- Informe sobre Desarrollo Humano revela que el 31.8 por ciento de la gente no lee, y que sólo 46 de cada 100 tienen acceso a medicamentos básicos
- Uno de cada tres habitantes está desnutrido, la tasa más alta en Centroamérica
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Las posibilidades de heredar a sus hijos un “futuro mejor” son cada vez más remotas en la realidad de María Trinidad Toruño, de 38 años. “Esta situación está cada vez peor”, dice Toruño, que está casada y con media docena de hijos.
En la casa de Toruño en el barrio capitalino “Alfredo Silva”, los ingresos semanales no sobrepasan los 250 córdobas, es decir, que el gasto por persona diario es de cuatro córdobas con 40 centavos.
Y eso no es porque ella no trabaje. Toruño se dedica a la venta ambulante de ropa interior, y su marido, Pedro Arceyut, es cadenero de topografía, y labora en obras de construcción por temporadas.
De estos jefes de familia ninguno tiene empleo fijo. “No se halla”, afirma esta ama de casa, quien cuenta que en su vecindario mucha gente está igual.
La riqueza en la casa de Toruño es tan baja como la del país. Mientras en 1999 el Producto Interno Bruto (PIB) por persona fue alrededor de 400 dólares, en el 2000 esa riqueza descendió a 357 dólares (4,817 córdobas al cambio oficial), según se desprende del informe anual del Banco Central.
¿ALTO PIB?
Sin embargo, el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH), que presentó la semana anterior el Programa de Naciones Unidas para del Desarrollo (PNUD), plantea que el PIB por persona en este país es de 2,279 dólares.
María Rosa Renzi, asesora económica del PNUD, aclaró que esa cifra no corresponde al PIB que aquí se conoce, sino a los tipos de “cambios de paridades de poder adquisitivo”, que se conoce como PPA y es usado para las mediciones económicas entre distintos países.
Se supone que este método facilita “las comparaciones de los valores reales del ingreso, la pobreza, la desigualdad y las pautas de gastos”, según explica el IDH, en su parte introductoria.
Micaela Carballo mide su pobreza de una forma más sencilla. Hace cinco años compraba hasta cuatro baldes de sangre a los mataderos para hacer moronga, que sólo iba a colocar a los mercados.
Ahora sólo compra medio balde por semana, y las morongas las vende su marido en el barrio, pues ya no tiene compradores fijos.
Adicionalmente, Carballo lava y plancha ropa ajena para completar un ingreso de 30 córdobas al día. Con esa cantidad procura la comida de cinco personas.
SIN SALUD
Algo a lo que temen y de lo que no están exentas, tanto la familia de Carballo como la de Toruño, es a las enfermedades.
“Ir al ‘centro’ (de salud) es demás”, afirma Toruño, y agrega que si bien hay atención la medicina es escasa, casi nula. “Sólo nos dan recetas”, añade.
Las estadísticas del IDH reflejan esta problemática. De cada 100 nicaragüenses sólo 46 tuvieron acceso a medicamentos esenciales en 1999.
El bajo acceso a los medicamentos lo comparten países como Honduras y Guatemala, que reportan un 40 y 50 por ciento, respectivamente.
El mejor registro de acceso lo ocupa Costa Rica, donde 98 de cada 100 habitantes reciben los medicamentos básicos. Se estima que en ese país vecino hay más de medio millón de nicaragüenses.
SE ENCOMIENDA A DIOS
María Trinidad Toruño dice que cuando se le enferma uno de sus hijos apela a la “voluntad de Dios”, y si puede compra el medicamento que está más a su alcance.
Por razones de salud y por factores económicos ha sacado a sus hijos de la escuela, en años anteriores.
Este año la educación de sus vástagos es más estable, porque cuenta con el apoyo económico de la ONG, Dos Generaciones, si no “¡quién sabe cómo hiciera!” Cree que proveerles una preparación más allá del sexto grado, que ella logró, es una tarea demasiado dura en un país como éste.
TENDENCIAS SEGUN EL IDH
– La población nicaragüense es frágil. Al menos uno de cada tres de sus habitantes está desnutrido (la más alta tasa respecto al resto de Centroamérica) y la esperanza de vida de su población –al nacer– es de 68 años.
– Hay una ligera tendencia a frenar la tasa de crecimiento poblacional. De ahora al 2015 pasará de 2.8 por ciento a 2.4. También su tasa de fecundidad tiende a decrecer. Hasta 1975 fue de 6.8. Ahora es de 4.3. Sigue siendo de las más altas de la región.
– El IDH proyecta que, de aquí al 2015, la población en Nicaragua será de 7.2 millones de habitantes; es decir, dos millones más que ahora. El 62.6 por ciento de esa población estará concentrada en el casco urbano, saturando los servicios públicos.
– El gasto público en algunos rubros como salud ha mejorado. Pasó de un 7 por ciento en 1990 a un 8.3 por ciento ocho años más tarde. En cambio, en rubros como educación, ha descendido hasta 3.9 respecto a un 5.4 que se invertía hasta mediados de los ochenta.