Jeffrey Lara tiene 18 años y estudia artes escénicas en la Escuela Nacional de Teatro. Dice que lleva dos años en la actuación. De su experiencia relata que “todo comenzó como una pasión”, y que participar en la obra, Se alquilan cuartos, es un doble reto, darle vida al muñeco y enfrentarse en la obra con los estereotipos que muchos reproducimos de manera errada.
Lara representa a “Rodolfo, es drogadicto, le pega a su esposa, una maestra sumisa. Es machista, golpeador, nunca permite que la mujer por ninguna razón dé una orden en la casa o tenga algún papel importante, él siempre está oprimiendo a la maestra”, relata.
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Integran el elenco: Jeffrey Lara, Katherine Lara, Angélica Castillo, Rodrigo Vargas, Jorge Orozco, Kevin González, Leonel Granados, Uriel Molina, y Eduardo Benavidez. Elaboración y confección de escenografía. Gustavo González
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Katherine, hermana de Jeffrey, que estudia fisioterapia, dice que nunca ha actuado y es la primera vez con títeres. Representa a dos muñecas, Margot que tiene 16 años, que empieza a tener relaciones sexuales con el vecino, sale embarazada, y aborta, y Chepita que desde muy joven es prostituida por su esposo en Guatemala, al regresar a Nicaragua sigue en la prostitución, “el marido la maltrata, es una relación de masoquismo”, explica.
A sus 22 años, Katerine dice que estar en esta obra es una experiencia muy enriquecedora. “Vas a ver la transformación de los oprimidos”, agrega.
Estas escenas han sido retomadas de Se alquilan cuartos, cuentos del escritor nicaragüense Juan Aburto y adaptadas por César Paz, actor y director de Teatro Estudio de Nicaragua.
Paz sitúa que en la obra aplica la técnica del teatro del oprimido, retomando las enseñanzas del dramaturgo y pedagogo brasileño Augusto Boal quien recurre a que “no se puede liberar un oprimido mientras no reconoce a su opresor”.
De esos personajes que sufren Rosa Angélica Castillo, estudiante de Filología y Comunicación, asiente que representa a una maestra abandonada, cuyo marido la maltrata, pero que luego ella reproduce el modelo de agresora, cuando viola a un joven.
Castillo confiesa que es muy difícil e incómodo realizar papeles como la maestra. “Soy feminista, y es molesto cuando toca interpretar papeles con los que no estás de acuerdo, más si luchas contra la violencia, y el abuso, es complicado ir en contra de tus criterios, pero es positivo el aprendizaje”.
El director anota que la puesta en escena por los dolorosos enfoques contiene mucho humor. También dice que hay juegos escénicos con “luz negra”, técnica que invisibiliza a los personajes y destaca el objeto en lo oscuro.
No obstante, Jorge Orozco —quien en la obra representa a don Fermín— admite estar contento de trabajar por primera vez con los títeres de piso y con el teatro foro, “una obra donde hay participación del público, aquí nada es sugerido y todos los puntos quedan claros”.
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