Jusbban Carcache emigró a Estados Unidos en 2019 debido a la crisis sociopolítica de Nicaragua. Había dejado atrás 12 años de trayectoria en la industria de las decoraciones para eventos especiales.
Al llegar a Miami pasó necesidad y empezó trabajando como mesero, obrero de la construcción y de todo lo que le generara ingresos económicos. Con cero dólares en su bolsillo, pero con su talento creativo, se impulsó a pensar en grande e iniciar su propio negocio.
“Fijate que inició por una amiga que conoce a muchísima gente, entonces en su cumpleaños estaba pensando qué le regalábamos y entonces hice un arreglo floral y se lo llevé. Faltaban cuatro días para el 14 de febrero, y toda la gente preguntó de qué floristería era y yo como todo buen nica dije, es de mi floristería y realmente no existía, yo estaba trabajando en otra cosa, de mesero, en construcción, vos sabés en lo que sale cuando recién llegás acá”, cuenta Carcache.
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Aprovechar esa oportunidad y sus deseos de triunfar en Estados Unidos hizo que cuatro días antes del Día de los Enamorados tomara 14 pedidos de arreglos florales y que fuera el inicio de su negocio. “Te cuento que tenía cero dólares, fue muy gracioso. Como los clientes pagan anticipadamente, con ese dinero fue que compré material y allí empezó la floristería”, explica.
Dos negocios en la industria de las flores
Actualmente Jusbban Carcache maneja dos negocios en Miami, FlowerBee para atender eventos especiales y Limoncello Flowers para detalles. Recuerda que su socio y él iniciaron haciendo de todo, ahora dan trabajo a 8 personas a tiempo completo.
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“La comunidad nicaragüense nos ha ayudado muchísimo, a una de las personas que le agradecemos es a Adriana Paniagua que nos ha impulsado desde que nosotros iniciamos como marca, realmente nos ha apoyado muchísimo, nos ha recomendado con sus amistades, entonces creo que la comunidad nicaragüense ha hecho un papel fundamental en el hecho de apoyarnos como nicaragüenses y darnos esa guía para poder crecer en este mercado”, asegura.
Actualmente el 30 % de sus clientes en Miami son nicaragüenses y esperan poco a poco continuar ampliando su oferta de servicios. Aunque considera que sigue siendo doloroso haber salido de Nicaragua y dejar a su familia, hoy lo toma como esa “patadita” que necesitaba para crecer y fundar una marca sólida en Miami.