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León, junio de 2018. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

León, junio de 2018. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

Viaje al León insurrecto, la otra ciudad amurallada

La ciudad más turística del occidente nicaragüense, otrora un bastión sandinista, se defiende de los paramilitares de Daniel Ortega con barricadas y morteros. En Revista Domingo recorrimos una capital de historia que se ha transformado en un laberinto de murallones.

Como si se tratara de una competencia para ver qué ciudad se cuida mejor a sí misma o qué localidad repudia más a Daniel Ortega, un leonés dice, en una mañana de junio de 2018: “Yo creo que aquí tenemos más barricadas que en Masaya. Tenemos 400 nosotros”.

En Masaya se estimó que había más de 200. Quizás alguien lleva un inventario, como en León, y pueda sacarnos de duda, pero en honor a la verdad, la histórica ciudad leonesa es más grande que la Ciudad de las Flores, y es tal vez una cuestión de lógica que haya más muros de adoquines dividiendo cada calle, cada cuadra, en sus barrios dominados por los rebeldes.

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No tan lejos de León, en Nagarote, las cuadras también son obstruidas por murallas adoquinadas. Igual en Jinotega. Igual en Jinotepe. Para suerte de miles de nicaragüenses, el cemento hidráulico y el asfalto son raros en varias ciudades y pueblos del país, y cuando las vías son de piedra en forma de prismas rectangulares para empedrados, levantar muros se hace casi por inercia.

León, junio de 2018. LA PRENSA / Óscar Navarrete.
Una calle de León, junio de 2018. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

En 2018 las barricadas se hacen para proteger los barrios y sus habitantes de la energúmena represión de Daniel Ortega y su gobierno. Una ola de violencia que saca a las calles a las hordas sandinistas paramilitares con ametralladoras AK-47, M-16, PKM y rifles de mira telescópica Dragunov con la intención de asesinar a protestantes. Huestes acompañadas y respaldadas por la Policía Nacional, de la que el mismo Ortega es jefe supremo desde que alteró la Ley de la institución en 2014. Al igual que en Managua, en León los sandinistas se mueven en camionetas Hilux y en motocicletas, y van sembrando el terror a su paso.

“Igualito a ISIS”, dice Aníbal Toruño, director de la independiente Radio Darío, de León, y víctima de la represión de Ortega, cuyos operadores mandaron a quemar su radio el 20 de abril pasado con él adentro, pero sin lograr matarlo. “El Gobierno sigue utilizando la violencia, la muerte, la represión. Parecen ejércitos salidos de las mazmorras. Están drogados. Son unas hordas sin control. Son capaces de matar a quien tengan enfrente. Y si les ves las caras, son rostros totalmente desorbitados, fuera de sí. Y azotan la ciudad de León”.

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León, hasta hace tres meses una de las más grandes referencias turísticas de Nicaragua y testigo de fuertes embotellamientos por el tránsito, es ahora dominio de transeúntes, bicicletas, motos y mototaxis. Son los únicos vehículos capaces de surcar el laberinto de murallones.

“¡Esto no se va a repetir en 100 años!”, exclama Aníbal Toruño. “Si tuvieras un drone, verías la ciudad totalmente amurallada”.

A pesar de las 400 barricadas dispuestas por toda la ciudad, los leoneses salen a trabajar a pie, en moto, bicicleta o triciclos. Incluso ponen anuncios al lado de las murallas. LA PRENSA / Óscar Navarrete
A pesar de las 400 barricadas dispuestas por toda la ciudad, los leoneses salen a trabajar a pie, en moto, bicicleta o triciclos. Incluso ponen anuncios al lado de las murallas. LA PRENSA / Óscar Navarrete

Antiguo bastión sandinista

El Frente Sandinista le debe mucho a León y a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN). El rector Mariano Fiallos Gil luchó por la autonomía universitaria durante la dictadura de los Somoza. Tiempo después de su muerte, entre los pasillos de la universidad germinó el fenómeno político Frente Sandinista.

Sus calles angostas y viviendas de paredes altas de adobe conservan la arquitectura heredada de la Colonia española. León fue centro de grandes batallas y de la lucha contra la dictadura de la familia Somoza, que gobernó Nicaragua de 1936 a 1979.

Desde el triunfo de la revolución, de hecho, la ciudad universitaria ha sido gobernada por el izquierdista Frente Sandinista, aunque los últimos sufragios municipales han suscitado grandes dudas por los viciados procesos electorales que controla Ortega.

Cuatro décadas después del triunfo de la revolución, las mismas calles destilan repudio hacia al partido político rojinegro.

Algunos leoneses han dejado mensajes a las autoridades en el Registro Público de la Propiedad Inmueble y Mercantil de la ciudad. LA PRENSA / Óscar Navarrete
Algunos leoneses han dejado mensajes a las autoridades en el Registro Público de la Propiedad Inmueble y Mercantil de la ciudad. LA PRENSA / Óscar Navarrete
Algunos leoneses han dejado mensajes a las autoridades en el Registro Público de la Propiedad Inmueble y Mercantil de la ciudad. LA PRENSA / Óscar Navarrete
Algunos leoneses han dejado mensajes a las autoridades en el Registro Público de la Propiedad Inmueble y Mercantil de la ciudad. LA PRENSA / Óscar Navarrete

ALERTA NARANJA

La forma que elegimos para comprender el funcionamiento actual de León fue entrar por el barrio Posada del Sol. Dos universitarios del Movimiento Estudiantil 19 de Abril UNAN-León nos recibieron en las instalaciones calcinadas de Radio Darío y nos indicaron el camino. El vehículo tiene acceso a la ciudad por unas cuadras más.

“Toda esta zona está abierta”, explica Bayron Estrada, estudiante de Odontología en la UNAN. “Abrimos las calles hasta el Mercado La Terminal para permitir el abastecimiento y la entrada de camiones”.

La zona libre de barricadas cubre unas seis o siete cuadras. Desde el barrio Posada del Sol hasta el reparto Primero de Mayo hay paso vehicular disponible para que ingresen vehículos pesados. Pero del Mercado La Terminal al Mercado La Estación, contiguo a la icónica plaza e iglesia San Juan, el camino es solo peatonal.

La actividad de la ciudad, en esta zona, luce más o menos normal. Es cierto que muchas tiendas están cerradas en los mercados —sobre todo las de ropa—, pero la mayoría de comerciantes de frutas, abarrotes y productos perecederos exhiben sus mercancías.

Cuando hay alerta naranja las calles se vacían, las barricadas se refuerzan y salen los defensores de las mismas, armados con morteros y tiradoras de piedras. LA PRENSA / Óscar Navarrete
Cuando hay alerta naranja las calles se vacían, las barricadas se refuerzan y salen los defensores de las mismas, armados con morteros y tiradoras de piedras. LA PRENSA / Óscar Navarrete

Algunas barricadas están semiabiertas para que puedan pasar las mototaxis y los triciclos que llevan, máximo, a tres personas. “A las 4:00 p.m. ya las ves totalmente cerradas. Ahorita porque es la mañana”, revela Luis Quirós, estudiante de Comunicación y parte del Movimiento Estudiantil 19 de Abril.

Más adelante, una escena propia de 2018: la estación de servicio de combustible Petronic de una cuadra está vacía. Nadie atiende en los dispensadores ni en la tiendita de comida. Tampoco hay gente en ese lado de la vía. Pero sobre la misma cuadra, en la calle opuesta, una maratónica cola de gente con rostros lánguidos espera bajo el sol para retirar su remesa de AirPak Western Union, donde dicen que por la crisis solo se están entregando córdobas, sin importar si los familiares enviaron dólares.

Son las 11:30 a.m., Bayron Estrada tuvo que atender otra actividad del Movimiento y solo el joven Luis Quirós nos acompaña. Desaparece un momento al irse por un callejón en el barrio El Calvario y hacemos fotografías para retratar ese paisaje que Aníbal Toruño aseguró que no se verá en un siglo.

Tres líderes del Movimiento Estudiantil 19 de Abril Unan León, de izquiera a derecha: Bayron Estrada, Ana Valle y Luis Quirós. LA PRENSA / Óscar Navarrete
Tres líderes del Movimiento Estudiantil 19 de Abril Unan León, de izquierda a derecha: Bayron Estrada, Ana Valle y Luis Quirós. LA PRENSA / Óscar Navarrete

La calle cercana a la Iglesia El Calvario está silente. Dos o tres personas pasan con apuro de norte a sur y nos miran velozmente. Las barricadas de la intersección se ven fuertemente nutridas por adoquines, pero nadie las vigila. De repente, los gritos de una mujer, a nuestras espaldas, rasgan el silencio:

“¡El del teléfono! ¡Usted, el del teléfono!”, nos llama mientras tomamos fotografías. “Dicen que vieron a unos hombres armados por aquí, a unas cuadras. Iban en moto. ¡Hay alerta naranja!”.

En cinco minutos solo nosotros quedamos en la calle. Fue como cuando se alborota un hormiguero pero reproduciendo el video al revés, y ver cómo todas se guardan. El pánico es inevitable. “Unos hombres armados”… Turbas sandinistas en moto. Un par de hombres con los ojos desorbitados quizás, con pañuelos cubriendo sus identidades y con AK-47 para darles valor. Sentimos pánico, sobre todo, porque Luis demoró otros tres minutos en aparecer para encontrarnos junto a las barricadas.

“Muchachos, hay alerta naranja”, nos confirmó. “Vengan, vamos a una casa de protección aquí a la cuadra”.

Las familias se guardaron. Las señoras con sus hijos. Las calles quedaron desiertas en un santiamén y algunos curiosos se limitaron nomás a asomarse por las puertas entreabiertas de sus casas. Las murallas de defensa, poco a poco, se fueron poblando con los defensores de la ciudad. Hombres aguerridos pero imprudentes, que a las AK-47 responden con morteros caseros y “caramelos”, como llaman a las rudimentarias bombas que llevan en grandes sacos.

En el barrio El Calvario, donde creció la primera comisionada de la Policía Nacional, Aminta Granera, en la casa de su madre, cada barricada tuvo entre tres y cuatro defensores durante la alerta naranja.

Por suerte no fue más que eso: una alerta. Vecinos comentaron que una moto pasó rafagueando al aire. Suficiente para activar la buena organización de resguardo y darnos una idea del drama diario.

Una de las intersecciones más concurridas de la ciudad por conectar los mercados de la Terminal y la Estación es ahora zona de barricadas adoquinadas. LA PRENSA / Óscar Navarrete
Una de las intersecciones más concurridas de la ciudad por conectar los mercados de la Terminal y la Estación es ahora zona de barricadas adoquinadas. LA PRENSA / Óscar Navarrete

Turismo arquitectónico

León es como un museo colonial gigante. Sus estrechas calles se entrecruzan perpendicularmente separando las largas cuadras de casas. Estas suelen tener altas fachadas, muros de adobe, y algunas cuentan con bonitos patios rectangulares rodeados por pasillos de columnas de madera. Muy a la andalusa. Hay unas más coloridas que otras, pero todas comparten un denominador común en sus techos: las tejas rojizas.

El parque central de León visto desde la Basílica Catedral en diciembre de 2017. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
El parque central de León visto desde la Basílica Catedral en diciembre de 2017. LA PRENSA / Fabrice Le Lous

La ciudad es una capital de iglesias católicas. “Hay una en cada cuadra”, se dice popularmente. La Catedral Basílica, con su fachada blanca y su techo de cúpulas, es quizás el punto más visitado de la urbe. Desde su techo, que solo se puede pisar quitándose los zapatos, la ciudad luce fotogénica en los cuatro puntos cardinales.

El afamado sitio de turismo Lonely Planet escribe lo siguiente sobre la ciudad:

“Intensamente política, repleta de energía y a veces deslumbrantemente hermosa, León es lo que debería ser Managua: una ciudad de iglesias imponentes, fabulosas colecciones de arte, impresionantes paisajes urbanos, restaurantes cosmopolitas, intelectualismo ardiente y una envidiable vida nocturna”.

El techo de la Basílica Catedral de León puede ser recorrido por turistas pero únicamente si se quitan el calzado. Imagen de diciembre de 2017. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
El techo de la Basílica Catedral de León puede ser recorrido por turistas pero únicamente si se quitan el calzado. Imagen de diciembre de 2017. LA PRENSA / Fabrice Le Lous

LA GÉNESIS ES EN LEÓN

El 18 de abril fue el día que detonó las protestas que tienen en jaque al caudillo Daniel Ortega. En Managua, en el centro comercial Camino de Oriente, unas 300 personas se citaron después de las 4:00 p.m. para protestar contra unas polémicas reformas al Seguro Social. Ortega, alérgico a cualquier manifestación, envió a sus turbas con camisetas del partido a robar, golpear, humillar y atacar con salvajismo a los jóvenes. Para muchos, esta brutalidad a la que pronto se unieron los antimotines, unificó a Nicaragua en repudio total hacia el régimen sandinista de 11 años. Pero esta misma reprobación brotó en León horas antes, durante una pequeña manifestación de jóvenes y adultos mayores contra la misma reforma.

“Mujeres, ancianos y periodistas fueron atacados por un grupo de orteguistas de León que quisieron impedir que protestaran contra las reformas al Seguro Social”, reza la noticia de LA PRENSA de la mañana del 18 de abril.

Uno de los adultos mayores agredidos y lanzados contra el suelo fue Nicolás Palacios, que sostenía una pancarta de protesta. La marcha de León fue de 9:00 a.m. a mediodía. Los protestantes fueron atacados por turbas u hordas sandinistas que por entonces no asesinaban, como ahora, pero golpeaban y robaban.

Aníbal Toruño, director de Radio Darío en León. LA PRENSA / Óscar Navarrete.
Aníbal Toruño, director de Radio Darío en León. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

Las imágenes de esta represión primeriza de abril dieron la vuelta a Nicaragua a través de internet antes que las de Camino de Oriente.

Otro aspecto en el que León fue precursor durante esta crisis es el paro total. En dos meses de protestas masivas en prácticamente todas las ciudades de Nicaragua, la idea de un paro se hizo popular. Una medida extrema para mostrar la unión de todos los sectores contra Ortega. En Managua miles empujaban desde las redes sociales para que la medida fuera acatada por el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), ya que la anuencia de las 27 cámaras empresariales que lo conforman era vital para el éxito de esta protesta. Pero antes de saber si Managua lo haría, el paro comenzó en León.

El 12 de junio pasado, la sociedad civil leonesa y el sector comercio decidieron ir a paro regional total por 24 horas para protestar contra el régimen de Ortega, que en León tiene un zonal cerca de la iglesia San Juan que, por las barricadas, ha quedado reducido a un perímetro limitado que no permite que sus atacantes se desplacen a otros lugares con velocidad.

Los dos grandes movimientos civiles de la ciudad son el Movimiento Estudiantil 19 de Abril UNAN-León, que aglutina a cientos de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, y el Movimiento Autoconvocado, liderado por la cantante Marvia Padilla.

Las barricadas en el barrio El Calvario no impiden que los vecinos realicen sus actividades cotidianas. De hecho, son ellos quienes organizan los muros.
Las barricadas en el barrio El Calvario no impiden que los vecinos realicen sus actividades cotidianas. De hecho, son ellos quienes organizan los muros. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

También hay otros liderazgos como el de Aníbal Toruño, por ser un reconocido periodista y el director de una de las radios más importantes de la ciudad: Radio Darío, que sigue operando, a pesar del incendio dirigido, señala Toruño, por el diputado sandinista Filiberto Rodríguez.

León es, en junio de 2018, una ciudad sin Alcaldía funcional. Sin policías funcionales. Un sector de la población ha pedido que se haga una iniciativa similar a la que tomó Masaya el pasado lunes 18 de junio: la creación de un Gobierno provisional que desconozca al Ejecutivo nicaragüense. Pero temen que la represión arrecie tal y como lo hizo en Masaya.


Sociedad civil asediada

El Frente Sandinista, diezmado a nivel nacional a causa de su vocación violenta, se ha dedicado a amenazar a quienes considera sus enemigos clave. En León, el periodista Aníbal Toruño es blanco de fuertes campañas de desprestigio y ataque. De hecho, Toruño cambia de morada con frecuencia y en secreto para no poner en peligro su vida y la de su familia.

Bayron Estrada, del Movimiento Estudiantil 19 de Abril, también es objetivo de difamación en Facebook. A él muchos lo conocen en las barricadas de León. Lo saludan en cada barrio y dice sentirse querido. Por esto, no le da miedo dar su rostro y su nombre para un reportaje periodístico.

Tanto Toruño como Estrada han sabido de supuestos planes que atentan contra sus vidas. Recientemente tuvieron acceso a capturas de pantalla de una conversación en WhatsApp en la que un aparente simpatizante del Frente Sandinista escribe: “Ay que cortar el problema de raiz aca en leon. Anibal toruño buscarlo y matarlo. Ir entre varios. Nosotros y conocidos” (sic). La respuesta de su interlocutor es “simon”, que quiere decir “sí”. Y en la misma conversación se lee: “Ese es el cejon El Bayron que te digo es un hp que este gobierno caiga ellos van a tomar represalias. Yo solo tengo 3 tiros de escopeta. Yo lo conozco a ese Hp mierda” (sic).

“Este es un plan de cómo matar a Bayron Estrada y Aníbal Toruño”, denuncia Bayron Estrada. “Un plan comandado por personas del Frente Sandinista. Por Filiberto Rodríguez, Manuel Calderón, Tránsito Téllez. Leyman Téllez tenía en su teléfono planes de asesinarnos. Y eran claros. Mandaron fotos. Eso fue después del paro”.

Por su parte, Ivania Dolmus, madre de Sandor Dolmus, denuncia que después de la muerte de su hijo un perfil falso de Facebook está pidiendo dinero en nombre de la familia. Ella indica que esta iniciativa es una difamación, pues sus familiares, vecinos y la Iglesia católica son quienes han ayudado a la familia sin que ellos pidan nada.


ASESINATO DE UN NIÑO

En León la represión estatal ha cobrado la vida de al menos siete personas, según Marvia Padilla, líder del Movimiento Autoconvocado de la ciudad, y ha herido a unas 150 personas. También se han reportado 200 detenciones arbitrarias de manifestantes pacíficos.

La última víctima mortal en la ciudad fue un niño de 15 años. El cuarto quinceañero asesinado por la represión en Nicaragua y el primero en León. Sandor Manuel Dolmus. Monaguillo de la Catedral Basílica.

Un balazo certero lo tumbó partiéndole el pecho a unos metros de la puerta de su casa, en el barrio San Juan. El chico estaba con sus amigos y volvía a casa porque había un grupo de paramilitares encapuchados a dos cuadras de esa esquina. Llevaban armas de guerra, según recuerda doña Ivania del Socorro Dolmus, mamá de Sandor. Lo llevaron al Hospital Escuela (Heodra), un hospital del Gobierno que ha negado la ayuda médica a los heridos por la represión.

Ivania Dolmus muestra el altar que levantó en su casa en honor a su hijo Sandor, de 15 años, asesinado por paramilitares sandinistas. LA PRENSA / Óscar Navarrete.
Ivania Dolmus muestra el altar que levantó en su casa en honor a su hijo Sandor, de 15 años, asesinado por paramilitares sandinistas. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

“Bueno, digo yo que lo atendieron bien, pero no se sabe. A mi hermano le dijeron que la bala solo era… Que no le había tocado ningún órgano ni nada. Pero ya cuando él sale de ahí, yo le pregunto a la doctora para dónde me lo llevan. ‘Lo van a operar’, me dice. Y ya como en media hora, más o menos, el doctor sale diciéndome que él había fallecido, que le tocó el pulmón, le tocó el corazón…”. Ivania Dolmus tuvo que resignarse a esa explicación. Previamente le habían tomado ultrasonidos, dice, pero al darle la noticia el doctor se limitó a enseñarle imágenes con su teléfono celular para explicarle a la madre que la muerte de Sandor fue inevitable.

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Sandor casi no salía de casa. Y lo hizo mucho menos en sus últimos dos meses de vida. Una vecina le regaló una tableta y la ocupaba para mirar videos en YouTube de cantos a la Virgen María. Era muy católico. Le dijo una vez a su madre que estudiaría Odontología, pero era monaguillo y también deseaba entrar al Seminario Sagrado Corazón de Jesús para convertirse en sacerdote.

A Sandor Dolmus (d), cuando era más niño, le gustaban mucho El Hombre Araña y el Chavo del 8. LA PRENSA / Cortesía
A Sandor Dolmus (d), cuando era más niño, le gustaban mucho El Hombre Araña y el Chavo del 8. LA PRENSA / Cortesía

El chico era seguidor del monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua. En su cuenta oficial de Twitter, el obispo compartió un mensaje que le hicieron llegar: “Podés decirle a monseñor Báez que mataron a un gran admirador suyo y que su mayor anhelo era poder conocerlo. Su nombre era Sandor Dolmus, de 15 años de edad, y era monaguillo de Catedral”.

Junto a la imagen del mensaje y la fotografía de Sandor, monseñor Báez escribió: “Me ha hecho llorar este mensaje que me acaba de llegar. Dios acoja en el altar del Cielo a Sandor Dolmus, monaguillo asesinado hoy por paramilitares en León”.

Sandor quería ir a Roma. “Mama, cuando yo salga del colegio me voy a ir al Seminario”, le decía a su madre. “Yo te apoyo, pues, le decía yo. Él quería ser padre. Por algo Dios se lo llevó. Ese era su sueño, ser sacerdote”.

Sandor Dolmus junto a monseñor Silvio Selva, en León. LA PRENSA / Cortesía
Sandor Dolmus junto a monseñor Silvio Selva, en León. LA PRENSA / Cortesía

El niño estaba en cuarto año de colegio. Estudiaba en el colegio Sagrado Corazón de Jesús. Doña Ivania lo describe como “muy alegre, estudioso”. La “calle de él”, continúa su madre, era irse a la iglesia. Al igual que las mamás de los otros niños de 15 años asesinados por el régimen, hay un momento en que doña Ivania habla con mucha dificultad. Hay un momento en que se quiebra en llanto… Le traen un vaso con agua. Recupera el aliento:

“Él iba a la iglesia y me decía cada vez: ‘Ya me voy. Si no regreso, me fui con la patria’”.

Sandor era monaguillo de la Basílica Catedral de León. LA PRENSA / Óscar Navarrete
Sandor era monaguillo de la Basílica Catedral de León. LA PRENSA / Óscar Navarrete

Era su lema. Pero además de su lema premonitorio, dos días antes de morir, le envió un audio en WhatsApp a un sobrino llamado Miguel, al que consideraba su hermano. Un audio de la voz de Sandor que su madre reproduce para Revista Domingo:

“¡Corré, corré, que nos atacan! Me balearon, abrime la puerta, ¡corré, corré!”.

La conversación con su primo fue el 12 de junio. León estaba en paro total. Sandor murió el 14, cuando Managua convocó a paro nacional. ¿Será que presentía algo?, se pregunta su madre, de 40 años.

Doña Ivania Dolmus sostiene el cuadro de su hijo Sandor en el punto exacto donde lo asesinó una bala de francotirador el pasado 14 de junio. LA PRENSA / Óscar Navarrete
Doña Ivania Dolmus sostiene el cuadro de su hijo Sandor en el punto exacto donde lo asesinó una bala de francotirador el pasado 14 de junio. LA PRENSA / Óscar Navarrete

Ellos creen que lo mató un francotirador. Salimos con ella y su hermana a la esquina donde murió. Ella porta el cuadro de su hijo que ocupa el centro del altar que levantaron en la sala de su casa. Señala las dos cuadras que separaban a Sandor de sus asesinos. Las cuadras leonesas son largas. Doscientos metros cuando menos. Ese día escucharon dos detonaciones casi seguidas. Una de estas perforó el tórax del inocente monaguillo. Pero ni en León ni en Nicaragua hay justicia desde que empezó la crisis.

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La justicia, la defensa, la hace la gente. En León el derecho a la vida lo amparan las barricadas de adoquines. Los valientes leoneses que se aferran a sus morteros como si la esperanza pudiera tocarse. Cuando las alertas naranjas pasan a ser amarillas, las familias organizadas visitan las murallas y reparten platos de comida. En este día de mitad de semana, el menú en las defensas de León es gaseosa negra, chop suey y dos rebanadas de pan.

La madre de Sandor muestra el crucifijo que monseñor Bosco Vivas pensaba darle este año al joven monaguillo. LA PRENSA / Fabrice Le Lous
La madre de Sandor muestra el crucifijo que monseñor Bosco Vivas pensaba darle este año al joven monaguillo.
LA PRENSA / Fabrice Le Lous

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