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Carlos Fonseca, ganador del Premio Creación Joven de la Fundación Loewe. (LA PRENSA/CORTESIA)

Premio Creación Joven de poesía

“Una oscuridad brillando en la claridad que la claridad no logra comprender”, da título a la obra ganadora del joven poeta nicaragüense Carlos Fonseca, que obtuvo el Premio Creación Joven de la Fundación Loewe en España Carlos Fonseca es nicaragüense, tiene 18 años y en el corto tiempo en su carrera de poeta, cosecha un […]

  • “Una oscuridad brillando en la claridad que la claridad no logra comprender”, da título a la obra ganadora del joven poeta nicaragüense Carlos Fonseca, que obtuvo el Premio Creación Joven de la Fundación Loewe en España

Carlos Fonseca es nicaragüense, tiene 18 años y en el corto tiempo en su carrera de poeta, cosecha un premio internacional de poesía, el Premio Creación Joven de la Fundación Loewe, que todos los años se entrega en Madrid, y que concede 7,000 euros (10,220 dólares). Estudia actualmente el primer semestre de la carrera de Filosofía en la Universidad Iberoamericana (UIA) en Ciudad de México.

La obra ganadora lleva por título Una Oscuridad Brillando en la Claridad que la Claridad No Logra Comprender, y según su autor “Es una línea del Ulises, de Joyce”, que compitió con 1,081 participantes de un total de 33 países, una quinta parte de los cuales no sobrepasaban los treinta años.

El poemario compuesto por 28 poemas, según el jurado versa sobre el amor, la condición misma del poeta y la literatura en general, fue escrito “de tres años para hoy”, por el joven autor que fue seleccionado por un jurado de prestigio internacional, entre ellos el director de la Real Academia Española (RAE), Víctor García de la Concha y, el teórico literario Carlos Bousoño, los escritores Francisco Brines, José Manuel Caballero Bonald, Juan Antonio González-Iglesias, Eduardo Lizalde, Ana María Moix, Jaime Siles y Luis Antonio de Villena.

Junto al premio de Creación Joven, la Fundación Loewe otorgó también el XX Premio Internacional de Poesía al escritor español Vicente Valero (Ibiza, 1963) por su libro Días de Bosque.

En entrevista exclusiva para La Prensa Literaria, Carlos Fonseca revela algunas pistas sobre su libro ganador, su autores predilectos, lecturas, y sobre su vida de poeta.

¿Cómo has recibido la noticia del premio?

Estoy muy satisfecho con haberlo ganado. La verdad me tomó por sorpresa. Tenía la expectativa de ganarlo, siempre lo creí muy posible; pero hay una distancia considerable entre el pensamiento y su realización.

¿Qué compromisos asume un joven escritor cuando se gana un premio internacional?

Tiene que voltear su mirada hacia lo que ha creado hasta ahora, y decidir si eso quiere seguir haciendo. La poesía fue siempre algo muy espontáneo, orgánico, con la que crecés y con ella tenés que vivir. Pero cuando veo el porvenir me da vértigo y no sé si seguiré estudiando o me dedicaré a seguir escribiendo. Aunque a uno le da la sensación que nunca te vas a poder separar de ella.

¿Cuando decidiste ser escritor? ¿Fue una decisión consciente o la literatura como pasatiempo?

Lo decidí cuando tenía 15 años. Escribía desde antes, pero a los 15 decidí dedicarme a ello e intentar innovar en la poesía. Desde los 15 hasta hoy ha sido un camino azaroso; he odiado y amado la poesía intermitentemente.

¿Cómo se ha visto esta decisión en tu familia, te ha apoyado?

Creo que no se ha tomado demasiado en serio hasta ahora. Mi mamá siempre me apoyó y con mi papá hubo sus discrepancias que se resolvieron. Ahora creo que cambiará radicalmente su visión de mi quehacer poético. Por el otro lado, en la familia también tengo un primo que escribe, William Grigsby.

¿Qué fue lo que te llevo a la poesía, o qué autor?

Esa pregunta la he visto contestar con mucha solemnidad, pero en realidad son hechos triviales y frívolos que dan nacimiento a la poesía en uno. Digo, al menos así fue para mí. Me gustaba una chavala, allá por los 11 ó 12 y decidí escribirle un poema porque estaba celoso. Después, mi profesor de literatura, que de por sí es un gran poeta, Adolfo Beteta, me mostró literatura inglesa y norteamericana, y al rato le daba a corregir mis primeros poemas que ya no sólo versaban sobre temas amorosos.

¿Qué tal es tu relación con los poetas jóvenes de Nicaragua?

Casi no conozco. Me llevo muy bien con mi primo, pero de allí no he querido entablar relaciones con nadie, nunca me ha llamado mucho la atención formar parte de un grupo literario.

En una entrevista dijiste que Gioconda Belli te envió la convocatoria para el concurso, ¿cómo es tu relación con ella?

Bueno, hace unos meses le envié un correo con varios poemas. La conocí en la casa del café y desde entonces nos hemos comunicado por correo electrónico. Ella fue la que me mandó las bases del concurso y me instó a que participara en él.

¿Cuáles son tus lecturas de cabecera?

Lecturas de cabecera… creo que mi mayor impacto, y cuando ya estaba más maduro literariamente, fue el Ulises, de Joyce. Rimbaud ha sido para mí mucho más que una lectura, y asimismo he leído con avidez los poemas de Carlos Martínez Rivas y Joaquín Pasos. Seguramente estoy olvidando a muchos autores, ah bueno, la literatura de Jorge Luis Borges la admiro mucho, así como a Mallarmé… en todo caso, me parece injusto hablar de lecturas de cabecera, cuando ellas se filtran, sin uno darse cuenta, en tu propia escritura. Y luego no sabemos reconocerlos.

¿Cómo te sentís ser el poeta más joven de Nicaragua con un premio como ese, tomándole la delantera internacional a muchos, incluso a autores viejos y de trayectoria?

No lo veo como un asunto de estar adelante o estar atrás de otro. Tuve la fortuna de ser reconocido a esta edad, cosa que pocos tienen. Me complace mucho.

¿Los lectores como debemos de leer el título de tu poemario: “Una Oscuridad Brillando en la Claridad que la Claridad No Logra Comprender”?

Es una línea del Ulises de Joyce.

El fallo del jurado decía que los poemas versaban sobre el amor, la condición misma del poeta y la literatura en general. ¿Hablás de vos, o de lo que creés que es la condición de un poeta?

Hablo de mí, como poeta y como quien le ha tocado cargar con la poesía. Pero hago énfasis en, digámoslo así, la situación actual de la poesía y en la situación en que ésta pone al poeta mismo. Cuando decía condición me refería a eso: ¿qué puede hacer el poeta del siglo XXI para escribir algo innovador, para no repetir los cambios de vanguardia y demostrar que la poesía no se ha agotado?

¿Tenés una profunda influencia de Joyce?

No la llamaría profunda. Incluso, no conozco toda su obra. Lo leí y me cambió la visión que yo tenía. Si he de hablar de alguna influencia, ha sido no en la poesía misma, sino en cómo vivir la poesía. Y esa influencia es de Rimbaud.

La Prensa Literaria

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