Al menos 25 renuncias y cuatro despidos de personal médico se han dado en las últimas semanas en hospitales públicos y privados de Nicaragua en plena emergencia sanitaria por el nuevo coronavirus (Covid-19), ha conocido LA PRENSA de varias fuentes confiables de la salud.
La baja médica es de emergenciólogos, intensivistas y enfermeros, y el motivo de las renuncias ha sido porque los casos sospechosos de Covid-19 el Ministerio de Salud (Minsa) los está manejando con otros diagnósticos como la “neumonía adquirida en la comunidad” y neumonías severas. Para los especialistas, esto evita un efectivo manejo del caso.
Otra razón es que los centros médicos tampoco pueden hacer las pruebas de Covid-19, lo que hace que especialistas traten “a ciegas el paciente”.
Mientras que los despidos se han dado por criticar tales situaciones y demandar un cambio significativo para que el personal esté menos expuesto al contagio.
Esto ya es de conocimiento de la Unidad Médica Nicaragüense y por eso se solidariza con el personal sanitario y le exige una vez más al régimen de Daniel Ortega y al Minsa ser transparentes y que garanticen todos los materiales de bioprotección, vital para no terminar contagiados de Covid-19.
“Te dicen que vayás a atender pacientes, sin protección, que posiblemente están contagiados. Te van a enfermar también. Es como que si te mandan a la guerra, a la primera línea y sin un fusil ni municiones”, critica la Unidad Médica Nicaragüense, a través de su vicepresidente Javier Núñez.
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De acuerdo con las filtraciones de fuentes médicas, de las 25 renuncias, la mayoría han ocurrido en hospitales privados como el Monte España, al menos tres en Granada y dos en el Alemán Nicaragüense. De los despidos tres fueron en el Hospital Bautista y uno de Masaya, mientras que hay una lista de doctores que son presionados y amenazados por las autoridades de la salud.
Dura crítica de médicos independientes
En días pasados se hizo público el pronunciamiento de un colectivo de médicos independientes y multidisciplinarios, donde cuestionan a las autoridades nacionales por la falta de cumplimiento de las medidas recomendadas por organismos internacionales de la salud y al contrario promover actividades masivas.
Además, en el documento mencionan que la “campaña educativa (del Minsa) ha sido extremadamente tímida, con el agravante de exponer a los profesionales de la salud al riesgo de infección, con modalidades que no han demostrado ninguna eficacia como las denominadas visitas casa a casa”.
“Tampoco se han equipado adecuadamente las unidades de salud y el personal sanitario adolece de las medidas básicas de protección para atender, con un riesgo mínimo, a la población enferma”.
Debilita el sistema
Núñez reconoce que la renuncia y despidos de las especialistas hacen más frágil el sistema de salud del país porque desde abril 2018, cuando iniciaron las protestas sociales, el Minsa desató una ola de despidos.
Según la Unidad Médica Nicaragüense la cifra es de 410 trabajadores de la salud que perdieron sus trabajos. “Desde ese momento el sistema de salud queda más débil, porque lo era desde antes, es que somos un sistema de salud extremadamente frágil y si vos le sumás que en esta pandemia hay una serie de trabajadores de la salud que están renunciando o siendo despedidos, obviamente dejás desprotegido el sistema de salud. ¿Esto a quién afecta? A la población en general”, argumenta Núñez.
Sin prueba no es Covid-19
Prueba de que el Minsa intenta reducir los casos de Covid-19 es que la semana pasada, luego de que la ministra de salud, Martha Reyes, visitó el hospital Monte España, se instruyó al personal médico que mientras no se conozcan los resultados de las pruebas, tiene que manejarse como “neumonía adquirida en la comunidad” y se prohibió hablar de esto. Similar ha ocurrido en otros centros hospitalarios privados y públicos. Se referirse a casos de Covid-19 está rotundamente prohibido.