La Policía Orteguista (PO) mantiene un fuerte despliegue la mañana de este viernes en los alrededores de la iglesia San Miguel Arcángel, en Masaya. LA PRENSA/R. FONSECA
Adentro de la iglesia hay un grupo de familiares de presos políticos realizan una huelga de hambre indefinida en protesta para demandar su liberación. LA PRENSA/R. FONSECA
En el lugar también hay patrullas y buses que han trasladado a los agentes antidisturbios. LA PRENSA/R. FONSECA
Asimismo, en ese lugar y donde fueron detenidos 13 personas la noche de este jueves, entre ellos Amaya Coppens, Hanzel Quintero y Jesús Tefel. LA PRENSA/R. FONSECA
Los cuatro puntos cardinales de la iglesia están rodeados por oficiales de tránsito y de la Dirección de Operaciones Especiales Policiales (DOEP). LA PRENSA/R. FONSECA
El Partido Socialista Obrero Español demanda la liberación de los trece ciudadanos y exige al régimen el cese de la represión contra los manifestantes. LA PRENSA/R. FONSECA
Monseñor Silvio Báez dice que «le he manifestado mi cercanía fraterna y le he ofrecido mis oraciones» al padre Edwin Román (en la ventana), quien se encuentra en el templo junto con los familiares de los reos políticos. LA PRENSA/R. FONSECA
Esta ciudadana denunció que un agente de la Policía la empujó cuando intentaba entregarle al padre Edwin Román insulina y hielo, para tratar su diabetes. LA PRENSA/R. FONSECA
Son 10 madres, hermanas, tías y esposas de presos políticos que mantienen la huelga de hambre indefinida, en demanda de la libertad de todos los presos políticos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. LA PRENSA/R. FONSECA
«Están atentando contra mi salud, contra mi vida. La feligresía me trae una insulina con hielo, tengo cortada a luz, no tengo energía. Por favor, ante los medios, que no me dejan pasar la medicina», denuncia el sacerdote Edwin Román desde la ventana. LA PRENSA/R. FONSECA
Un fanático orteguista le arrebata y destruye el teléfono celular a la periodista de LA PRENSA, Lidia López, quien realizaba una transmisión sobre la situación en los alrededores del templo. LA PRENSA/R. FONSECA
