“El arte del mimo es el grito desgarrado del alma entre el bien y el mal”. En 1997 el francés Marcel Marceau explicaba al diario español El Mundo su trayectoria como mimo y las razones por las que había escogido esa forma de arte, como la idónea para transmitir su mensaje. “El mimo tiene que ser claro y legible. No puede hacer trampas. Con las palabras se puede ocultar todo”.
Marceau falleció el sábado a los 84 años, tras seis décadas traspasando fronteras con sus gestos melancólicos y las historias sin palabras de su célebre personaje Bip, inspirado en el comediante británico Charles Chaplin, y que el mismo Marceau definió como “un Don Quijote que se bate con los molinos de la vida actual”.
De apariencia frágil pero con gran vivacidad, Marceau, quien estuvo en Nicaragua, fue el artífice del renacimiento, tras la Segunda Guerra Mundial, del arte de la pantomima.
El Primer Ministro de Francia, François Fillon, saludó “al artista, al maestro, al resistente” que “encarnará para siempre al payaso melancólico y poético que era su doble”.