- G20 destina US$ 1 billón para países más golpeados por la crisis
Los compromisos en materia de ayuda económica y supervisión financiera, acordados ayer por el Grupo de los 20, cumplieron las expectativas depositadas por los países de Latinoamérica.
Los líderes del Grupo de los 20 países más industrializados y economías emergentes (G20) anunciaron un billón de dólares (un millón de millones) destinado a instituciones de crédito como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM) para ayudar a los países más golpeados por la crisis internacional.
“Este dinero se prestará a quien lo necesita y, gracias a Dios, el FMI no pondrá las condiciones de crédito de hace unos años”, dijo el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
Lula da Silva salió de la cumbre fortalecido como un referente de la región para todo el mundo. “Todo el dinero que se inyecta en la economía es para generar crédito y dinamizarla”, añadió.
México, Argentina y Brasil ejercieron la representación latinoamericana en Londres, con éxito en la mayoría de sus reivindicaciones, ya que las economías emergentes vieron atendidas gran parte de sus demandas con el billón de dólares comprometido para rescatar a las naciones más necesitadas.
“Es la primera vez que los países ricos y los emergentes hablamos de igual a igual”, dijo Lula en una conferencia de prensa en el Consulado brasileño en Londres después del encuentro. “He participado en muchas reuniones y hoy (ayer jueves) ocurrieron cosas muy importantes para la historia de los países y la historia de la humanidad”.
COSTA RICA EN LISTA NEGRA
Junto a este plan económico sin precedentes, el G20 acordó poner cerco a los paraísos fiscales, como Costa Rica, una de las peticiones en la que había hecho especial hincapié la presidenta argentina, Cristina Fernández.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) emitió una “lista negra” de cuatro países, incluidos Costa Rica y Uruguay, considerados paraísos fiscales que no cooperan con autoridades internacionales. El final del secreto bancario y la necesidad de informar sobre cualquier beneficio fiscal abre la puerta a una mayor regulación financiera, que evite una crisis como la actual.
Otro de los síntomas positivos fue la mención explícita de todos los presidentes a no marginar a las economías emergentes en la toma de decisiones que también las afectan.
Sin duda, Lula parece haberse convertido en el portavoz de este grupo de países que piden paso entre las naciones más poderosas y durante el día que duró la cumbre gozó de un notable protagonismo.
Durante la foto de familia, el presidente estadounidense Barack Obama dijo de Lula que era el presidente más popular del mundo. El mandatario brasileño quiso restarle importancia al halago, a pesar de que su nombre estaba en boca de todo el mundo.
Con buen humor y sin rehuir ninguna pregunta, Lula reconoció que Brasil aportará su granito de arena al FMI para ayudar a los países que lo soliciten para hacer frente a la crisis y precisó que su país no tiene intención de pedir un crédito al Fondo, porque no lo necesita.