Lisboa/EFE
Cientos de manifestantes protestaron hoy contra la visita de la canciller alemana, ngela Merkel, a Portugal, a las puertas del centro de convenciones donde asistía a una reunión de empresarios de los dos países.
“Merkel vete”, “Merkel muere”, eran algunos de los lemas de las pancartas y los gritos de los manifestantes ante el Centro Cultural de Belem (CCB), rodeado por cientos de policías.
Los manifestantes quemaron un muñeco que representaba a la canciller vestida con uniforme nazi y derribaron algunas vallas de protección pero no hubo enfrentamientos con el numeroso contingente policial que rodeaba el CCB, próximo al emblemático Monasterio de los Jerónimos.
María Elena Salgueiro, de 70 años, una manifestante que portaba un cartel contra Merkel, dijo a Efe que no quiere que su país sea “una colonia alemana” y acusó a Berlín de “hundir” a Portugal y los demás países periféricos de Europa.
Varias plataformas cívicas apoyadas por partidos de izquierda y sindicatos habían convocado una marcha para expresar su repudio a la visita, soltaron globos negros y llenaron varios monumentos lusos de carteles contra Merkel, la troika y el Gobierno conservador portugués.
Conocidos intelectuales lusos publicaron un manifiesto contra la visita de la canciller y, al igual que el partido Los Verdes, la declararon “persona non grata”./ Decenas de manifestantes gritaron y silbaron también a la gobernante alemana ante el palacio presidencial de Bélem, cerca del CCB, al que acudió para entrevistarse con el jefe de Estado luso, Anibal Cavaco Silva, nada más llegar al país.
Merkel realizó una visita de seis horas a Portugal en medio de fuertes medidas de seguridad, en la que se mostró comprensiva hacia las protestas en las democracias./ Aunque reconoció las “dificultades” que se viven en Europa, no dejó de defender las medidas de ajuste y el cumplimiento de las duras e impopulares reformas emprendidas en Portugal como única vía de hacer sus finanzas sostenibles.
Además de la reunión con los empresarios y la entrevista con Cavaco, ambas en la misma zona de la ciudad, fuertemente custodiada por la Policía, la canciller solo se desplazó por Lisboa para reunirse con el primer ministro, Pedro Passos Coelho.
La reunión no se realizó, como es habitual, en la céntrica residencia del primer ministro, muy cercana al Parlamento y escenario de algunas protestas violentas en los últimos meses.
Los dos mandatarios comieron juntos y dieron una rueda de prensa, en el inexpugnable fuerte de Sao Juliao da Barra, en la costa de Oeiras, a 20 kilómetros de Lisboa.