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El modelo Cosep

Lo que en Cosep estamos buscando evitar con nuestro actuar es volver a ser rehenes de la confrontación política que nos ha empobrecido por no dialogar

Cuando hace un par de semanas veíamos la caricatura en donde aparecía la institucionalidad de nuestro país en ruinas y el Cosep en medio de los escombros “sugiriendo” hasta ese momento un llamado al diálogo político, nuestra respuesta inmediata al medio, a través de las redes sociales, fue que en Cosep son tres diálogos los que “sugerimos”: económico, político y educativo. Y le preguntamos al medio ¿Ustedes que sugieren? ¿O ya la salida no es dialogando?

Lo que en Cosep estamos buscando evitar con nuestro actuar es volver a ser rehenes de la confrontación política que nos ha empobrecido por no dialogar. Lo que en Cosep estamos buscando evitar es ser rehenes de esa confrontación que hoy se ha trasladado a los medios de comunicación en donde se ha perdido objetividad.

Lo que estamos queriendo evitar es volver a tener la “caricatura de país” que nos dejaron en 1990. Lo que nosotros heredamos hace 27 años desafortunadamente fue un país destruido, un país en ruinas no solo en lo institucional sino también en lo económico y lo social.

Por supuesto que no queremos volver a tener una caricatura de país nuevamente. Y tampoco queremos ver una caricatura en los medios con las ruinas de nuestro país y uno de los “dueños de la verdad única” en el medio sugiriendo que ahora es tiempo de “dialogar” para reconstruir el país en lo institucional, en lo económico y en lo social. Ya lo vivimos una vez. Es más que suficiente.

En Cosep no queremos que se destruya la institucionalidad, pero tampoco la economía y el desarrollo social. Es lo que hemos estado haciendo en estos últimos veintisiete años, reconstruyendo sobre los escombros que nos heredaron los que dizque luchaban por la democracia y la institucionalidad, y lo estamos haciendo comprometidos con la democracia y con la economía.

En nuestro caso no vivimos anclados en el pasado, pero vale la pena recordar una vez más qué país heredamos en 1990, y por qué no compartimos regresar a esa Nicaragua añorada por unos pocos.

Además de las miles de valiosas vidas humanas que se perdieron, la Nicaragua de 1990 decrecía, con un Pib per-cápita de $367, un Pib nominal de $1,517 millones, reservas de $130 millones, exportaciones de $331 millones, sin inversión extranjera y la inflación disparada a niveles mundiales históricos. En todos los indicadores nos encontrábamos en los últimos lugares.

Desde entonces, en Cosep se ha trabajado para cambiar esa situación. En los últimos años hemos creado nuestro propio modelo. A lo que unos llaman despectivamente régimen corporativista, nosotros le llamamos el modelo Cosep.

Hemos querido aprender de la historia para no volver a cometer los mismos errores, es por ello que el modelo parte de la búsqueda del diálogo y el consenso.

También se basa en las alianzas con los diferentes sectores, con el sector público, con la academia, con los trabajadores, con los cooperantes, con los gremios regionales.

Nuestro fortalecimiento nace de la unidad y es esa unidad la que nos hace incidentes.

Hemos promovido la voluntad política en cada uno de los actores con los que tenemos alianzas para ser efectivos y tener resultados. No solo escribimos y dibujamos también actuamos y lo hacemos de manera proactiva y propositiva.

La Nicaragua de hoy crece a promedios mayores al 4.5%, con un PIB per-cápita de $2,085, el PIB nominal por encima de los 13 mil millones de dólares, reservas en los $2,400 millones, exportaciones cercanas a $5,000 millones, con niveles de inversión extranjera bruta mayor a $1,400 millones, inflación de un dígito y mejorando en la mayoría de los indicadores mundiales.

Nuestro trabajo está produciendo resultados para todo el país.

Sin embargo, sabemos que Nicaragua tiene muchos problemas incluyendo los problemas de institucionalidad. Nicaragua necesita de más diálogo.

De ahí nuestro llamado a los tres diálogos: el económico, el político y el educativo. El país necesita de cada uno de ellos. Ni uno de ellos por sí solo le va a dar respuesta al país de manera sostenida. La Nica Act no le va a dar respuesta a los problemas del país, mucho menos empobreciéndolo.

Somos los nicaragüenses los que tenemos que encontrar la respuesta. De lo que estamos convencidos es que no es volviendo a destruir la economía que le vamos a dar respuesta a esos problemas. El Gobierno y todos los sectores debemos encontrar la solución a través del diálogo y consenso. Aprendamos todos de la historia.

El autor es presidente del Cosep.

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