Saltaron las notas sobre la escala de los colores pero no en el camino sino con el canto en bienvenida a los nuevos senderos. El coro de la UPOLI siguió las insinuaciones del poeta desde el momento en que la curiosidad lo descubrió en el Centro Cultural Pablo Antonio Cuadra, donde se puso en relieve la afinación de tónica cuyo contenido tuvo como letra esencial: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, donde lo visible y lo audible vislumbraban la altura y la duración del sonido. Se podía descubrir que el mensaje tenía mayor conocimiento por la vía del poema, convertido por la innovación lírica y musical en una pieza sonora.
Cantares como ese están dotados de singularidad con la coyuntura en lucidez ,pues no muy fácilmente las diversas voces con el contrapunto —nota contra nota— brincando en el camino y de otras estrategias acaso más complicadas con el juego tonal, más difíciles de lograr, podían producir un efecto tan concordante con la armonía, lo cual constituyó un reto para las metas de una institución grupal que además de someterse al arreglo, anduvo también por los caminos del alba para el cual son magníficos trazadores de ruta, maestros bucólicos como Erwin Krüger.
El concierto no solo tuvo una motivación benéfica sino que contribuyó a mostrar los juveniles encantos de prospectos en formación para empinarse en el futuro en las cumbres donde también se elevan las voces de las sopranos, una de ellas Daniela Murillo enfáticamente mencionada por la Directora del Conservatorio María Caridad Rosado en la representación de la comedia musical “The Sound Of Music” de Richard Rodgers. Solistas y coristas llenaron al espacio de aire puro y no del que se contradice con la legitimidad.