El parque central de Managua es el único que visitan Daniel Ortega y Rosario Murillo. Lo hacen al menos tres veces al año: para conmemorar el fallecimiento de Tomás Borge y el natalicio y la muerte de Carlos Fonseca Amador, miembros fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), ya que ahí están sus restos. También llegan a celebrar el nacimiento del héroe nacional Augusto C. Sandino y aprovechan cada vez para hacer gala de su retórica del “yanki invasor”.
En cada una de las fechas el tiempo de visita de la pareja presidencial dura poco, pero igual el arreglo es impecable, opulento y hasta exagerado, principalmente en el mausoleo que está ubicado en la parte este del parque, que es donde están enterrados los cuadros del FSLN. Pero aún con este uso político puntual, durante el resto del año la limpieza de este lugar es cuidadosa y la vigilancia férrea. En las mañanas, tardes y noches llegan operarios de la Alcaldía capitalina a barrer las hojas de los árboles y de forma permanente se mantienen dos policías en el sitio y un vigilante privado, aunque casi nadie se asome a ver las placas de mármol.
Este mantenimiento de primera tiene un alto costo y anualmente es asumido con los tributos de los capitalinos. Solo para tener encendidas las antorchas del mausoleo en 2021 la inversión asciende a 902,000 córdobas, según el Plan de Inversión Anual (PIA). El proyecto es ejecutado por la Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico de la municipalidad.
A esto se le suma la atención en ornato y vigilancia al parque que, según el concejal de Ciudadanos por la Libertad (CxL), Sellin Figueroa, la primera es cubierta con fondos del proyecto de “conservación y protección de espacios públicos” en el Distrito Uno y asciende a 7.6 millones de córdobas, y la segunda del presupuesto destinado para el “servicio de vigilancia”, que es de 86.2 millones de córdobas y aparece en los gastos corrientes de la institución.
“La intención de englobar estas partidas presupuestarias es parte del mecanismo de burlar la fiscalización, sin importar que viola la Ley de Régimen Presupuestario Municipal, donde se especifica que tiene que describir los alcances de la inversión. Es parte de la falta de rendición de cuentas”, apuntó Figueroa.
Contrario a los parques centrales de ciudades como León, Masaya y Granada, el de Managua es poco visitado por la ciudadanía pese a la seguridad que hay en el sitio y su ubicación en pleno centro histórico. Cuenta con senderos, abundante ornato y su respectiva glorieta. Según la comuna capitalina, el parque fue inaugurado a finales del siglo XIX, exactamente en 1899 bajo la administración del entonces alcalde Irineo Estrada Morales. En 1900, el alcalde de turno Juan de Dios Moreira le puso el nombre de quien lo construyó: Irineo Estrada Morales.
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Un parque discreto
Aparte del mausoleo, que es la parte más vistosa, el resto del parque tiene un aspecto solemne y está poco iluminado por las noches. No cuenta con juegos infantiles ni kiosco de venta como en los más de 210 parques que existen en Managua y cada año reciben mantenimiento, unos más que otros dependiendo la prioridad y uso político que se les dé; tal es el ejemplo del proyecto del Luis Alfonso Velásquez Flores.