La Alcaldía de Managua estableció oficialmente como requisito “una carta de solicitud dirigida al comandante Daniel Ortega, presidente de la República”, para adquirir una casa del proyecto habitacional Reparto Mirador Xolotlán, ubicado en el Distrito II de Managua. Este requisito lleva algún tiempo implementándose para acceder a beneficios sociales, incluidas becas estudiantiles.
El requerimiento aparece oficialmente en una volante de la Alcaldía de Managua que circula en sus redes oficiales, donde se detallan otros requisitos comunes como: ser mayor de edad, cédula de identidad, constancia salarial, colilla del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), entre otros.
Las viviendas del reparto Mirador Xolotlán tienen un área de 64.09 metros cuadrados, con porche, sala/comedor, cocina, servicio sanitario, 2 habitaciones y huellas vehiculares. El proyecto está financiado por el Gobierno de China, con el que Ortega estableció relaciones en 2021.
Es conocido que las instancias públicas, todas bajo el régimen de Ortega, piden a los ciudadanos nicaragüenses la militancia del partido gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) o una carta dirigida a Ortega y a su esposa Rosario Murillo, para solicitar trabajo o algún beneficio social.
A través de los medios de comunicación oficialistas, la alcaldesa de Managua, Reyna Rueda, manifestó el pasado 15 de marzo que las cuotas de las viviendas son desde 80 dólares hasta 170 dólares mensuales.
“Realmente esto es parte de las soluciones habitacionales que ha dado nuestro buen gobierno a la población de Nicaragua y nosotros continuamos, estamos trabajando, de forma simultánea en cinco urbanizaciones y en el Mirador Xolotlán una solución habitacional más, así que invitamos a las familias que se acerquen a nuestras oficinas para adquirir información sobre las diferentes urbanizaciones”, manifestó Rueda.
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Desde que Ortega regresó al poder en 2007, existe una práctica de “agradecer” a él y a su esposa Rosario Murillo por los servicios públicos o los beneficios sociales, que son pagados con los impuestos de los ciudadanos o financiados por la cooperación externa.
Para los críticos esto es parte del “culto a la personalidad” en la dictadura de Ortega y una práctica de clientelismo político.