No sé que fue más deprimente, si la presentación de Ricardo Mayorga que no ganó un solo asalto en Rusia o la cobardía de Andrey Sirotkin de evitar entrar al intercambio de golpes y buscar el nocaut definitivo ante un rival que no representó ningún peligro y, que en el décimo asalto, salió del purgatorio aduciendo una lesión en su mano derecha, algo similar a lo que dijo ante Miguel Cotto en el 2011 con la diferencia que en aquella ocasión fue su mano izquierda.
Nadie esperaba que Mayorga realizara una gran presentación, ni mucho menos que sorprendiera a sus 44 años. Lo visto en el Palacio de los Deportes en Gorky, Rusia, fue la misma tónica con la cual se ha mostrado en el cuadrilátero en sus últimos combates en Nicaragua. Sin pegada, poco oxígeno y sin la capacidad para darle continuidad y mucho menos de perseguir constantemente a sus oponentes.
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No olvida su espectáculo
Sin embargo, si algo hizo bien Mayorga es brindar su espectáculo “extra boxístico”, irse a las cuerdas e invitar al rival a tirar golpes. Eso le costó el primer round, el único que pudo ganar aunque de forma cerrada y en el que Sirotkin se guardó mucho las manos, pero lo sacó del bolsillo en el último minuto. Mucho respeto en el inicio del combate por parte del ruso. Lo real era que Mayorga en algún momento de su vida fue un gran campeón y sobretodo un gran pegador, de eso solo mantuvo el nombre, sus vestigios se hicieron cenizas. No hubo ni el glamour del pasado ni sorpresa en el presente.
A partir del segundo asalto la pelea se inclinó como la Torre de Pisa para Sirotkin. Su estilo nunca ha sido intercambiar metralla sino ir desgastando al rival, punteando y ganar por decisión. Sus estadísticas de tres nocauts en 13 victorias reafirmaban esa teoría. No obstante, contra Mayorga, con la oportunidad de dejar en el piso a un excampeón y conseguir una victoria impactante para su futuro con el título Internacional de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), se pensó que tomaría ese atrevimiento, pero nunca ocurrió.
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Sirotkin golpeó a su antojo sin más respuesta que tres volados de Mayorga sin efecto. Andrey tomó posesión del ring, se movió como quiso haciendo deslucir los pocos golpes que tiraba el nicaragüense. Pegó con su jab sin necesidad de visa ni pasaporte y cuando soltó su izquierda, casi siempre aterrizó en la parte derecha del rostro del “Matador”, que valientemente invitaba al intercambio, quería fuego y ser noqueado como le gusta: “dándolo todo”, sin embargo el ruso pensó que no lo necesitaba para ganar.
La misma tónica
Después del primer asalto el guión se repitió en todos los rounds. Con Mayorga recostado a las cuerdas o a la esquina del cuadrilátero, tratando de esquivar las combinaciones del ruso, pero a veces lograba eludirlas y en otras ocasiones las absorbía todas. En el sexto Mayorga cayó a la lona, pero el réferi indicó que había sido un resbalón, y mientras el bicampeón se desgastaba y cada vez se mostraba más agotado, Sirotkin se encaminaba a un triunfo de sparring.
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Luego que en el noveno Mayorga fuera castigado fuertemente de todos los ángulos posibles y que Sirotkin no diera el golpe de gracia por cobardía, Mayorga decidió no seguir el combate en el décimo. Alegaba dolor en su mano derecha, sin oxígeno en sus pulmones y con su rostro pensando más en tomar el avión de regreso con su familia que revertir milagrosamente la pelea.
¿Seguirá en el boxeo? Rosendo Álvarez, que le negoció el combate, dijo que si Mayorga quería seguir lo apoyaba y si se retiraba también. “El Loco” había asegurado antes de irse, que si perdía sería su adiós.