Wendy Álvarez Hidalgo
Nicaragua no solo afronta el reto de modernizar su matriz productiva, también debe actualizar la formación de su fuerza laboral. Ambas combinaciones permitirán a la economía elevar su productividad y ser más competitiva. Los avances de la tecnología en la industria han ocasionado que la mano de obra nicaragüense se esté quedando obsoleta, por su poca formación y actualización.
Ernesto Medina Sandino, presidente del Foro Eduquemos, sostiene que para transformar esa realidad se requiere de una reforma profunda en el sistema educativo que privilegie la educación técnica. Las universidades tendrían que elevar su calidad y aportar más a la economía a través de la generación de conocimiento e investigaciones.
La vicerrectora de Student Success (Éxito Estudiantil) de la Universidad de Álamo, Texas, Adelina S. Silva, sugirió impulsar en el país un estudio que identifique con exactitud el número de la mano de obra que necesita formación y actualización, las necesidades de las empresas y que se busquen incentivos para impulsar programas de formación. En el caso de Texas, por ejemplo, dice que los trabajadores en formación su carga impositiva es más baja.
[/doap_box]
Muestra de ese retraso, es que según Sandino, gran parte de la mano de obra se ha quedado empírica y desactualizada. “Los mecánicos nuestros se han quedado obsoletos frente a los cambios que ha sufrido la industria automotriz, ahora todo es electrónico”.
Para Medina, también rector de la Universidad Americana (UAM), el Estado, la empresa privada, la sociedad civil y las universidades deben volcar sus esfuerzos a mejorar ese grave deterioro porque de lo contrario no se podrá responder a las necesidades de las industrias.
“Ya es hora que comencemos a pensar en esto y tratemos de darle una solución. Tenemos que entender que vivimos en el siglo XXI y que la tecnología y la ciencia nos ha cambiado de una manera sorprendente”, enfatiza.
En Nicaragua, la fuerza laboral está conformada por más de tres millones de personas, la mayoría labora en el sector informal, donde la precariedad y los bajos salarios dominan el mercado.
Según datos del Banco Central de Nicaragua (BCN), a julio solo 676,200 trabajadores están asegurados, de una Población Económicamente Activa (PEA) de 3.17 millones de personas.
“He conversado con empresas que venden suministros eléctricos y me han dicho que tienen enormes problemas para encontrar electricistas que sepan manejar sistemas modernos que ahorren energía”, afirma Medina.
EXITOSO MODELO DE FORMACIÓN
Y en esa búsqueda de un modelo que dé oxígeno a la deteriorada calidad de la fuerza laboral nicaragüense, fue que ayer la vicerrectora de Student Success (Éxito Estudiantil) de la Universidad de Álamo, Texas, Adelina S. Silva, expuso ante delegados de la empresa privada, organizaciones no gubernamentales, fundaciones vinculadas a la educación y organismos de Naciones Unidas, como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) una experiencia de éxito que ha modernizado la fuerza laboral en ese Estado fronterizo de Estados Unidos.
Silva explicó que desde hace varios años vienen impulsando un programa que consiste en reclutar la mano de obra que necesitan las industrias, las preparan y luego las incorporan a los puestos de trabajos.
Este modelo de formación ha favorecido sobre todo a inmigrantes y el nivel de calidad de la mano de obra se ha elevado en ese Estado, tanto así que ahora se está implementando ese método en otros sitios del país y cruzando fronteras. El 61 por ciento de las personas que han sido capacitadas y en constante actualización son hispanos. La ventaja es que en ese Estado los inmigrantes no necesitan estar legal para acceder a la educación.
Las empresas asumen el compromiso de contratar a la mano de obra que se está formando, y ya capacitados estos deben comprometerse a trabajar con salarios dignos por un período determinado.
Ver en la versión impresa las páginas: 2 C