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Entiendo que el solo hecho de perdurar en el negocio del espectáculo te da cierto status de celebridad, porque es muy difícil sobrevivir en Hollywood, sin volverte loca o adicta (La Prensa/ New Line Cinema)

Susan Sarandon:“Guardo el Oscar en el baño”

Las carreras en Hollywood a veces se miden con imaginarios relojes que valoran la importancia de un actor por un éxito esporádico que refleja millonarias recaudaciones. Pero cuando llega el momento de medir la calidad de un actor con la constancia de sus trabajos a lo largo del tiempo, muy pocas actrices han logrado el […]

Las carreras en Hollywood a veces se miden con imaginarios relojes que valoran la importancia de un actor por un éxito esporádico que refleja millonarias recaudaciones. Pero cuando llega el momento de medir la calidad de un actor con la constancia de sus trabajos a lo largo del tiempo, muy pocas actrices han logrado el prestigio de alguien como Susan Sarandon.

Sin ir más lejos, en los próximos doce meses la veremos en nada menos que seis películas, incluyendo dos de ellas que en Estados Unidos estrena con apenas una semana de diferencia en el próximo mes de Septiembre: “In the Valley of Elah” con Tommy Lee Jones y Charlize Theron y “Mr. Woodcock” con Billy Bob Thornton (ex de Angelina Jolie).

Su nombre verdadero es Susan Avigail Tomalin, aunque todavía conserva el apellido de su primer esposo, Chris Sarandon. Habiéndose casado en 1967, cuando todavía eran compañeros en la Universidad Católica Americana, Susan había ido por primera vez a la audición de una película junto con su esposo Chris, sólo porque él ya había tenido experiencia en teatro. Lo curioso es que él no consiguió el trabajo y ella terminó siendo elegida para el papel principal femenino de Melissa Compton en la película Joe.

“Yo experimenté el típico Sexo, Drogas y Rock ‘N Roll. Todo aquel que vivió mi época, pasó por eso”, recuerda. “Los jóvenes pensaban de otra forma. Pero no fui tampoco promiscua en el sentido que viven hoy, porque yo me casé muy joven.”

Filmando la película “Bull Dirham”, sorprendió al ponerse de novia con un actor doce años más joven que ella. Y aunque todos apostaron a un romance de verano, cumplieron veinte años de convivencia con aquel mismo actor, Tim Robbins. Juntos, tuvieron dos hijos (Henry y Miles Guthrie) pero nunca quisieron casarse.

“Todavía no siento la necesidad de casarme con Tim (Robbins)”, insiste en aclarar Susan. “A lo mejor, cuando tenga 80 años me parece una idea interesante. Pero por ahora, tengo la duda de dar nuestra relación por hecho, si firmamos un contrato que diga ‘Soy tuya’.”

Los contratos, solo quiere firmarlos en cine. Y no le va para nada mal. Con la inolvidable Thelma & Louise (1991) recibió una segunda nominación al Oscar, repitiendo la experiencia de una nueva nominación al siguiente año, con el drama Lorenzo’s Oil (1992) que protagonizó con Nick Nolte. Con Tommy Lee Jones y la película The Client (1994), volvió a ser nominada una vez más. Pero el Oscar recién lo ganó en la quinta nominación, gracias a la película Dead Man Walking (1995), que justamente dirigió su pareja Tim Robbins (nominado como Mejor Director) a la par del ex novio Sean Penn (también nominado en aquella oportunidad, como Mejor Actor).

Destacada como una de las mejores actrices de cine, Susan Sarandon conoce muy bien el lugar que ocupa insistiendo: “Entiendo que el solo hecho de perdurar en el negocio del espectáculo te da cierto status de celebridad, porque es muy difícil sobrevivir en Hollywood, sin volverte loca o adicta.”

Con un futuro tan ocupado, nos adelantamos para entrevistarla, rescatando la humildad que Susan Sarandon ha logrado conservar después de tantos éxitos y tan pocos fracasos.

¿A lo largo de su exitosa carrera aprendió a afrontar también los fracasos con la misma seriedad?

Me encanta cómo pasaste del éxito al fracaso en una sola oración con mi carrera (se ríe). Todos mis amigos fracasaron y yo nunca pensé en tener una larga carrera. Para mí, siempre fue una forma de vida, como un examen personal. No sé. Yo nunca estudié actuación. Nunca pensé que iba a ser lo que soy y recién después de trabajar como actriz durante diez años, me di cuenta que era actriz. Incluso después, cuando tuve hijos, pensé que mi carrera podía terminar en cualquier momento.

¿De verdad?

Nunca manejé un concepto de carrera y probablemente te des cuenta si te fijas en mi trabajo, porque es un ejemplo de cómo se pueden quebrar todas las reglas que probablemente existen: me tomé años sin trabajar; interpreté a una madre cuando no se supone que lo hagas. Hice todo lo que no se supone que deba hacer. Tampoco nadie me había dicho que a los 40 años se supone que no vas a seguir trabajando y por eso, yo no lo sabía. Nunca pensé así. Y por eso seguí trabajando, tomando los roles que a lo mejor se supone que las mujeres tienen que hacer.

¿Qué significa el éxito para usted?

Para mí el concepto de éxito, si es que te refieres al cine, es generar un cambio. He estado con muy poca gente a la que han llamado genios y no se tiene en cuenta al genio que se irrita demasiado. Yo destaco la gente que alcanza todo tipo de objetivos y al mismo tiempo cambia, como Bruce Springsteen, por ejemplo, que sigue planteando preguntas pero también cambia su música. Pero a su vez, creo que les estamos fallando a nuestros hijos porque los chicos hoy sólo quieren ser famosos. Todos quieren ser exitosos y ni siquiera tienen idea de lo que quieren hacer.

¿Usted no se considera otro ejemplo? ¿Reconoce la importancia de lo que significa llamarse Susan Sarandon, considerando que otras actrices también quieren ser como usted?

Ah, sí. Eso no lo niego. La palabra ícono la tiran constantemente. Y ni siquiera sé lo que significa. Es como decir que alguien es comunista o feminista. Ya no sé lo que significan esas palabras. Lo que quiero decir es que estoy más feliz de haber conservado los mismos amigos desde hace 25 ó 30 años. Estoy tan contenta de seguir trabajando, como el hecho de tener hijos con los que quiero cenar y me pone más contenta saber que todavía quieran hablar conmigo. Estoy feliz y siento que he diseñado una vida que en última instancia tiene cierto sentido, porque no solo se trata de mí.

Si nunca pensó en ser actriz, ¿cuál había sido su plan original al principio de su carrera?

Creo que mis planes inicialmente, primero que todo, habían sido irme de Nueva Jersey porque sabía que debía haber un mundo mucho más grande en algún otro lugar y es lo que hice. Después me terminé casando pero yo sabía que ese no era realmente el plan. Sabía que servía un propósito pero no era realmente lo que yo quería hacer y por eso pensé que si me mudaba a Nueva York de alguna forma iba a trabajar. Supongo que crecí pensando que iba a tener hijos, pero mucho antes de lo que los tuve. Y además me habían dicho, muy temprano, que yo no iba a poder tener hijos y es otra de las cosas que se suponía que no debían haber pasado, de acuerdo a lo que yo sabía. Crecí siendo la más grande de nueve hijos en un hogar católico y tenía una mirada muy tradicional sobre lo que iba a ser la vida. Nada terminó siendo de la forma en que debía haber pasado. Me reconocieron por cierta clase de trabajo y me volvieron a descubrir como cinco veces, cada vez que filmaba un estilo diferente de cine.

¿Y hay algo que odia de la fama?

Supongo que lo que odio es… A mí suelen castigarme por opinar sobre algo sólo porque soy famosa y al mismo tiempo hay toda clase de actores con ideas de derecha en puestos del gobierno y nadie les dice que no tienen derecho. Sólo los actores progresivos de izquierda son los que se meten en problemas por sus opiniones cuando los malos actores son los que se presentan a elecciones y terminan elegidos (sin nombrarlos, se refiere a Ronald Reagan y Arnold Schwarzenegger). No entiendo cómo funciona, pero así es.

¿Qué opina de las nuevas estrellas jovencitas que están surgiendo en Hollywood?

Trabajé con muchos que son fenomenales, como Natalie Portman o Kirsten Dunst en Little Women. Al principio de mi carrera, cuando era joven, trabajé con algunos hombres que eran realmente estúpidos con el cliché del protagonista masculino que se comporta como un imbécil. Pero en general tuve mucha suerte. Con Jake Gyllenhaal hicimos Moonlight Mile. ¿Con quién más trabajé?

¿Es cierto que por no aparecer como una diva, usted misma guarda el premio Oscar en el cuarto de baño?

Tenemos un cuarto de baño cerca de la puerta de entrada, para los invitados y los chicos lo llaman el cuarto de baño famoso. Ahí están los Oscar y en las paredes pusimos las diferentes nominaciones. No sé como empezó todo pero no teníamos ningún otro lugar que tuviera sentido donde ponerlo. Y ahora hay como una pequeña villa allá adentro. Por cierto, el Oscar de Tim (Robbins) es un poco más alto que el mío. No estoy segura por qué. Supongo que deben haber cambiado el pedestal o algo en los últimos años, porque no creo que la estatua pueda ser más alta a menos que tengan una versión para hombres y otra para mujeres (vuelve a reírse).

¿Hay suficiente lugar como para un Oscar más?

Ya encontraré un espacio. Definitivamente, sí.

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