Saúl Martínez
Justo a dos metros del río Acome, el humo negro se levanta hacia repartos periféricos y barrios de la zona sur de Chinandega, debido a las llantas que son quemadas para extraer el hierro.
“La comisión es con el Minsa, Procuraduría, Policía, entre otros, para hablar con dueños de talleres, ingenios y empresas y resolver en conjunto”, dijo el delegado.
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Los propietarios de las llantas no se acercan al sitio, dejan que el trabajo lo hagan menores del reparto El Limonal – un precario con casas de cartón, madera y plástico con 200 familias- para que vigilen el fuego, recojan el hierro y lo comercialicen.
El quintal del hierro de llantas radiales y de vehículos pesados tiene un valor en las chatarreras de 190 córdobas. Un total de 15 libras de hierro puede resultar de una llanta de camión que es adquirida en 10 córdobas.
Alberto Prado dijo ayer que el humo invade los hogares de los repartos Walter Arata, La Florida y Bello Amanecer debido a la quema insoportable de las llantas y llamó a las autoridades que detengan esa práctica malsana.
“Esto daña la naturaleza, la capa de ozono y a las personas con enfermedades pulmonares, tales como la neumoconiosis”, dijo el médico Pedro Leonardo Otero Godoy, subdirector interino del Hospital España.
UNA VÍCTIMA
Don José Baldelomar Vázquez, aunque busca hierro, botellas y cartones para sobrevivir, dice que la quema de llantas le repugna. Él sospecha que eso provocó la muerte de un vecino.
“Eso maltrata el medioambiente, seca los árboles, causa enfermedades a los niños y a los adultos. Las autoridades no vienen y todos los días queman esas llantas. Ahí viene un pequeño camión a dejárselas a unos seis”, dice.