Tegucigalpa/ACAN-EFE
El presidente de Honduras, Porfirio Lobo, culpó hoy en parte a los organismos defensores de los derechos humanos por la violencia criminal en su país, que a diario deja un promedio de 20 muertes.
Según Lobo, su proyecto de combatir el crimen organizado orientado a “endurecer las penas plasmadas en el Código Penal” no tuvo eco en el Parlamento desde inicios de su gestión, en enero de 2010.
Su iniciativa no ha sido posible “ya que los defensores de derechos humanos obstaculizan el establecer enmiendas y reformas totales para mermar la proliferación de la violencia y criminalidad”, añade un mensaje de Lobo en la red social Facebook.
La denuncia la hizo Lobo cuando le faltan seis meses para cumplir su mandato de cuatro años, que concluirá el 27 de enero de 2014.
En su campaña política Lobo solamente prometió dos cosas a los hondureños: trabajo y seguridad, pero tres años y medio después de haber asumido el poder no ha podido cumplirle a sus compatriotas ninguna de ellas, algo que le recuerdan con frecuencia diversos sectores sociales.
El coordinador de la Red de Instituciones por los Derechos de la Niñez (Coiproden, privada), Wilmer Vásquez, le respondió al presidente que la inseguridad que vive Honduras obedece “a la impunidad” que campea en el país centroamericano.
Vásquez, además, calificó a la mayoría de los políticos locales de “vendedores de seguros fracasados” que no han sabido resolver los problemas que tiene el pueblo hondureño.
En su opinión, la impunidad en Honduras se ha convertido en “una política de Estado”, por lo ineficaz que han resultado los operadores de justicia y los policías, muchos de ellos implicados en crímenes y otros delitos.