El Fondo Monetario Internacional (FMI) dejó sobre la mesa del Gobierno cuatro propuestas de reformas al Seguro Social, que abarcan desde cambios en la fórmula de ajuste de todas las pensiones hasta fuertes recortes en el gasto de las prestaciones sociales, entre otras. La mayoría de las medidas apuntan a afectar principalmente a pensionados y trabajadores.
De aplicarse cualquiera de los cuatro paquetes de ajustes, las estimaciones del organismo apuestan a alargar la sobrevivencia del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) hasta 2040.
En caso de que no hagan reformas, el FMI pronostica para el INSS dos décadas de creciente crisis en sus finanzas, cuyo hueco financiero en el 2022 ascenderá a 3,959 millones de córdobas. “En ausencia de reforma del sistema de seguridad social, el INSS presentará déficit creciente en los próximos 20 años, que se proyecta financiar mediante la emisión de deuda interna”, explica el FMI en su reporte completo sobre Consulta del Artículo IV de este año.
Las proyecciones para este año son de que el INSS cerrará con un déficit financiero de 1,784 millones de córdobas, superior a los 1,564 millones del año pasado.
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En el 2022, según el organismo, el déficit del Seguro Social habrá crecido 358 por ciento desde 2014, cuando la necesidad de financiamiento sin cubrir ascendió a 865 millones de córdobas.
No obstante, el Gobierno les dijo a los técnicos del Fondo que los escenarios de déficit que se proyecta al INSS son “irrealistas” y que las previsiones que ellos tienen son menores, sin dar detalles.
Sin embargo, el Ejecutivo fue claro: el Presupuesto General de la República no está en condiciones para financiar los déficits del INSS.
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“La reforma del sistema de seguridad social es una prioridad. Las reservas líquidas del INSS se agotarán para 2019, lo que podría incrementar las transferencias gubernamentales para financiar pensiones y beneficios para la salud. Deberían adoptarse medidas urgentes utilizando una combinación de medidas para mejorar la sostenibilidad, que, en la medida de lo posible, deberían introducirse gradualmente”, le insiste el FMI en el reporte.
El Gobierno ya descartó aumentar la edad de jubilación y las semanas cotizadas, aun así el FMI insiste en la primera medida.
¿En qué consisten las propuestas del Fondo Monetario Internacional? ¿Son viables?
Primera propuesta
Un primer paquete de reforma consistiría en anclar los ajustes de todas las pensiones al deslizamiento de la moneda, incrementar la edad de jubilación a los 63 años antes de 2025 y reducir en 20 por ciento los gastos en prestaciones sociales.
De aplicarse el nuevo método de ajuste al deslizamiento de la moneda, el actuario Róger Murillo, quien se ha dedicado a analizar las finanzas del INSS, sostiene que eso implicaría que en lugar de que las pensiones mínimas se ajusten dos veces al año, estas solo se incrementarían cinco por ciento anual, que es la tasa de deslizamiento.
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Actualmente, según el artículo 96 del reglamento de la Ley de Seguridad Social, cada 30 de noviembre a todas las pensiones se les aplica un ajuste de cinco por ciento. Adicionalmente en julio de cada año las pensiones mínimas reciben un aumento basado en el comportamiento del salario promedio de los asegurados de los 12 meses previos a ese mes.
Murillo señala que el problema es que la gran mayoría de las pensiones son calificadas mínimas, por lo que la medida afectaría a gran parte de los pensionados.
En la reforma paramétrica de 2013, el Gobierno desvinculó los ajustes del salario mínimo, que se realizan dos veces al año, del incremento de las pensiones mínimas, precisamente para evitar que este creciera a mayor ritmo.
Segunda propuesta: Alza en tasa de contribución
El segundo paquete de reforma, que también incorpora la propuesta de cambio del método de aumento de las pensiones, sugiere incrementar en dos puntos porcentuales la tasa de contribución, además de reducir el gasto en prestaciones sociales.
En la propuesta del Fondo no se especifica quién asumiría ese aumento de dos puntos en la tasa de contribución, por lo que Murillo sugiere que esta sea repartida de manera proporcional entre los trabajadores, Estado y empresarios.
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Los empresarios, sin embargo, han reiterado que no van a contribuir con más fondos para salvar al INSS al recordar que en la última reforma se les incrementó su contribución en tres puntos, cuya tasa pasó gradualmente de 16 a 19 por ciento.
Tercera propuesta: Fuerte reducción en gasto social
La tercera propuesta, además de plantear que los ajustes de todas las pensiones se hagan según el comportamiento de la inflación, sugiere recortar en 30 por ciento los gastos en prestaciones sociales, así como trasladar las pensiones de guerra al programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).
Al respecto, Murillo indica que el problema es anclar los ajustes de todas las pensiones a la inflación, pues puede ser riesgoso, porque no hay garantía que esta se mantenga en un dígito como en los últimos años.
Pero también señala que recortar los gastos en las prestaciones sociales se traducirá en un deterioro en la calidad de atención médica que reciben tanto pensionados como cotizantes, la que de por sí ya es ineficiente.
Cuarta propuesta: Aumentar edad de jubilación
En la cuarta propuesta del FMI, se plantea incrementar la edad de jubilación a 65 años antes de 2025, un planteamiento que Murillo cree es viable tomando en cuenta que muchos de los trabajadores optan por seguir en el mercado laboral aún después de cumplir los 60 años para seguir acumulando semanas cotizadas para obtener mejores pensiones. No obstante, el especialista indica que esto pasaría por mejorar las fuentes de trabajo para asegurar que la vida laboral en el mercado formal se extienda aún más.
“El Gobierno, los sindicatos y el sector privado deben llegar a una solución mutuamente aceptable como una cuestión prioritaria, ya que retrasar las reformas conducirá a un empeoramiento de la situación y aumentará los costos de la reforma”, sentencia el Fondo en su reporte.
