Un nuevo y joven presidente que ha roto todos los paradigmas en El Salvador asumió el mando el pasado sábado 1 de junio, luego de haber ganado en primera vuelta con un 53.1 por ciento de los votos a los dos partidos tradicionales Arena y el FMLN que se alternaron el poder los últimos 30 años.
A sus 37 años, Nayib Bukele es el presidente más joven en la historia de El Salvador y para muchos sigue siendo un enigma. Descifremos ese enigma con los primeros pasos que ha dado el primer presidente “millennial” de Centroamérica, que aún no expuso en su toma de posesión su plan de gobierno, pero sí ha tomado algunas medidas que definen su personalidad y adivinan sus políticas de gobierno.
Utilizó la red social Twitter —donde tiene 609,000 seguidores y ha publicado 43,900 tuits— para invitar formalmente al pueblo salvadoreño que catalogó como sus “invitados especiales”, a su multitudinaria toma de posesión, e hizo flanquear el escenario por 4 gigantescas banderas azul y blanco en señal inequívoca de que no gobernará para un partido, sino para todos los salvadoreños, tal como aseguró en su discurso inaugural, marcando así un contraste notorio con Daniel Ortega.
Como dijo el periodista salvadoreño Manuel Burgos en un tuit, “fue un discurso dirigido y hecho para la gente, no para los analistas, no para los técnicos, ni las delegaciones invitadas. El presidente sabe que su fuerza es la gente y se dirigió solo a ellos”. Al fin de cuentas, lo que vale no son los planes de gobierno, sino las acciones que se toman desde el poder. La Revolución Sandinista en los 80 tenía lindos planes, excelentes proyectos que no fueron realizados y miren en qué terminó y en qué ha devenido la segunda edición de su dictadura.
De entrada, Bukele hizo dos movidas tácticas que adivinan su gestión, una a lo interno y otra a lo externo. A lo interno, invitó a una delegación de la Alianza Cívica, Juan Sebastián Chamorro y Michael Healy, y no invitó a Daniel Ortega. Saquen sus conclusiones.
En su primer día en el poder, la mañana del pasado domingo 2, ordenó a las fuerzas armadas retirar “de inmediato” el nombre del coronel Domingo Monterrosa del Cuartel de la Tercera Brigada de infantería en San Miguel. Bajo las órdenes de Monterrosa, el Batallón Atlacalt fue señalado de cometer un genocidio contra civiles en la década de los 80. El ejército cumplió la orden de su Comandante General y el rótulo fue borrado de inmediato, lo cual le ha valido un amplio reconocimiento y a las 3:30 p.m. sostuvo su primera conferencia de prensa.
Independientemente de que mis simpatías están con el partido Arena, creo que el nuevo presidente salvadoreño ha comenzado con buen pie. Ojalá que honre su promesa de gobernar para todo el pueblo salvadoreño y logre sacar a su país adelante, siendo un ejemplo a seguir.
El autor es periodista, exministro y exdiputado.