueden disfrutar en sus verdaderos hogares.
En el colegio hay niveles de primaria acelerada, primaria normal, secundaria, además cuentan con educación vocacional, donde aprenden carpintería, computación, costura, belleza, entre otros.
Luego que los niños realizan su jornada escolar, se marchan a sus hogares, ubicados en el mismo complejo, y ahí los esperan sus “Tíos”, personas voluntarias que hacen el rol de padres.
Se estima que hay alrededor de 35 Tíos, distribuidos en los hogares de los niños y niñas (separados por género).
En el lugar hay una hermosa Iglesia, un taller de carpintería y pronto iniciarían la construcción de una panadería.