DAMASCO, Siria/AP/EFE/AFP
El ataque a Siria por parte de países de Occidente, que ayer expresaron estar dispuestos a llevarlo a cabo, podría iniciarse hoy mismo, informaron funcionarios estadounidenses a la cadena NBC, y agregaron que comenzaría con una primera oleada, a la que seguiría una evaluación de los daños por parte de aviones espía y satélites, y una segunda tanda de bombardeos.
Fuentes del Gobierno estadounidense informaron a la cadena CNN que el ataque limitado a Siria durará solo unos pocos días y se centrará en objetivos militares de las fuerzas leales al presidente Bachar al Asad.
El presidente francés, Francois Hollande, informó ayer que Francia está “lista para castigar a aquellos que tomaron la decisión abominable de matar con gas a inocentes”, en Siria.
Mientras, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, expresó también que las fuerzas militares estadounidenses están listas para atacar a Siria de inmediato si el presidente Barack Obama da la orden.
“Hemos desplazado efectivos a la zona para ser capaces de responder a cualquier opción que decida el presidente”, afirmó Hagel a la televisión británica BBC, quien posteriormente consultó telefónicamente con sus homólogos británico y francés.
El ataque se llevaría a cabo por medio de misiles guiados del tipo “Tomahawk” lanzados desde destructores y submarinos en el mar Mediterráneo y, según el diario The New York Times, irían dirigidos a algo menos de medio centenar de objetivos estratégicos. Entre ellos, el diario indica que no se incluirían los centros de almacenaje de arsenales químicos, por miedo a desatar una catástrofe medioambiental o humanitaria, pero sí unidades de artillería y centros de mando implicados en los ataques químicos denunciados.
Otros objetivos podrían incluir bases aéreas donde operan helicópteros de fabricación rusa y se debate si ampliar el ataque contra unidades comandadas por la familia Asad o contra instalaciones presidenciales.
Según el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, el ataque no incluirá “tropas sobre el terreno” y no tiene como objetivo conseguir un cambio de régimen, algo que obligaría a que EE. UU. y sus aliados se vieran involucrados en el conflicto de manera más profunda.
SERÍA CATASTRÓFICO
El portavoz de la cancillería rusa, Alexandre Lukashévich, afirmó que “los intentos de obviar el Consejo de Seguridad, creando una vez más pretextos artificiales y sin pruebas para intervenir en la región, pueden derivar en más sufrimiento en Siria y consecuencias catastróficas para Oriente Medio y el norte de África”.
Según The New York Times, el temor de EE. UU. a intervenir en el conflicto sirio, aún de manera limitada, es que aumente la presión del flujo de refugiados sobre Turquía o Jordania y que grupos como Hizbulá, que respaldan a Al Asad, decidan ataques de represalia.
INFORMACIÓN COMPARTIDA
Fuentes gubernamentales revelaron a CNN que las conclusiones de un informe de inteligencia que prepara EE. UU. para justificar la intervención serían dadas a conocer ayer, o en todo caso antes de que acabe la semana. En ellas se incluirían datos sobre comunicaciones del Ejército sirio y fotos de satélite de instalaciones de armamento químico, que supuestamente probarán la responsabilidad del régimen en el ataque de hace una semana.
La ONU manifestó ayer que si Estados Unidos tiene pruebas de la autoría del presunto ataque con armas químicas a las afueras de Damasco debe compartirlas con el equipo de expertos que están sobre el terreno investigando el ataque.
La oposición siria anunció ayer que los países occidentales les han comunicado ya que lanzarán una intervención de forma “inminente”, aunque un alto cargo militar de los rebeldes considera que el comienzo del ataque será la semana próxima. La Liga Árabe se unió al llamado por una acción de castigo, culpando al Gobierno sirio del ataque y pidiendo que los responsables sean juzgados.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Siria, Walid Mualem, desafió a EE. UU. a presentar pruebas para respaldar sus acusaciones y comparó las críticas a las emitidas por la Casa Blanca en 2003 de que Irak poseía armas de destrucción masiva, realizadas antes de la invasión a ese país encabezada por Estados Unidos, las cuales a la postre resultaron ser falsas.
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