Las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) del sector textil en Nicaragua han elevado su voz una vez más para que las autoridades de la Comisión Nacional de Zona Franca (CNZF) permitan a empresas que operan en ese régimen fiscal especial proveerles de cierta materia prima.
Darlin Urbina, propietaria de Creaciones Darlin en Masaya, explica que una de las limitantes de ese sector es la compra de nuevas telas para innovar en la confección.
“Al no tener Nicaragua una empresa de producción de telas, nos obliga a importar o bien comprar en los grandes almacenes en el mercado Oriental en Managua y eso aumenta el costo. Pero si hubiera una empresa que nos venda telas en lo interno, eso haría que el precio para los consumidores sea menor”, manifestó Urbina.
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Silvia Tórrez, presidenta del Grupo Raíces —que aglutina a unos 550 artesanos—, explica que décadas atrás hubo una textilera en Granada que proveía a las mipymes la materia para sus confecciones y que con el reciente anuncio de la CNZF, sobre la instalación de una textilera en Managua para proveer a las empresas de ese régimen, considera que sería una buena opción.
“Nosotros le pedimos a las autoridades del ProNicaragua (Agencia de Promoción de las Inversiones) que puedan apoyarnos para que esas empresas puedan vender a las mipymes del sector textil de material y que los precios para los consumidores sean más competitivos y apoyar así a la industria nacional”, refirió Tórrez.
ES POSIBLE
Dean García, director ejecutivo de la Asociación Nicaragüense de la Industria Textil y Confección (Anitec), recuerda que esa era una práctica permitida entre 1960 y 1980, y que puede ser viable si se hace con la supervisión requerida.
“Las empresas o esta nueva textilera, bien pueden proveer a las mipymes del país porque eso fomentaría la producción e incentivaría a un sector que necesita abaratar sus costos para hacerle frente y sería viable para ambas partes”, manifestó García.
Pero la traba —según el director ejecutivo de Anitec—, es que el trámite para hacerlo es “demasiado extensivo y solo permiten vender cuarenta por ciento de la producción, además que por cada venta debe haber permisos de la CNZF y del Ministerio de Fomento, entonces ninguna empresa está dispuesta a invertir tanto tiempo para una simple venta”, asegura el representante gremial.
García añade que la preocupación gubernamental es que haya una competencia desleal hacia la industria nacional pues las empresas del régimen de zona franca están exentas de impuestos.
“Pero lo cierto es que ese tipo de encadenamientos es de beneficio en ambas vías”, aseguró García.
Lo cierto para Urbina y Tórrez es que ese apoyo que están solicitando podría significar un respiro a las más de 500 mipymes del país que se dedican a esa actividad.
MIPYMES EN FERIA
Martha García es originaria de Masaya y tiene más de cuarenta años dedicada a la confección de prendas de vestir, ella es una entre cientos de familias cuyos ingresos económicos dependen de una industria que cobra fuerza en el país y que busca cómo reinventarse.
García participa hoy en una feria de negocios de confección textil en la plaza central de Metrocentro, donde expone prendas en manta hindú y lisa, y algodón.
Según García, ese es un sector que exporta ocasionalmente a países vecinos de la región centroamericana o bien a Puerto Rico y España, y la idea es seguir captando clientes que les permita establecer importantes contratos.