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Varias Cirugías realizarán los médicos de la Unidad de Quemados a Oscar Dávila para que las secuelas de sus quemadura sean mínimas. ( LA PRENSA/M.ESQUIVEL. )

Terapia es necesaria

Tres meses después de haber caído en un hueco donde ardían todo tipo de desechos, Brenda Alemán volvió a encontrarse con sus amigos del preescolar Francia Número Uno, de Ticuantepe. Los pies de la niña de cuatro años, según relata su progenitora Socorro Alemán, resultaron quemados por completo. Sus escasos recursos y a la vez […]

Tres meses después de haber caído en un hueco donde ardían todo tipo de desechos, Brenda Alemán volvió a encontrarse con sus amigos del preescolar Francia Número Uno, de Ticuantepe.

Los pies de la niña de cuatro años, según relata su progenitora Socorro Alemán, resultaron quemados por completo. Sus escasos recursos y a la vez desconocimiento, impidieron que se trasladara de inmediato a Managua en busca de ayuda médica especializada.

La tragedia ocurrió en abril y sólo semanas después los dedos de los pies de la pequeña se torcieron hacia arriba. Desde ese momento no pudo caminar y sus actividades escolares y juegos infantiles fueron descartados.

Sin embargo, por medio de una enfermera de Ticuantepe doña Socorro Alemán conoció de la Unidad de Quemados del Hospital Metropolitano Vivian Pellas y con la ayuda de las fisioterapeutas su hija volvió a caminar.

“Ahora mi hija es una niña normal, juega, puede correr, estoy alegre porque ya está de nuevo en clases”, expresó Alemán.

La fisioterapeuta Socorro Balladares, mientras da masajes a los arrugados pies de Brenda, dice que lo mejor es comenzar las terapias de rehabilitación desde que los niños están hospitalizados para evitar secuelas como las de la niña que ese miércoles miraba con atención los movimientos de las manos de la especialista.

“Desarrollamos una terapia ocupacional en los niños, la mezclamos con la ludoterapia que como sabemos se basa en juegos infantiles”, explica Balladares.

“Lo ideal es que los padres traigan a sus hijos unas tres veces por semana, pero hay quienes no pueden por su situación económica y entonces diseñamos un plan de terapia para el hogar”, añadió.

Según datos estadísticos de Aproquen, a nivel mundial se estima que los niños que cumplen con un riguroso proceso de terapia disminuyen en un 85 por ciento las posibilidades de sufrir algún tipo de deformación en el área del cuerpo que resultó quemada.

La fisioterapeuta indicó que la mayoría de los padres de niños quemados cumplen casi en un ciento por ciento con las sesiones de terapia, aunque no la realicen en la Unidad de Quemados. Todos, añade, desean que las secuelas de sus hijos sean mínimas para que éstos puedan llevar una vida normal.

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