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Cartas al Director

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En todo régimen dictatorial existen características similares que los han definido a lo largo de la historia.

Camino a la tiranía
En todo régimen dictatorial existen características similares que los han definido a lo largo de la historia. Entre otras están el culto a la personalidad, represión con cárcel y tortura a los opositores y descontentos,  dominio caprichoso total en los poderes del Estado e instituciones públicas,  y, en consecuencia,  violaciones a los derechos humanos, libertades inexistentes, estado de miedo, confrontaciones contra la Iglesia y exclusión social. La pobreza se vuelve un yugo insoportable que impide cumplir metas y sueños de superación.

Por amor enfermizo  al poder y codicia desenfrenada destruyen al país aumentando las miserias e injusticias sociales, se sacrifican la calidad en la educación y atención de salud, la inteligencia de órganos de seguridad no se usan para proteger al ciudadano sino para espionaje y vigilancia puesto que la dictadura mira conspiraciones por todas partes, establece el partido único, el camino inequívoco hacia la tiranía total.

Irónicamente este tipo de gobernante suele tener mucho éxito en el crecimiento de la economía,  desarrollo de grandes proyectos, orden público en aparente paz social, pero que al final derivan en riqueza y fortuna personal del dictador y su círculo de colaboradores cercanos. Se auxilia de los militares y policías que obedecen ciegamente sus órdenes a cambio de generosos beneficios para comprar su lealtad. Predominan inmensas extensiones de propiedades bajo su posesión adquiridas al amparo de oscuras operaciones.

Cuando el poder no se basa en elecciones libres  y no hay  posibilidad de destitución o cambio,  entonces el Estado deja de perseguir el bien común, perdiendo las reglas del derecho de orientar, organizar y equilibrar a toda la sociedad. La ley deja de ser la expresión de la suma de todas las opiniones y peticiones de las personas; la tiranía cercena al pueblo su poder soberano para protegerse, prosperar y no hacerse daño a sí mismo, olvidando su compromiso de obediencia ya que el ejecutivo es depositario de la voluntad ciudadana.

Al transformarse un gobierno de un régimen autoritario en dictadura, pierde toda legitimidad y autoridad moral, se vuelve sectario, frío, desalmado, indiferente y radical donde todo lo justifica sin remordimiento alguno y ya no conoce límites para detenerse. Somete a su nación al chantaje advirtiéndole que sin él  en el poder no habrá paz ni estabilidad social, mientras en su pasado de oposición ejerció el sabotaje contra los mandatarios de turno.
Ningún pueblo se merece que le arrebaten el pan, la esperanza, la felicidad, el trabajo y sobre todo la libertad con dignidad y honor.
Marlon José Navarrete Espinoza.
Acab y Jezabel
La Biblia relata la historia de una pareja que gobernó a Israel, el rey Acab  y su esposa Jezabel —una hechicera—. Acab fue el peor de todos los monarcas judíos que hasta logró provocar la ira de Dios (1 Reyes 16:33).
Jezabel también era conocida por su maldad. Después de casarse con el rey, su primera decisión fue mandar a matar a los profetas del Señor (1 Reyes 18:4). Jezabel representaba y aun personifica a una mujer perversa.

Ella era tan sedienta de poder que no se detenía ante nada ni nadie para conseguir lo que deseaba. Otra característica suya era su obsesión por dominar y controlar a todos, especialmente en asuntos espirituales.

El rey Acab, a pesar de ser cruel se dejó dominar por esta bruja quien realmente era la que tenía la autoridad. “Nadie como Acab se dispuso para hacer lo malo ante los ojos de Dios, porque Jezabel lo animaba”.

Esa es la combinación perfecta de un matrimonio desastroso: un hombre miedoso y tonto que permite que su maligna esposa sea quien mande en la casa. Es exactamente lo opuesto al plan de Dios para el matrimonio: un esposo que guía a su familia, con respeto y dando el ejemplo, cuidando de su señora como Cristo cuida a su Iglesia (Efesios 5:25-26, 28-29). La esposa se somete a su marido porque él se ha ganado el derecho dando respeto y amor a ella (Efesios 5:22).

En el reino había un hombre íntegro llamado Nabot,  quien era el dueño de un viñedo contiguo al palacio de Acab. Un día, el rey le ofreció comprarle el terreno pero Nabot rechazó vendérselo. El monarca se enojó tanto que se fue a llorar a su dormitorio, y Jezabel se burló de él por ser tan débil.

Ella conspiró para deshacerse de Nabot al orientar a dos de sus borregos que inventaran que este hombre noble había maldecido a Dios y al rey, y finalmente, lo ejecutaron a pedradas. Luego confiscaron su propiedad (1 Reyes 21:1-16). Así queda demostrado lo cruel, avara y asesina que era esta mujer.
Era tan terca Jezabel en conseguir lo que quería que no le importaba a quién le quitaba la vida en su camino. Al igual que todos los que desafían a Dios, la muerte de esta pareja fue terrible. Ellos se ganaron una reputación de corruptos y despiadados, y sufrieron muertes violentas como parte del juicio del Señor por sus pecados. El rey murió en una batalla contra Siria. Más adelante, Jezabel fue lanzada desde una torre y los caballos le pasaron encima. Finalmente, los perros devoraron su cuerpo (2 Reyes 9:30-37).
El tiempo nos dirá si esta historia tiene alguna semejanza con lo que pasa en Nicaragua.
José Ramón Quiñónez.
¿Dejarán morir a Leopoldo López?
América necesita líderes democráticos, no mártires. Leopoldo López, el preso político más importante del continente, continúa detenido por el capricho de Nicolás Maduro, aun presidente del Estado más corrupto de América.
A López la mayoría del congreso le concedió amnistía sobre los supuestos delitos, pero no sale porque solo tiene la fuerza de la razón, mientras sus captores,  algunos altos militares involucrados con el narcotráfico encabezados por Diosdado Cabello,  tienen la razón de la fuerza y la aplican sin importar el desprestigio y vergüenza que les toque soportar a todas las fuerzas armadas bolivarianas.

En una  reciente reunión de La Habana entre estos militares y la narcoguerrilla colombiana concluyeron que Leopoldo nunca debe llegar a presidente porque escucha la voluntad popular y puede mandar a destruir los laboratorios de droga localizados en toda la frontera con Colombia. Por esto también es posible que acordaran matarlo y desaparecerlo. Tal vez crean que esta extrema y criminal decisión bajaría la tensión y presión internacional que sufre el gobierno de Maduro, pues piensan que esta decisión no lo desprestigiaría más de lo que ya está.

Colombia, Argentina y  Estados Unidos deben actuar antes que sea demasiado tarde. Otras naciones de América guardarán un silencio cómplice, cobarde y criminal, asegurándose así su cuota de petróleo que es como la sangre del hambriento, pobre y sufrido pueblo venezolano.

Si los sicarios aun no atentan contra la vida del líder opositor es por la mirada atenta y acusadora del papa Francisco desde la colina del Vaticano, de Luis Almagro desde la OEA, Liliam Tintori, la heroica esposa desde las calles venezolanas,  y sobre todo Dios, desde los cielos con su perfecta justicia que puede tardar pero siempre llega como lo cantaba el chileno Víctor Jara.

También ha puesto sus ojos en este vergonzoso caso el libertador Simón Bolívar, aun nos recuerda: “Si la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho”.
 Leopoldo Villalta López.

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